Capítulo 19.

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Amber:
  Duele mucho saber que tu luz al final del túnel se apaga, que tus esperanzas se van volando lejos y te dejan sola, que tu corazón se parte en miles de pedazos, pero más duele no saber qué hacer para recuperar lo perdido, para arreglar todo y que ello vuelva a la normalidad, duele, y demasiado, quizás más de lo pueda llegar a soportar.
 
Esta última semana ha ido de mal en peor, una cosa tras la otra, ver esa foto de César con Jimena me hizo sentir pésimo, me ha hecho pensar que lo que ocurrió fue porque debía pasar, y que para colmo todo sí fue una farsa, pero de su parte. Joder que no hace ni una semana que terminamos para que ya ande con otra, y menos con ella, la persona que jamás vería como algo más, sino como una amiga, la persona que hizo todo por separarnos desde que nos conocimos, sinceramente me da risa, ¿quién engañó a quién?, ¿quién es el verdadero culpable?
 
Lo de ir a la escuela lo hago prácticamente por obligación,  y de salir ni hablemos, el único suelo que piso es el de mi cuarto y creo que ni llego a hacerlo, porque pararme de la cama me resulta imposible; es por ello que a duras penas fui capaz de aceptar la invitación de Sofía para hablar hoy en la tarde, y más sabiendo el hecho de que el tema de conversación va a rondar en torno a César.
-Hola- la saludo con un beso cuando llego a la cafetería en la que quedamos.
-Hola, te preguntaría cómo estás, pero no es necesario hacerlo, tus ojeras te delatan- comenta con una sonrisa que logra aliviar el ambiente.
-Estoy pésimo, no voy a mentirte- me sincero, y es que ¿qué sentido tiene mentir cuando todo a mi alrededor me delata, incluso yo?
-Voy a ser directa Ber, yo aún no me creo lo de ustedes, ¿qué pasó?, o sea, entre ambos todo estaba a la perfección- pregunta y le da un sorbo a su café.
-Marcos llevaba días llamándome, yo no le contestaba porque no quería tener problemas con César; pero él terminó buscándome en mi casa para hablar y yo acepté a cambio de que me dejara en paz. Esa tarde que quedamos me enteré de que en unos días se va del país y no vuelve más, saberlo me dolió, porque a pesar de no estar enamorada ese cariño de amigos que nos tenemos seguía intacto, terminé perdonándolo por todo, o sea, a esa altura ¿de qué servía guardar rencor?. Si te soy sincera no me arrepiento de haber ido y ¿sabes por qué?, porque me di cuenta de que amo a César, que si fuese él el que tuviera que marcharse mi vida no tendría sentido alguno, y porque  finalmente cerré esa página en mi vida, esa página que tanto daño me hizo; igual parece que el que nunca me quiso fue él- termino de explicarle con una risa carente de humor.
-Aún no entiendo muy bien, o sea, tú no hiciste nada según tengo entendido- comenta.
-A él le mostraron unas fotos mías y de Marcos abrazándonos, pero que cualquiera que no estuviese ahí hubiera pensando que nos estábamos dando besos o algo parecido, ¿sabes lo que más odio me da?, que no me dejó explicarlo, prefirió creer en esa persona que sacó las fotos que en mí- cuando termino de hablar ya es demasiado tarde para evitar llorar, estoy ahogada en mi propio llanto.
-¿Y no pasó nada en verdad Amber?- pregunta y de cierto modo entiendo su desconfianza, hace poco tiempo que me conoce.
-Un día te prometí que sería incapaz de hacerle daño, y juro que no rompí esa promesa, nunca he roto ninguna y esta no iba a ser la excepción, no soportaría verlo sufrir- y recuerdo exactamente ese momento.
-¿Estás enamorada no?- pregunta con una sonrisa que me contagia.
-Sí, le amo, pero parece que él no a mí- afirmo.
-Pienso que sí te ama, lo conozco y sé que está enamorado de ti hasta la médula; es solo que siento que está atrapado en su pasado. Marina a él le hizo mucho daño, le partió el corazón, lo traicionó con quien decía ser su mejor amigo. César sufrió mucho, y prometió no hacerlo nunca más, y teme que tú seas capaz de hacerle lo mismo. En el fondo sé que serías incapaz de traicionarlo porque le miras con los mismos ojos que él le miraba a ella; y en cuanto a lo de la foto debe haber una explicación, de eso estoy segura- explica y por un momento mis esperanzas vuelven a mí, estoy dispuesta a recuperarlo.
La tarde que creía que iba a ser un total desastre terminó haciéndome reír más de lo que esperaba, y si hay algo de lo que no me arrepiento es en haber elegido a Sofía como una amiga, porque definitivamente es mucho más que eso, es algo así como la otra hermana que nunca tuve, porque la primera es Mía, quien estos últimos días ha estado en otro planeta.
-El tiempo cura todo Ber, recuérdalo, y ahora sí yo me voy, pero tú termínate el jugo que no has comido nada- se despide y se va, cosa que yo también hago una vez que termino mi jugo y aclaro un poco mis ideas, solo que no esperaba que al cruzar la calle tropezaría con César, y mucho menos que Jimena fuera su  compañía.
-Perdón, no te vi- se disculpa y yo me pierdo en su mirada.
-Vale- digo en un tono de voz muy bajo.
-¿Cómo estás?- pregunta y realmente me da risa su pregunta, ¿acaso no me ve?
-¿En serio me estás haciendo esa pregunta, no te parece absurda?- contrataco.
-Yo no mentí, al contrario tuyo- nuevamente otra risa de mi parte.
-¿Quién engañó a quién César?- pregunto y lo miro fijamente.
-Yo no he hecho nada Amber- ¿me quiere ver la cara de estúpida o qué?
-¿Te quieres burlar ahora de mí acaso?- vuelvo a preguntar y una lágrima de desliza por mi mejilla.
-No entiendo de qué hablas Amber- responde y al ver que tiene intenciones de secar mi lágrima me aparto.
-Hablo de la foto que me enviaron ayer César, la tuya con Jimena en la fiesta bien abrazaditos y acurrucados en un rincón del jardín, ¿qué curioso no?, justo terminaste con la persona a la cual solo veías como una amiga, y a la que más daño nos hizo, te aplaudo- y con estas palabras me dispongo a marcharme, pero su voz me detiene.
-No recuerdo nada Amber estaba borracho, yo no soy como tú- sus palabras me hacen darme media vuelta y pegarle una cachetada.
-Yo no hice nada imbécil, la foto que te mostraron no era de nosotros besándonos, era solo un abrazo, igual no sé para qué te lo explico si prefieres creerle a un desconocido que a mí, a la persona que te ama, porque sí lo hago, te amo como no he amado a nadie nunca- y sin más me derrumbo ante él sentimentalmente.
-La foto estaba bien clara, yo la vi, es más los vi, como te decía te quiero, lo vi todo- expresa Jimena, y en mi cabeza se activa todo como un clip, ella fue la única que nos vio, que sabe que no pasó nada, la foto es obra de ella.
-¿Fuiste tú no?, tú tiraste la foto porque te dolía verme con él, y estabas desesperada porque nos separáramos para intervenir en el medio- joder, ¿cómo no me di cuenta antes?
-No la culpes a ella por tus acciones- expresa César en su defensa.
-Ok César, ¿no me crees verdad?. Estoy segura de que fue ella, no había nadie más allí que supiera, pero bueno tan solo espero que te des cuenta de quién dice la verdad y quién está mintiendo, y que no sea demasiado tarde; y en cuanto a ti Jimena no sé cómo puedes caer tan bajo, eres lo peor- y ahora sí me marcho.
-Y tú eres una aprovechada- suelta Jimena y en serio que no sé cómo tiene vergüenza para hacerlo.
-No te atrevas a decirle más, desde mi punto de vista aquí la única aprovechada eres tú, y espero que tengas conciencia y arregles todo lo que has causado entre ellos, porque aunque me cueste admitirlo se aman- me defiende Marcos, quien apareció de la nada, pero igual agradezco que lo haya hecho, porque de lo contrario no sé qué hubiese podido suceder.
-¿Estás bien?- me pregunta a mí esta vez.
-No, pero solo llévame a casa- le suplico, y él asiente.
 

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