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Sehun

¿Qué acaba de pasar?

Ni siquiera lo sé.

Un minuto estábamos hablando de ir a mi casa y ahora estoy en la parte de atrás de un auto policial, esposado, con el labio partido.

No entiendo cómo todo se volvió amargo tan rápidamente. No estábamos  haciendo nada, solo hablando.

Mi padre… ¿desde cuándo me chequea? Podría quedarme despierto toda la noche y mirar la puerta y nunca había entrado, así que, ¿por qué ahora? Mi mamá no le diría que he estado saliendo a escondidas. Al menos no creo que lo haría.

No puedo creer que el oficial Kim tocara a Luhan así. Cuando lo hizo, fue como si toda la ira que he estado sintiendo sobre esas fotos saliera a la superficie. Quería golpear su rostro, pero algo me dijo que me contuviera. Esta rabia… este enojo… no es nada que haya sentido antes, y lo odio.

Mi papá está de pie fuera de la estación de policía cuando nos detenemos. Estoy seguro que no esperaba esto, pero no me importa en este momento. Quiero que me deje en paz. Me gustaría tener las bolas para decirle que odio mi vida aquí y que quiero irme. Que no me gusta la forma en que trata a mi madre. Que no quiero trabajar en el molino. Que me gustaría que hubiera sido más un padre, del tipo que se tomaba tiempo para enseñarme cómo lanzar una pelota de béisbol o tirar una pelota de fútbol. Y que me animara a ser más de lo él era.

Otro oficial abre la puerta de atrás y me saca de mi brazo. Mi padre se adelanta y me toca el labio. Sacudo mi cabeza lejos. No solo no quiero que me toque, sino que mi labio duele.

—Tienes suerte de que te encontrara primero, porque si yo lo hacía, tendrías más que un labio roto.

Miro al oficial agarrando mi brazo y le pregunto:

—¿Lo escuchó?

—No he escuchado nada

El oficial Kim responde con su rústica voz. Por supuesto que no.

—¿Dónde está el señor Bae? —pregunto, pero solo encuentro silencio.

Soy empujado hacia la estación, llevado a un cuarto y arrojado en una silla. Casi me caigo, ocasionando que el oficial y mi papá se rían. No lo entiendo. No hice nada malo.

—Señor Bae —grito, pero la puerta se cierra de golpe antes de que mi voz pueda llegar fuera de la habitación. Él siempre ha sido amable y agradable conmigo, pero ahora, aquí estoy siendo tratado como un criminal común. Necesito al Sr. Bae. Necesito su ayuda.
El oficial se va, dejando a mi padre en la habitación y no hay manera de defenderme. Genial, justo lo que necesito. Mi padre retira la silla frente a mí y se sienta. Dobla las manos, presionando sus dedos índices en su boca. Si piensa que voy a hablar con él, está loco.

—¿Adónde ibas?

Miro hacia abajo a la mesa y cuento las especificaciones de rojo mezclado en ella y me pregunto si eso es sangre. Debería haberle preguntado a Irene hace mucho tiempo si su padre era un hombre violento.

»¿Quién es el chico? –Sin respuesta.

Se inclina hacia delante, levantando mi barbilla de modo que estoy mirándolo a los ojos. Trato de alejarme, pero me pellizca, manteniéndome en mi lugar.

»Te sugiero que contestes, muchacho, porque en caso de que lo hayas olvidado, vives bajo mi techo.

—No lo he olvidado — murmuro. Suelta mi barbilla. Trato de frotarla en mi hombro para aliviar la presión, pero no hace lo suficiente para aliviar el dolor. Estoy seguro de que también tendré un moretón allí ahora. Me pregunto lo que va a decir mi mamá cuando me vea. Probablemente nada, estoy seguro. Se sentará en el suelo y rezará, pidiendo a Dios que perdone a su hijo y todos sus pecados. Se cerrará, mirará por la ventana y actuará como si yo no existiera.

—¿Adónde ibas?

—A ninguna parte.

Golpea su mano sobre la mesa. Espero que se la rompiera.

—Respóndeme.

—Lo hice.

Se frota la cara y suspira, a pesar de que no le ha importado antes. Hace las cosas tan complicadas, no es como si alguna vez se sentara y me preguntara cómo me va o me diera un poco de atención. Solo he sido otra boca que alimentar y alguien a quien ha tenido que ponerle ropa de segunda mano.

Lost in you - HunHanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora