-No puedes caminar así de rápido! -Taiki gritaba mientras Amy Mizuno iba y venia en la sala de espera, a pesar de una gran panza abultada que pesaba mas de 8 kilos, ella se sentía perfectamente bien, 7 meses de gestación no eran tan pesados como lo hacían ver los libros de maternidad.
-No me alteres más. -Lo miro enojada y su esposo no tuvo las remedio que callarse y pasear detrás de ella, esperando estar ahí si la necesitaba.
Ellos tenían dos años de casados, su primer embarazo era difícil para Taiki Kou que era sobreprotector, los dos eran médicos y veían tantos casos que para el castaño era una psicosis constante.
-Tenemos que reposar, tus pies se van a hinchar. -Hablo más gentil para ver si funcionaba pero parecía que no.
La abrazo de frente y dio un beso en la mejilla. -Por favor.
-Esta bien. -La peli-azul sonrojada lo miro mientras este acariciaba su rostro.
-Tanto amor me da náuseas. -Yaten estaba viendo todo primero divertido y al ver que su hermano no sería golpeado rapidamente se fastidio.
El joven estaba sentado dando biberón a un pequeño rubio entre sus manos, el niño tenía un año de edad y los ojos del color de su padre.
-Te molesta por que Minako no te hace caso. -Se mofo el hermano.
Yaten era padre de un niño con solo 5 meses, Alexander, obviamente la madre había escogido el nombre, también de Mina su hija mayor de 5 años, apenas la batalla con Caos los chicos esperaban su primer hijo.
-Llegamos! -Grito Minako mientras la niña de cabello plateado se cruzaba de brazos y hacia una cara de fastidio, un retrato de su padre. -Cómo va todo?
-No sabemos nada... -Empezaba a decir Taiki cuando escucharon un gran grito de auxilio. Todos miraron con miedo la puerta.
-Escuche desde afuera. -Se asomo Makoto junto a dos gemelos castaños que entraban asustados por los gritos. Que eran sus hijos, ella y Motoki tenian a Andrew y Lita de 4 años, la siguiente generación después de Minako.
-Creo que esta algo difícil.
Otros gritos se escucharon y todos miraron con pena la puerta. Se volvió abrir la puerta para entrar a la sala y estaba Rei Hino algo agitada con su maletín y vestida de ejecutiva.
-Llegue tan rápido como pude.
-Aun no pasa nada. -Dijeron todos al mismo tiempo.
-SULTAME! -La voz de Seiya se escuchó.
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Habian pasado 5 años desde la derrota de Caos, los jóvenes habían seguido sus vidas sin ningún problema, Mamoru hizo realidad la era Tokio de Cristal junto con Setsuna para recibir a su primera hija, una niña de pelo rosa llamada Retsuki, haciendo a los reyes de la Tierra felices.
Mientras Usagi había reconstruido su antiguo hogar en la Luna, quería revivir ese lugar que en un pasado fue hermoso, junto a sus guerreras, cuñados y esposo, lo habían levantado y varios de la Tierra la siguieron a ese lugar que parecía irreal, el palacio y las aldeas eran hermosos, tal como una vez fueron. Fueron 3 años llenos de problemas para lograr levantar el reino lunar y no se arrepentían de esperar ese tiempo para tener hijos.
-Por favor, duermanla. -Seiya miraba a los doctores con nerviosismo.
-No sé puede, tiene que dar a luz y después podremos darle algo, ella dijo que no quería anestesia.
-Entiendan a mi bombón, no sabia lo que decía.
Usagi Tsukino miro con odio a su esposo y lo tomo del cuello de su camiseta. -Cierra la boca o te la rompo.
-Si bomboncito.
-Saquenla ya! -Al momento de su orden pujo con todas sus fuerzas y sintió como sus huesos uterinos se abrían y el dolor la embargo, a los pocos segundos un llanto la hizo abrir los ojos ansiosa.
-Calma, ya esta ella. -Hablo Seiya mientras se masajeaba su mano y miraba como Chibi-chibi recibía los cuidados de un recién nacido.
-Si. Esta ya con nosotros. -Sus ojos llenos de lágrimas de felicidad se encontraba con esa mirada zafiro igual de feliz. -Nuestra pequeña.
El lugar empezó a correr la voz, estaban en el palacio Lunar y la reina acababa de dar a luz a su próxima heredera. La bebé fue puesta en los brazos de sus padres y miraron con amor ese pequeño bulto con un solo chino rojo.
-Eres nuestra princesa. -Dijo Usagi.
-Nuestra vida. -Completo su esposo.
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-Ven aquí! -Era normal para el palacio ver esa escena, su reina correr detras de una niña pelirroja para bañarla, todos las observaban con una risa en el rostro.
-Chibi-chibi. -Grito la niña mientras corría con su pequeño vestido real.
-Usagi! -Grito su madre.
-Bombones. -El rey de la luna apareció, la pelirroja rápidamente salto a sus brazos. -Que bonito me recibes. -Le dio un beso a su hija de dos años.
-Damela, tengo que bañarla.
-Vamos, a los dos no nos podrá vencer. -Le guiño el ojo a su esposa.
Los dos sonreían mientras entraban a la habitación de su hija, listos para el siguiente round que daría para su baño diario, como ya era costumbre sabían que perderían y terminarían llenos de jabón y agua.
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Bueno aqui termino esta historia, espero que les guste y perdonen que tardara tanto en terminarla.
Besos!!!
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No más
RomanceQuería sentirse libre y amar sin ninguna restricción, no tener un destino que cumplir.