Luego de lo ocurrido con Christian, no se volvió a mencionar ni una palabra sobre el tema y todo continuó como si nunca hubiera pasado.
Eso me molestó, por supuesto. Pero no me rendiría. Opté por seguir con mi trabajo adecuadamente y dejarlo pasar, por ahora. Aún nada estaba dicho.
— Definitivamente no— negué por milésima vez en esa mañana.
Ana me miraba con ojos suplicantes.
— Es solo por esta noche— volvió a insistir.
— Tengo universidad y luego que ir al trabajo — suspiré resignada— Está bien, solo por hoy
— ¡Cielo te amo!— saltó a mis brazos repartiendo besos por mis mejillas — Se lo diré al gerente
En esa noche, Ana tenía un compromiso con su novio y por ese motivo debía buscar una reemplazante para su trabajo de medio tiempo como mesera en un elegante restaurante. Esa era la condición que le había otorgado su jefe y claro, ahí es donde entro en juego yo.
Tuve que pedirle permiso a la molesta señorita Harrison para poder salir más temprano de lo habitual, quien respondió que ese no era su trabajo y debía hablarlo con Christian, eso se resumía a la única opción de esperar a que este se hubiera levantado de humor y me lo diera.
— ¿Y a qué se debe el motivo por el cual necesitas salir temprano?— preguntó con una ceja elevada malditamente provocativo.
— Tengo un compromiso— al ver que esperaba algo más que esa explicación tan carente, volví a tomar la palabra— Es personal
— Un motivo personal — repitió nuevamente — Una cita — afirmó con una sonrisa arrogante, creyendo tener la respuesta.
— Quizás — contesté haciendo que su intriga incrementara— ¿Me dará el permiso?
— De igual forma hoy te retirabas temprano, señorita Rossellini— hizo una pequeña pausa y con una sonrisa pícara en sus labios soltó— Ve a tu cita— traté de disimular mi molestia y le agradecí, para luego tomar mis cosas y marcharme de la empresa.
Lo había olvidado completamente, esa noche Christian tenía una reunión con su padre, y por lo que habia escuchado murmurar molesta a la secretaria, suponía que en eso estaba involucrada su actual novia también.
Caminé por las oscuras calles de Nueva York a pasos apresurados, ningún taxi se detenía a recogerme por más señas que hiciera y llevarme al restaurante. Maldije una y mil veces a los conductores, hasta que de tanto caminar ya había llegado al lugar acordado.
Me puse el uniforme y me dispuse a realizar mis labores de la noche. Al comienzo se encontraba vacío y luego poco a poco los comensales lo llenaron.
Cada minuto que tenía libre me escapaba a respirar aire fresco, ya que odiaba las multitudes y tener que estar sonriendo todo el tiempo me provocaba dolor de mandíbula.
Levanté mi vista al cielo y este de encontraba en todo su esplendor.
Una de las razones por las cuales amaba aquel paisaje se debía a las historias que me contaba mi abuela, diciendo que mi nombre había salido de las actitudes del cielo. Una veces luminoso, otras oscuro, algunas que otras lluvioso y tormentoso, o simplemente celeste. Solía decir que no había mejor forma para describirme que mirar al cielo.
— Perdona ¿Puedes llevar la comida de la mesa cinco, área vip? Lucy enfermó— dijo de repente el gerente, interrumpiendo mi descanso.
— Si, señor —
Me encaminé con las bandejas hacia el área vip, que se encontraba en el segundo piso. Rogando no caerme ni chocar con nadie.
A lo lejos pude divisar que en aquella mesa se encontraba para desgracia mía y de mi dignidad, Christian y su familia ¿De todos los lugares de la ciudad él tenía que elegir cenar justo acá? Un suspiro de cansancio se escapó de mis labios.
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Dulce Perdición
RomanceElla. Una chica con una vida normal, que hasta incluso la acusa de monótona y rutinaria. No duda en usar las debilidades de los demás para su propio beneficio y el amor es una de ellas, por eso no se enamora . Él. Primer heredero de una importante c...