Luego de ser despedida de mi antiguo empleo, me llamaron nuevamente a dicha compañía. La sorpresa era que no se trataba de Melody quien solicitaba mi presencia, sino el mismísimo Thomas Clark.No tenía resentimiento con él y mucho menos con su hijo, no eran personas importantes en mi vida como para darles aquel honor.
Había pasado un mes del incidente y todavía no había señales de que el sobrino de Thomas me llamaría para una entrevista.
En ese eterno mes, tuve que depender del dinero que mandaba mi madre para los estudios.
Mi plan de abandonar todo y regresar a mi antigua ciudad aún estaba en pie. Aunque Sol y Ana no tenían problema de que me siguiera quedando en su casa, esto no podía continuar así.
Me puse un vestido negro que se adaptaba perfectamente a mi silueta, cabello suelto y un llamativo lápiz labial rojo mate, como último recurso para poder llamar la atención del jefe.
Me encontraba dudosa del motivo por el cual el señor Clark me había llamado, pero tenía que aprovechar la situación a como dé lugar.
Al llegar choqué con alguien por la prisa que llevaba, pues ya habían pasado más de una hora del horario acordado, por ese motivo no me detuve a ver de quien se trataba y continué con mi camino rápidamente.
La nostalgia me invadió al ver a otra chica estar en el que antiguamente era mi lugar de trabajo.
"Así de fácil es cambiar a las personas eh"
Me acerqué hasta el escritorio de Emma para hacer que le informase a Clark de mi llegada.
—Cielo llegas una hora tarde, los señores Clark no se encuentran de humor— soltó Emma al verme llegar toda agitada a su escritorio.
— Ningún taxi se detuvo a recogerme y tuve que venir caminando con estos tacones —miré junto a Emma hacía ellos, la última solo río levemente y levantó el teléfono.
— Señor Clark, si, la señorita Rossellini llegó—luego de un bufido y un severo "Hazla pasar" las puertas de la oficina fueron abiertas.
Entré con cautela, como si se tratara de la cueva de algún peligroso animal hambriento que podría acabar con mi vida al devorarme.
Me detuve frente a su escritorio en silencio, Thomas se encontraba dado vuelta mirando las calles del gran Nueva York. Un sonoro suspiro se escapó de mis labios haciendo que por fin volteara a verme.
— Una hora tarde—me miró serio— Acabas de perder la última oportunidad que tenías con esta empresa
—Lo siento señor Clark, no conseguí ningún vehículo para llegar y tuve que caminar —solté sin una pizca de nerviosismo y firme ante mi declaración.
Sonrió engreídamente— Con excusas no se llega a ningún lado señorita
—Lo sé, señor Clark
—Al parecer no eres agradecida con las personas que quieren darte una mano—dijo sentándose en su escritorio— ¿Sabes? no siempre se tiene la suerte de entrar en esta compañía más de una vez
—Lo siento señor, traté de llegar lo más rápido que pude—intenté sonar calmada. En mi mente contaba hasta diez para no perder la paciencia.
— Estás muy tranquila a pesar de haber perdido el empleo—agarró su celular y tecleó algo sin prestarme atención— Por lo visto no te interesa
Lo miré sorprendida, no entendía que era lo que esperaba. No era una excusa lo que había pasado y tampoco podía ir a tomar un avión privado para llegar hasta su oficina a tiempo.
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Dulce Perdición
RomansaElla. Una chica con una vida normal, que hasta incluso la acusa de monótona y rutinaria. No duda en usar las debilidades de los demás para su propio beneficio y el amor es una de ellas, por eso no se enamora . Él. Primer heredero de una importante c...