Narra Samuel.
Me sentía un 1001% mejor, conmigo mismo, con Martina y con todo en general.
Me había quitado un peso de encima bastante grande desde esa noche. Las cosas con Martina iban más que bien, ahora éramos más unidos.
Justo ahora íbamos con los de la promoción para las fotos de pre-grado, era algo esperado por hace muchos años atras, por todos. Es increíble cómo pasaba el tiempo. Fueron más de nueve años, tratando de llegar acá. Aunque no me graduara a la edad correspondiente, lo logré y es lo que importa.
-Soy la más joven de la promoción- dice Martina con su voz emocionada.
-Y yo el más viejo- digo riendo de mí mismo.
-¿Acaso yo te mandé a que perdiera un año?- se burla de mi.
-Vale, ya.
-¿Has visto a Camila?- su voz empieza a apagarse.
Las cosas con Camila no iban del todo bien. Aún hablábamos, pero no tan amenudo como antes. La relación con Matt la estaba consumiendo, solo estaba para él. Se había olvidado de nosotros. Pero por otro lado, se le veía muy feliz y eso nos daba un alivio a ambos.
-No, supongo que debe de venir con Matt.
-Claro. Oye, debemos tomarnos muchas fotos hoy, para cuándo estemos viejitos le mostremos eso a nuestros hijos. Así tendré pruebas de que tuve al mejor amigo del mundo mundial-dice con su voz de niña mimada.
-No soy bueno para las fotos y lo sabes Martina- me bajo de el auto y ella hace lo mismo.
-No importa- se monta en mi espalda y caminamos dentro de la hacienda donde nos tomaremos las fotos.
Empezamos a buscar buenos lugares y poses junto con los compañeros, Camila y Matt por fin estaban separados. Luego de una y mil fotos, todos estábamos riendo y jugando en la piscina. Fue algo agotador, estar en frente de un lente no es muy divertido que digamos, para mi punto de vista. Martina estaba encantada con la situación esta. Era hermosa cuando estaba de ese ánimo, era encantadora.
Ni siquiera con la presencia de Jacob se incómoda. Ni con la gran panza de Samantha. Es como si lo hubiera superado. Luego de seis meses, ya era necesario, que dejara de sufrir por su culpa.
Todos estaban agotados. Brincamos y corrimos por muchas partes, se nos pasó el tiempo rápido. Muchas veces unos caímos sobre otros o algo así. Pero fue divertido. La sonrisa de todos era auténtica.
Mientras todos estaban con una cerveza en la mano, ella con su jugo de naranja, siempre de rebelde. Sus ojos brillaban cada vez que reía. Y aunque la noche empezaba a caer, y todos se marchaban, ella estaba igual de animada.
-Mi madre quiere que vaya este fin de semana a Lacock- se para a mi lado con una cobija sobre sus hombros.
Bueno¿Que quiere que yo le diga? ¿La lista de cosas que tiene que llevar?.
-Yo quería preguntarte si... ¿Quieres venir conmigo?- se había puesto nerviosa- me voy mañana.
-Si, iré- se apoya en mi hombro y nos quedamos en un silencio total.
-Estas hermosa esta noche- no puedo evitar ese comentario- es decir, te ves radiante. Feliz.
-Gracias Samuel.
Ambos nos miramos con calma, inspeccionando al otro. Mi mirada como siempre va a sus labios, esos labios tan perfectamente delimitados. Ella solo me mira a los ojos y veo que se pone nerviosa. Bravo, ahora las has puesto nerviosa. Ella recobra la calma y con confianza se acerca a mi, quedando a solo unos centímetros de el otro, eso lo tomo como un pase. Sin pensarlo la tomo por la cintura y le doy un beso lento y con todo el cariño que puedo. Ella se sorprende pero no tarda en seguirme el beso. Por primera vez en mucho tiempo, siento algo dentro de mi con un beso.
Cuando la respiración nos hace falta a ambos, nos separamos. Nos miramos esperando a que el otro diga una palabra, pero eso no sucede.
¿Qué carajos me pasa? ¡Es mi mejor amiga! Siempre seremos amigos y nada más. Ni siquiera me gusta. Creo que este beso fue curiosidad por saber a qué saben sus labios. Me regaño a mí mismo por tremendo impulso, pero tampoco me arrepiento de esto. ¡Fue tan de repente! Tu no tienes la culpa. Solo fue un momento de debilidad por parte de los dos.
Me abraza y esta vez soy yo el que se sorprende. La abrazo de igual forma con la misma fuerza y cariño con que ella me lo da a mí. No puedo creer que esos brazos tan pequeños y delgados me proporcionen tanta tranquilidad.
Al rato nos separamos y salimos de allí, hacia mi auto. El camino a su casa fue en total silencio, nadie quería decir nada, pero ese silencio no me incómoda, fue un silencio necesario para ambos, necesitábamos pensar en que fue lo que pasó en realidad. Sí solo fue un capricho o de verdad queríamos hacerlo.
Cuando llegamos a su casa, veo que está dormida. Me bajo de el auto y abro la puerta de el copiloto para despertarla
-Mar, hemos llegado- la sacudo un poco, pero ella no reacciona- Martina, ya llegamos.
Empieza a abrir sus ojos con lentitud y despacio busca su bolso, se baja lento y me gira a ver.
-Adiós- me da un beso en la mejilla.
-Nos vemos mañana a las..
-A las ocho está bien- camina hacia su casa y espero a que entre.
Bueno, nos espera un fin de semana, más un lunes festivo en Lacock. ¿Que podría salir mal?. Menos mal y mañana no hay clases, estaríamos muy cansados con tremendo día.
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Tan perfecta (TP#1)
Teen FictionElla era la chica perfecta. Literal. La mejor alumna, buena hija, tenía a el novio soñado, de familia acomodada, atlética, buena líder, buena amiga. En fin, todo lo que tenga que ver con ella era perfecto. Muy linda historia. Pero detrás de tanta c...