Capitulo 43: ÚLTIMO

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Subí al taxi y el señor que lo conducía ni siquiera me dirigió la palabra luego de que le di la dirección de donde tenía que dejarme. Lloré como hacía meses que no lo hacía y me sentí totalmente desesperada.

Pensé que tal vez sí. Lo mejor sería irme de allí, lo más rápido posible. Olvidarme de que alguna vez viví en ese lugar, de que fui verdaderamente feliz, de que era posible pretender algo más para mi vida que la mediocridad en la cual estaba sumida en mi país.

Tal vez pudiera olvidarme de él, en unos 100 años, y luego puede que esos recuerdos ya no dolieran como cuchillos filosos clavados en todo mi cuerpo. Era una idea totalmente estúpida, era obvio que jamás iba a poder hacerlo, pero la fantasía de que alguna vez pudiera lograrlo era lo único que en ese momento, me confortaba un poco. Me sentía sangrando por dentro. Tuve el reflejo un par de veces de tomar mis rodillas y juntarlas cerca de mi pecho, ya que sentía que mi cuerpo iba a desintegrarse y que yo iba a continuar viva para sentir ese agonizante dolor.

-No. ¡No es aquí!-Dije molesta al ver que el taxista había confundido mi dirección. Hoy no estaba para esta clase de descuidos. Necesitaba urgente llegar a mi casa y dormir, tal vez esto, era una pesadilla.-Le dije al 1000-

-Lo siento señorita. -El conductor me miró con cara de pocos amigos y lo le devolví el gesto.

Idiota.

Mi pequeño viaje se atrasó un poco a causa de ese contratiempo, y cuando bajé de ese estúpido taxi y azoté la puerta, vi la Range Rovernegra de Harry aparcada frente a mi casa y a él apoyado sobre el flaco que daba a la entrada.

Pensé que simplemente estaba alucinando, o que mis deseos de que él volviera a mí eran tan fuertes que veía cosas que no existían. Las lágrimas comenzaron a salir nuevamente de mis ojos que rebalsaban, e intenté quitarme las que habían caído por mi mejilla aunque fuera un acto inservible.

-Lo siento -dijo mientras corrió hasta alcanzarme y me abrazó. Hundí mi rostro en su pecho y simplemente me desmoroné allí como una niña.-Esta bien, perdóname, fui un idiota otra vez.-Asentí mientras continuaba fundida en su abrazo.-No te quiero perder, yo te amo, estoy loco por ti.-Separé mi cara de su cuerpo para mirarlo y me reí al ver su playera mojada por mis lagrimas, y él también hizo lo mismo.-Deja de llorar por favor, no soporto verte así.-me suplicó y me sequé mi rostro completamente.

-¡Eres un idiota!-dije riendo.

-Sí pero, para tu mala suerte, estas enamorada de este idiota, y este idiota también lo está de ti, así que, no tienes otra alternativa que soportarme. -sonrió, orgulloso de sí mismo.

Era increíblemente fácil con él que todo se volviera felicidad en un instante. Como un medicamento que curaba todo a su paso, como un bálsamo mágico, un placebo adictivo. ¿Cómo no iba a querer tenerlo para mí, toda mi vida si me sanaba tan fácilmente? ¿Cómo no iba a renunciar a todo si dejarlo significaba, para mí, un suicidio? Era lógico que sacrificara una parte de mi vida por conseguir la pieza que necesitaba, irremediablemente, para ser feliz, para sentirme completa. No había otra alternativa, tenía que ser él, siempre tuvo que serlo, solo era cuestión de esperar. Y como nada es gratis en esta vida, tendría que pagar un precio por él, un precio justo a mi parecer, hubiese pagado más si fuese necesario, pero lo que yo tenía que dar a cambio, era doloroso, si, pero justo.

-¿No me dejaras esta vez?-Pregunté anhelante.

-No. No mientras quieras estar conmigo.-dijo, firme, y me besó.-Fue una tontería lo que hice hace rato.

-Harry, lo dijiste en serio. Querías dejarme. Te conozco y sé cuando mientes, y no lo estabas haciendo.

-En parte era mentira, y en parte verdad. Sigo sosteniendo que me voy a sentir el ser más egoísta del mundo si decides quedarte aquí solo por mí, es cierto que esto es una locura, es verdad que tendríamos que continuar con nuestra vida. Tal vez jamás debimos encontrarnos y dejar que esto pasara.-Lo miré sorprendida, ¿cuál era la mentira?-La mentira es que podría intentar vivir sin ti, que puedo intentar olvidarte, que puedo dejarte ir. Esa es la mentira, ya que es imposible. Sería un idiota consagrado si dejo escapar lo que más amo, y no podría vivir sin ti y con la idea de que fui un cobarde por dejarte ir.

Acunó mi rostro sonriente en sus grandes manos y me acercó para besarlo. Era eso lo que quería escuchar. Que era yo lo que más amaba, eso me dejaba tranquila por completo, adormeció mi alma, y se hizo voz mi sentimiento. Ya no quedaba duda alguna. Sus palabras fueron lo que necesitaba, como siempre lo habían sido, para convencerme de hacer cualquier cosa por él.

-Te amo- suspiré.

-Yo más.

 El trato iba a ser el siguiente: yo regresaría a mi país, terminaría la secundaria allí, el año que me quedaba, y volvería a vivir a Londres con la familia de Jackeline, que se mostraron gustosos de recibirme como un miembro estable en su hogar.

Convencí a mi madre de que era lo correcto, de que era lo que yo quería para mi vida, y ella y el resto de mi familia biológica tenían las puertas abiertas de mi nueva casa, y era por esto que aunque, al principio se rehusaron, terminaron aceptando lo que era ya una decisión tomada. Había decidido mudarme, a como diera lugar. Las visitas serían algo periódicas, pero nos arreglaríamos, y sabía que siempre podría volver.

No iba a ser una relación fácil, por lo menos no ese año que estaría lejos de él, la distancia no facilitaba las cosas y aunque yo confiara en Harry, muchas veces me ponía muy ansiosa. Pero siempre pensaba en lo que vendría después: Ya no tendría que preocuparme por el tiempo, no le temería otra vez a este, y sería feliz. Podría disfrutar de él al cien por ciento, sin ningún contratiempo o duda, sin temerle al reloj.

Era nativa en ese país, era esa ciudad, esa gente y a Harry lo que yo quería en mi vida. Y no había otra alternativa. Y aunque me aterrorizaba el hecho de que después de un tiempo no funcionara, sabía muy bien que jamás me arrepentiría de lo que había hecho. Me estaba jugando toda entera, estaba totalmente entregada a lo que sentía, y como siempre fui una romántica empedernida estaba feliz que una historia así se escribiera para mí. Por primera vez en mi vida, estaba totalmente segura de la decisión que había tomado, era irrevocable.

No había marcha atrás. Esta vez no había nada que se interpusiera entre los dos. Nos merecíamos la vida que estábamos proyectando juntos. Porque tenía que ser así. Habíamos luchado por esto, y hoy era nuestro, al fin. Era lo justo. No había nada de qué arrepentirse, ya que, para mí, tenía que ser él la persona con la que yo quería pasar mi vida y como Harry me había dicho, tenía que ser yo, solo yo, la que se quedara a su lado. Era yo a quien había elegido y era a mí a quien amaba.

                                                                               FIN

Dare to dream || Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora