Narra Jacob.b
Enamorado. Así me encontraba en estos momentos. Iba a ser padre de una hermosa niña. La podía ver por la ecografía y no pude evitar que unas lágrimas salieran de mis ojos. Samantha lloraba de felicidad. Yo le tomaba la mano y estaba temblando al igual que yo, quizás por el frio, la emoción, la felicidad y el miedo. Porque aunque quiera negarlo, aún tengo mucho miedo de lo que pueda pasar. Ni ella ni yo quería comprometerse de tal forma. Casarse. Era una palabra que nos aterraba.
-Felicidades, esta muy sana- dice el doctor- tiene unos cuatro meses y medio. Nacerá a fines de noviembre.
Solo faltaban cuatro meses y medio.
Luego de eso, fuimos por un café, el frío de esas clínicas eran espeluznantes. Aunque seguía con cierto rencor hacia Samantha debo admitir que después de todo lo que me dijo, no era tan mala, solo seguía ordenes, le tome cariño, era la madre de mi primer hijo.Lo que en realidad me sorprendía era su madre. Cómo puede una mujer que dice amar a su hija, obligarla a quedar embarazada de un chico que apenas y conoce, a sus dieciocho años, sin haber terminado la secundaria. Era indignante, además la había amenazado con echarla de la casa y claro quitarle el apoyo económico. Solo para juntar a mi familia y la suya, no es por nada, pero mi familia es muy importante y más de una madre quisiera que su hija fuera parte de ella.
-¿Estás bien?- digo a Samantha que ahora está distraída.
-¿En realidad sigues odiandome?- le da un sorbo a su café.
-No te odio, solo qué, es díficil para mí todo esto. Entiendo que fue la desición fácil y de desespero, pero no era la correcta Samantha- digo por fin dando respuesta a lo que me contó antes de salir a vacaciones.
-Ya lo sé, llevo más de cuatro meses juzgandome por lo que hice. Fue duro. En realidad no quería dañarte la vida- dice evitando mi mirada- creí que tu entenderías.
-Lo hago, fue una desición difícil, estabas entre la espada y la pared. Mejor, no hablemos de eso, ya pasó. Ahora tenemos una bebé en camino y debemos preocuparnos por ella- digo dando una sonrisa de alivio.
-Vale, ¿Has pensado un nombre?- dice sacando un papel de su bolso.
-Algunos- digo mientras leo la lista.
Luz, Charlotte, Chloe, Mary, Karina, Katie, Martina.
-¿Martina?.
-Solo pensé que podíamos... Ya sabes, hacer honor a el amor de tu vida- estaba nerviosa.
-No es buena idea.
-Lo siento.
Sofía, Sara, Emily, Rosie, Somari.
-¿Somari?- digo y río por ese nombre tan mal conjugado.
-Si, ya sabes Sofia-Maria- ella también se ríe.
-Vale.
Aunque mire la lista sin fin de nombres, quedamos en que cada quien va a decidir un nombre. No acordamos ninguno favorito hasta ahora. Tendríamos una semana para confirmarlo.
Por otro lado, estaba Martina, me alegraba que estuviera tan feliz, aunque esa dicha no la provocara yo. No paraba de mirarla, era algo imposible. Su junta con Samuel había estado estancada y eso era algo que impactaba a todos, él por poco y la acompaña al baño. Por lo que corrían en los pasillos y lo que veía, después de las vacaciones, Matt y Camila estaban juntos.
Ayudaba a Samantha a subir a mi auto, sentía que en cualquier momento iba a caer. Y eso era lo que ahora menos queria. Íbamos a hablar con su padre. Le diría a su padre que yo se la clase de bestia que es su mujer, porque según tenía entendido por parte de Samantha, el señor Evans no sabía lo que su esposa había hecho. Daría la cara, por mi hija y por Samantha, ella merecía a alguien que la defendiera por primera vez en su vida.
-Jacob- dice el señor Evans sin mucha gracia.
-Señor Evans, que bueno que se encuentre, con usted quería hablar- digo con toda la formalidad que le herede a mi padre.
-Pasa- hace un ademán con la mano y me hace pasar a su oficina.
-Es algo muy serio- digo tomando la mano de Samantha.
-Puede hablar.
-Para mantenerlo al tanto de la situación. Su esposa, la señora Evans, ha obligado a su propia hija a drogarme y ascostarse conmigo, para conseguir un hijo de mi parte y juntar mi familia con la suya. Amenazó a su hija con dejarla de amparo económico y familiar. Es algo indignante. La verdad, ni Samantha ni yo, queremos contraer matrimonio, somos unos críos- digo esperando que me interrumpa en cualquier momento y me responda.
-¿Es cierto eso Samantha?- ella asiente con la cabeza y empieza a sollozar.
He de admitir que ella me causa gran pesar. Lo hago porque así mi padre me enseñó, una mujer debe ser tratada como lo mejor.
-Gracias Jacob, ¿Eso quiere que no vas a a responder por el bebé?.
-En realidad es una niña, y si, pienso hacerme cargo. Samantha necesita apoyo- siento una punzada en mi estómago, se que con esto firme mi sentencia- ese seré yo.
-Se que tu reputación está en juego y tal vez pienses en contar...
-No- lo interrumpo- como cree, no lo haría, es la madre de mi hijo y no merece tal desdicha.
-Eres un gran muchacho Jacob. Ahora, si me permiten voy a hablar con mi esposa- dice y le da un beso en la frente a su hija que no ha parado de llorar.
Me siento en el escritorio y hago que ella se ponga en medio de mis piernas para abrazarla mientras acaricio su cabello y le doy un beso en la frente.
-Ya pasó- trato de calmar su sollozo pero es más fuerte igual que mi punzada.
-No tenía que hacerlo, ahora, mi padre va a creer que te quieres casar conmigo. No quiero obligarte a eso- dice entre lágrimas.
-Ya veremos qué pasa, por ahora te calmas, no le hace bien a la bebé- digo sobando su panza.
Igual ella no paraba de llorar. La tomo de las mejillas y la obligó a verme.
-Eres una gran chica Samantha, te equivocaste de una forma extraordinaria pero aún así eres buena chica. Si tenemos que casarnos por esa bebé, lo haré, yo soy el padre de tu hija y daré la cara- le doy un casto beso en los labios y ella se sorprende.
-¿Eso quiere decir que ya no me odias?- dice en voz baja.
-No te odio Samantha, no más.
Me sorprendí de mí mismo. Ese beso. Fue para sellar mi trato, pero Samantha no me despertaba ese instinto sexual, si no, paternal, como si en realidad fuera una chica desamparada que necesitara de mi apoyo y compañía.
Ahora soy yo el que estoy pagando por los platos rotos. Estoy haciendo lo correcto y eso en cierta forma aunque no es lo que yo quiero, me da un alivio.
Lo siento amor. Mar, tu no te mereces este dolor.
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Tan perfecta (TP#1)
Teen FictionElla era la chica perfecta. Literal. La mejor alumna, buena hija, tenía a el novio soñado, de familia acomodada, atlética, buena líder, buena amiga. En fin, todo lo que tenga que ver con ella era perfecto. Muy linda historia. Pero detrás de tanta c...