Consuelos.

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Capítulo 40: Consuelos.

El sábado a la mañana, en casa de Piper...

Piper le da toquecitos a la libreta de Percy y luego a la de ella.

—El ejercicio está mal. Copia el mío —le dice con voz cansina. Percy toma su lápiz, pero no mira su libreta, sino a Piper.

—¿No deberías explicarme cómo hacer el ejercicio en vez de solo copiarlo? —pregunta alzando una ceja. Piper suspira.

—Lo siento, ahora no estoy para explicar nada —Piper se recuesta en el respaldo del sofá.

—Lo sé. Se te nota a kilómetros que estás fatal —Percy se acomoda en el sofá para mirarla mejor—. ¿Qué sucede, P?

—¿Seguro que quieres saber? Es sobre Annabeth.

Él se lo piensa, pero finalmente dice que sí.

Piper toma un profundo respiro antes soltarlo todo. Le cuenta cada detalle de la pelea y lo que la provocó: el admirador y la propuesta del baile.

Percy la mira atentamente, aunque sus ojos reflejan dolor al saber que su chica irá con otro al baile de verano. Seguro él pensaba llevarla.

—Y, en conclusión, Annabeth y yo dejamos de ser amigas solo porque ella no nota que el admirador quizá solo juega con ella —se muerde el labio, pensativa—. Debí haberle contado que también él me escribe a mí. Eso la habría hecho recapacitar. Pero estaba tan furiosa que ni lo pensé... —suelta un suspiro tembloroso—. Perdí a mi mejor amiga y todo por culpa de ese tal admirador.

Percy guarda silencio por varios segundos.

—Suena horrible. Lo lamento —dice él finalmente. Piper lo observa.

—Siento que Annie no vaya al baile contigo —dice con suavidad. El chico también la debe estar pasando mal.

—No hay problema —dice él con indiferencia, aunque se le ve el malestar en la mirada—. Iré con alguien más. Quizá invite a Rachel.

—¿Rachel? —se extraña Piper. De todas las chicas del mundo, no esperaba que la escogiera a ella.

Percy baja la vista, reflexivo.

—Claro, ¿por qué no? Parece agradable —lanza un suspiro—. O tal vez ni asista al baile. Estoy seguro que pasaré toda la noche amargado por ver a Annabeth con otro.

Piper le sonríe a modo de disculpas.

—Lo siento. Estoy segura que pude evitarlo si tan solo...

—Ya, ya —él le sonríe—. Deja de echarte la culpa. Annabeth tomó su decisión... y aunque me duela, es mejor aceptarlo. Annie y yo acabamos para siempre. Es mejor seguir adelante.

—Seguir adelante —repite ella, recordando que eso mismo dijo su amiga. Se siente un poco mal por ellos dos. Le entristece que una amistad tan bonita y una relación de dos años se evaporen así como si nada. Jamás se imaginó que Percy y Annabeth terminarían, pensó que ellos dos estarían juntos para siempre.

—Encontraré alguna admiradora con la cual superarla —bromea él, aunque su voz suena débil, casi sin humor. Su sonrisa es más bien triste y menos divertida.

Piper le coloca una mano en el hombro, brindándole su apoyo.

—Encontrarás a la indicada —le anima—. Tal vez sea Rachel.

Percy gira el rostro, mirándola.

—Tal vez —se quedan en silencio, mirándose el uno al otro—. O tal vez sea alguien más.

Y sin previo aviso acerca su rostro al de ella y le da el más cálido y dulce beso de todos.

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