Capítulo 4.

124 6 0
                                    


Amber:

Vueltas y vueltas en la cama, eso es lo que he hecho desde que intenté conciliar el sueño, y es que aunque sé que todo fue un tonto juego no logro sacarme de la mente ese beso, beso que despertó algo en mí, algo que creía roto y que solo había sentido una vez en mi vida.

-¿Estás despierta?-  pregunta Sofía, quien se sienta a mi lado al ver que yo asiento a su pregunta.
-Sí, no logro conciliar el sueño- le respondo y estornudo, maldita alergia.
-¿Y sé puede saber por qué?- a ver Amber, tienes dos opciones contarle la verdad o contarle una mentira.
-La alergia, ya ves que no he parado de estornudar desde que me acosté- y opto por la opción de mentir, y es que no estoy mintiendo solo estoy omitiendo una parte de la verdad, al fin y al cabo sí tengo alergia.
-Buen intento, pero sé que estás mintiendo, tu nerviosismo te delata- ¡genial, ahora resulta que no me cree!, esta chica ya me está empezando a cansar, pero a quien engaño si me cae súper bien.
-Es que no sé si pueda contártelo, a lo mejor te molestas y no me hablas nunca más, y me caes súper bien- contesto sincerándome.
-No es necesario que me lo cuentes, por tu reacción sé que es sobre el beso con César, ¿o me equivoco?- ¿tan rápido me llegan a conocer las personas o qué?
-Emmm, sí- finalmente después de tanto dudar asiento.
-¿Te gusta?- guao, esta chica sí que es directa, pero mejor así.
-No lo sé, es algo raro, no sé cómo explicarlo. Hace unos días estaba totalmente enamorada de la persona que hasta ahora considero mi primer amor, y no hacía más que lamentarme y estar triste; pero desde que conocí a César no sé, simplemente olvido todo lo que me pasó, y ese beso despertó algo en mí que creía roto, igual quizás era la emoción del momento- e inconscientemente se derrama una lágrima por mi mejilla.
-Meses antes me hubieses dicho esto y te mataba, pero ya a César solo lo veo como un amigo, así que no tienes por qué sentirte mal, que pase lo que tenga que pasar- y después de su respuesta me siento mucho más aliviada, tanto que la abrazo.

Sinceramente esta chica me cae muy bien, es el tipo de persona con las que suelo compartir, así que tengo la esperanza de que entre ambas pueda surgir una linda amistad.

Una nueva mañana en la que los trinos de los pájaros se cuelan por la ventana, al igual que los rayos del sol, decidí levantarme tan solo a las nueve de la mañana, stop, que conste que es sarcasmo, pues el hecho de que ahora me encuentre colocándome un traje de baño y un vestido para luego irme a desayunar, se debe a que mis queridísimas compañeras de cuarto decidieron echarme encima un cubo de agua fría, con el objetivo de despertarme y lo principal, molestar.
-Buenos días- y quedo totalmente sorprendida por lo que ven mis ojos, una mesa llena de desayuno, que al parecer está delicioso, pues cada uno come con gran gusto.
-Buenos días- responden todos, ¿acaso están drogados o qué?, porque en su estado normal no tienen tan buenos modales.
-¿Están bien?- pregunto, mientras tomo asiento y vierto en un vaso un poco de jugo de naranja.
-Sí, pero igual que bien que la bella durmiente ya se despertó, mira que incluso llegamos a creer que para despertarte haría falta un beso apasionado como el de ayer- y al escuchar estas palabras de parte de mi primo me atraganto con el pedazo de tostada que estaba masticando.
-Sí, estoy de pie gracias a mis compañeras de cuarto que se encargaron de empaparme a mí y a mi cama a primera hora de la mañana- digo recuperando la compostura.
-¿Qué esperabas cariño?, ¿te crees princesa?- y esta vez es Jimena quien habla, una chica con la que no he compartido mucho, pero me da muy mala espina.
-No, no me creo princesa- le respondo cortante.
-Lo es- irrumpe César en la conversación, sentándose a mi lado y dándome un beso en la mejilla, en tanto yo no sé cómo reaccionar.
-No lo creo, es más, creo que no tiene por qué estar en este grupo, pero bueno- y dicho esto por Jimena abandona el comedor, y todo vuelve a la normalidad.

El día es igual al anterior, solo que esta vez no fue a mí a quien le tocó cocinar, así que pude disfrutar de un relajante baño en la playa, acompañado de bromas que causaban las risas de todos.

Justo ahora me encuentro eligiendo mi vestuario para esta noche, pues en la tarde acordamos ir a un bar que recién abrieron, o sea, como dijese mi mejor amiga Mía, esto es un SOS. Después de probarme casi toda la ropa que llevé en mi maleta me decido por un vestido largo color rojo abierto en la espalda y amarrado por encima de mi cuello, junto con unas sandalias de cuero, en fin, totalmente divina según Sofía.

El lugar, que en un  principio pensé que sería desagradable tiene un ambiente bastante acogedor, lleno de pequeños adornos por todos los rincones, en otras palabras me encanta. Mis queridísimos compañeros piden una ronda de cerveza, en cambio yo, opto por un refresco, al menos debe haber alguien cuerdo en este grupo. La noche sencillamente era maravillosa, pero mis esperanzas de que siguiera así se esfumaron cuando vi entrar por la puerta a Marcos, quien para variar estaba acompañado de alguien, y no sé si fue para molestar, pero logró sentarse en una mesa justo frente a la de nosotros; y aunque en un principio traté de contenerme llegó un momento en el que ya no pude más y salí a tomar un poco de aire fresco.
-¿Estás bien?- me preguntó César una vez que logramos alejarnos un poco, pero al verme llorar una respuesta no fue necesaria, así que me abrazó, lo que me trajo tranquilidad, ¿qué me estaba haciendo este chico?

César:
En cuanto vi entrar a su ex sé que ella no podría estar tanto tiempo ahí, porque justo cómo se siente en este momento me sentí yo, y sé que no es nada fácil; así que una vez que Amber sale del bar corro detrás de ella, y cuando la veo llorando mi única reacción es abrazarla, quizás ya debería aceptar que lo que me pasa con ella no es solo una amistad.
-Vaya, cuando mi prima me dijo que ya me habías cambiado creí que era mentira, pero parece que era todo verdad- suelta fríamente su ex que se sitúa frente a ambos.
-¿Qué quieres?- le pregunta ella separándose de mí.
-Ver con mis propios ojos que tomé la mejor decisión al terminar con todo esto, no cambias eh, decías estar enamorada, pero parece que ya encontraste a alguien que me sustituya, o ahora que lo pienso, alguien a quien utilizar para olvidarte de mí- le contesta igual de frío que antes.
-Yo no necesito a nadie para olvidarme de ti, al contrario de ti, ¿no?, o sea, cada día tienes alguien nuevo- y sus palabras parecen herir levemente a su antiguo novio.
-No me mereces Amber- sé que Amber en cualquier momento va a comenzar a llorar, así que espero que esta plática termine rápido.
-No, eres tú quien no me merece, y ahora que lo pienso, lo mejor que pude haber hecho es haberte dejado de lado ese día- juro que si este chico vuelve a decirle algo hiriente me meto en la conversación, y no va a ser para tirarle flores.
-Eres una…- pero no lo dejo terminar, pues mi puño se estrella contra su mejilla.
-Y tú eres un cobarde- y este es el final de la conversación, pues tomo a Amber de las manos y nos dirigimos a la orilla de la playa.
-Gracias, eres como un ángel para mí, desde que llegaste a mi vida solo me has ayudado. César, no sé por qué todo esto me pasa a mí, todo lo malo me cayó de repente: la ida de mi única hermana a otro país, y la muerte de mi abuela, ambas eran como mi sostén, no sé si me entiendes, y las perdí, una está a miles de kilómetros de distancia, y a la otra nunca más la voy a volver a ver, y pues lo único que me reconfortaba era esa maldita relación- verla así me duele mucho, yo diría que demasiado.
-¿Sabes?, dicen que detrás de algo malo viene algo mucho mejor,  quien sabe y este es el caso- y mis palabras parecen hacer efecto, pues deja de llorar y se torna más calmada.
-Gracias nuevamente, puede que este no sea el momento de preguntártelo, pero ¿por qué haces esto por mí?- y no encuentro palabras para decírselo, porque aunque tratara de explicarle no me entendería, lo sé, así que deposito un tierno beso sobre sus labios, lo cual me provoca una cálida sensación.
-¿Aceptas eso como una respuesta?- le pregunto, y aunque no me lo esperaba nos unimos en un cálido abrazo, un abrazo que para mí es más que eso, es la confirmación de que esta chica comienza a gustarme y bastante.

Segundas Oportunidades.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora