Fui corriendo tras de Christian, ya que este había desaparecido completamente del bar y suponía que estaría en el estacionamiento.
Los tragos comenzaron a hacer efecto de una manera negativa en mi, provocando que decidiera detenerme a mitad de camino debido a que me estaba mareando.
— Estúpido ¿Qué hago siguiendote como una doncella enamorada?— me dije a mi misma en voz alta — Tú deberías estar arrastrándote por mi
Me senté en el suelo y me saque los tacones que me molestaban escandalosamente.
Un par de pies no tardaron en aparecer haciendome levantar la vista a esa persona y sonreír con gracia.
Pero esa victoria no duró por mucho tiempo.
— ¿¡Qué haces!?— exclamé entre una mezcla de sorpresa y molestia — Me sueltas ¿Oíste? ¡CHRISTIAN SUELTAME!— comencé a patalear al verme arriba de su hombro y ser cargada como un costal de papa.
— Quieta — ordenó el magnate — ¡Auch! ¿Tú mordiste mi espalda?
— Te lo mereces cretino — le di un golpe— Oh oh, si no me sueltas yo...
Ocurrió lo que catalogué un par de años más tarde como el momento "más ridículo" de mi vida. Se preguntarán qué fue lo que hice, seguro, pues me avergüenzo de contarles que vomité en su espalda.
Sí, leyeron bien.
— Cielo dime que no lo hiciste — dijo con asco Christian.
— Si, lo hice — reí mientras limpiaba mis labios con el puño de mi chaqueta — Ahora si ¿Me sueltas?
— ¡Tch! — agarró mi cintura y me bajó — Debo estar muy loco por ti por aguantar esto — se quitó su camisa y la tiró a un costado, dejando al descubierto sus tan deslumbrantes abdominales.
Mordí mis labios por la apetitosa vista que me estaba regalando el seductor.
— Suertuda de aquella mujer que ponga sus manos en ti, bombón — arrojé un beso al aire logrando sacarle una fuerte carcajada.
— Quisiera poder enojarme contigo pero es imposible
— Es mi hechizo, lo sabes — me acerqué a él y delinee el contorno de sus músculos con mis dedos — Debo confesarte que a pesar de ser el hombre más imbécil que conocí en mi vida, me atraes locamente
— Eso es jugar sucio — agarró mi mano y la apartó — Me gustaría que fueras sincera no estando ebria para poder aprovecharme de ti
— ¿No soy sincera normalmente?— frunci el ceño — Entonces no eres para nada observador
— Si me lanzas aunque sea una señal — llevó mi mano a su corazón — Quizás esto que tengo acá no estaría tan apagado
"¿Qué?"
Me separé de él completamente avergonzada y con la excusa de que iba a levantar mis tacones que estaban en el suelo para así poder irnos allí. Pero claro, no sin antes pasar vergüenza por segunda vez en esa noche.
— ¡Ay mi trasero!— exclamé una vez tirada en el suelo— ¿Algo más me pasará hoy señor?— miré al cielo como si estuviera reclamandole a una clase de ser superior que gobierna sobre la Tierra.
— Ven Cielo — ayudó a levantarme mientras reía por mi torpeza.
— No se que es lo que te causa tanta gracia pedazo de idio...— perdí levemente el equilibrio yendo a parar sobre su fuerte abdomen — Wow que belleza
— Digo lo mismo — acarició mi escote con la punta de su dedo de una forma lenta, provocándome un escalofrío bastante placentero.
— Christian yo— fui interrumpida por él rápidamente.
ESTÁS LEYENDO
Dulce Perdición
Roman d'amourElla. Una chica con una vida normal, que hasta incluso la acusa de monótona y rutinaria. No duda en usar las debilidades de los demás para su propio beneficio y el amor es una de ellas, por eso no se enamora . Él. Primer heredero de una importante c...