Capítulo I

8.9K 437 27
                                    

Cuanto extrañaba a aquel chico que una vez hace años fue su amigo. Miraba por la ventana del autobús la lluvia, ya habían pasado años y su ausencia dolía como si fuera reciente, nunca creyó que en realidad fuera a pasarle eso, Seiya Kou se había metido muy dentro de ella, un suspiro empañó el vidrio, dejando como vistq unas siluetas deformes.
-Qué me pasa?
No podía entender cuando había dejado de sentir ese enamoramiento meloso y grande por su novio y ahora prometido. Vio la sortija y un vértigo se apoderó de ella, no estaba lista, dudaba siquiera sentirse enamorada para casarse, giro aquel hermoso anillo de compromiso que una vez la ilusionó, examinó la bonita piedra en forma de corazón y lo volvió a poner en su dedo anular. Le pesaba como si fueran piedras en un solo dedo.
Su teléfono timbro y vio el nombre de la persona de la cual debería estar enamorada, silencio el teléfono, ya luego le intentaría una excusa, en esos momentos solo era ella.
A sus 25 años Usagi Tsukino salio de su casa sin coche y viajando en autobuses locales sin rumbo fijo en un día lluvioso, lo necesitaba, según ella misma. Estaba pérdida, quería ver a el chico de mirada color zafiro y descifrar que sentía por él en verdad.
-Seiya. -Suspiro y saboreo el nombre en sus labios, dándose cuenta que era más que todo lo que podría pensar y ella por estar cegada por un futuro perfecto y alucinante dejo ir a lo que tal vez fuera un amor. Solo tal vez.
Vio la pantalla iluminarse y vio el nombre de su mejor amiga en la pantalla con su fotografía de las dos juntas, no quería contestar pero no la preocuparía.
-Minako.
-Se supone que no debo preocuparme? -Un pequeño suspiro acompaño la pregunta. -Si no le tomas la llamada a todos, sabes que sacan teorías demasiado traumaticas.
Se rio sin ganas, toda la tarde tuvo más de 15 llamadas perdidas de las exteriores, una de Mamoru, por su puesto su amiga.
-Quería tiempo para mi.
-Lo sé. -Ella entendía todo sin siquiera hablar, siempre era así, era como mi hermana para la rubia. -Quieres que nos veamos y cenar algo...
-No, gracias.
-Te quiero Usa...
-Yo te quiero.
Finalizaron la llamada, no quería ser así con su mejor amiga, pero se sentía tan confundida, divisó la calle que la llevaba a casa y bajo para caminar notando que la lluvia había cesado, miro el cielo y estaba despejado. No había luna, sus ojos se cristalizaron por la falta del satélite, entonces vio una estrella fugaz surcar el cielo y sin pensarlo unió sus manos pidiendo un solo deseo.
-Vuelve, si en verdad puedes escucharme, vuelve.
Siguió su camino a casa y al frente de esta vio dos coches, uno con una rubia y su ahora esposa de cabellera agua marina y en el otro a su prometido, antes de acercarse más salieron a su encuentro llenandola de preguntas sobre su estado físico y su irresponsabilidad por desaparecer así en el día en el que harían las primeras juntas pre nupciales.
-Lo siento. -Miro a Mamoru y este la vio con seriedad, pero no había más, ningún atisbo de preocupación o sentimiento alguno. -Me perdí, mi carro no quería funcionar. -Mintió sin remordimiento y los miro fastidiada, siempre era lo mismo, una presión enorme por avanzar al "glorioso" milenio de plata, que cumplieran su destino, no les importó si ella quería estudiar, entro a una carrera y ahora era su etapa de cierre y ellas no le daban respiro.
Suspiro y tomo la decisión de no ser tan negativa, estaba siendo demasiado pesimista.
-Entonces lo reprogramamos para el Viernes, sin falta gatita. -Dijo Haruka mientras se iba con Michiru, dejando a los novios solos, un silencio incómodo se instaló al instante, se miraron y desviaron las miradas. La chica sentía culpa por el deseo que había pedido, se consideraba infidelidad?
-Te veré luego, Usagi.
-Si. -Un breve beso, ni siquiera podría ser considerado como tal, un mero roce de bocas sin palabras bonitas o nombres con cariño.
Entro a su casa recibiendo la calidez de su familia y haciéndola sentir feliz, después de cenar y platicar sobre su próxima obtención de titulo en enseñanza preescolar se fue a dormir pensando en cierto chico Kou. Recordando todos esos lindos momentos vividos, su cita, sus peleas, su sonrisa y esos fueron sus últimos pensamientos antes de caer dormida.
_______________________________
Aquel día todo parecía ir bien, en especial para cierta guerrera, sus hermanas lo trataban de sacar de su ensoñación hasta que vieron como un ser rodeado de un aura maligna pasaba.
-Vamos. -Hablo Marker mientras corría hacia un observatorio que tenían,las otras dos chicas corrienron detrás y la menir divisó el objeto con un monitor ampliando la imagen. Solo una silueta se veía pero su aura era completamente oscura, tecleando varios cálculos, Marker determinó el destino sacando un sobresalto en las tres.
-La Tierra... -Fighter susurro, mientras corría fuera del lugar.
Sin pensarlo siguieron a su hermana que iba directo con su reina. No dudaban sus intenciones y apoyarían sin dudarlo, tenía una deuda que saldar y además sentían que dejaron la mitad de ellos en aquel planeta azul, junto con sus identidades de varones.
-Mi reina. -Fighter se arrodilló frente a su ahora reina. -Necesito volver a la Tierra... Hemos visto que un ser va, es posible que necesiten ayuda.-Todo lo decía apresurada y atropelladamente mientras que la mujer en el trono la veía con una sonrisa triste, también veía a Marker y Healer llegar y arrodillarse.
-Mis amadas estrellas, de pie.
Obedecieron y la miraron con determinación, querían ir a ayudar.
-Este viaje será difícil, no es el Caos al que se enfrentarán, será algo más fuerte, mis estrellas, la esperanza se está desvaneciendo.
Las palabras eran un balde de agua fría para las guerreras, querían entender que cosa seria aquello que lograrían apagar a esa chiquilla de la Tierra.
-Cómo podría ser posible eso? -No podía creerlo la mayor, tal vez nunca fue fan de Usagi pero sabia que tan fuerte era.
-No lo se, he visto como se va extinguiendo esa luz, ese ser que vieron, lo sentí, desafortunadamente, ni siquiera tiene un nombre, hace muchas generaciones atacó a un planeta vecino y lo destruyó. Se apodera de la gente y la corrompe, les debemos a la Tierra nuestra ayuda. Mis guerreras -tomo un respiro y las vio con inmenso amor deteniéndose en la líder, Fighter. -las amo, el camino que elijan, yo nunca les negare la felicidad.
Terminando su pequeño discurso se levantó dejando a sus tres sailors confundidas en su lugar. La reina Kakyuu no quería que la vieran llorar y se fue caminando lo más serenamente posible mientras se partía su corazón al dejar marchar a sus amigas, sabía que no regresarían. Sus alter egos les dejaron una huella imposible de borrar, creandoles un vacío a cada una.
Las tres guerreras se miraron mientras salían, corrieron por el palacio al salir solo se vieron tres estrellas surcando el espacio.

Espero que les guste esta historia.

No másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora