XVII

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Luego de pronunciar la última frase subió al ascensor con notable impaciencia, alertandome con su mirada que si no me apuraba me traería problemas. Busqué los documentos adecuados para llevar a la reunión y me dirigí hasta él prácticamente corriendo.

Ya estando en planta baja comenzó a caminar a gran velocidad, haciéndome imposible seguirle el paso.

Se notaba su malhumor, pero no dejaría que eso me afectara a mi.

— ¡Señor Clark! — solté tras suyo y este se detuvo — Para usted es fácil caminar a esa velocidad porque no trae puesto unos como estos créame — señalé mis tacones — Además no es muy caballeroso dejar atrás a una pobre dama indefensa

Al oírlo su expresión cambió drásticamente, pareciera que deseaba reírse en ese momento por mis absurdas palabras, pero solo dejo escapar una pequeña sonrisa sobre sus labios y rápidamente la borró volviendo al porte serio y engreído que mostraba frente a sus demás empleados.

— Cie...— aclaró su garganta—Rossellini, siempre tiene algo para decir ¿Acaso usted no puede mantenerse callada más de un minuto?

— Yo solo— negó con su cabeza— Está bien, lo siento señor Clark — se dió la vuelta para empezar a caminar nuevamente— Una cosa más— me acerqué a su oído y susurré— Camine más lento ¿Si?

Soltó un profundo suspiro y yo me coloqué a su lado para así poder guiarlo a mi manera, Christian me dedicó una mirada divertida y por dentro podía imaginar sus palabras "¿Cómo es que logras ganarme?" Típico.

Continuamos nuestro viaje hasta la central Clark en donde se realizaría la reunión que por lo visto era una en donde los diferentes dueños de sus respectivas sucursales anunciaban sus progresos o en su defecto lo contrario.

Con respecto a la empresa de Christian no había ningún inconveniente, por lo que supuse que no nos demorariamos tanto, ya que tenía entendido que él solamente solía dejar sus registros y se marchaba del lugar. No tenían nada que reclamarle por su buen trabajo y tampoco le importaba cómo led iban a los demás.

Al llegar, vimos a su padre hablando con Thomas y al lado de este se encontraba Jacob mirándolos en silencio, nos acercamos hasta ellos a saludar e inmediatamente Leonard me dió un acogedor abrazo llamando la atención de todos.

— ¡Cielo que lindo que este bueno para nada te trajo! — se separó de mí— Se negó toda la mañana a hacerlo, no había forma de que cediera

—Un gusto volver a verlo señor — le sonreí.

— No gano nada trayendola — habló Christian con enfado—  Harrison es más eficiente que ella

Lo miré molesta por su comentario pero antes de que se me escapara algo absolutamente fuera de lugar, volvió a tomar la palabra Leonard.

— Si tanto te molesta, no me importaría traerla a la central a trabajar junto a mí

—  A mí me gustaría mucho que volviera a mi empresa — se metió Thomas— Fue imprudente dejar ir a este diamante en bruto — Jacob bajó la mirada apenado.

No entendía a qué se debía su interés por mí o si solo se trataba de una forma de llevarle la contraria a Christian, aunque en un pasado Thomas había comentado que mi trabajo era execelente y podría llegar a ser mucho más que una simple secretaria si mantenía mi entusiasmo en los estudios en ese rubro y en las oportunidades que me daba la vida.

Todo eso se lo debía a Melody, tanto hablar bien de mí hacía que las personas creyeran en sus palabras, pero no negaba el hecho de que si me interesaba bastante el trabajo que hacía, ya que adquiría demasiada  experiencia gracias a la compañía en la cual ponía todo mi empeño para aprender, así quizás algún día lograba terminar con éxito mis estudios y me convertiría en una importante empresaria.

Dulce PerdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora