Capítulo 13.

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César:
 
Apenas recibo la llamada de Mía para avisarme del desmayo de Amber, no lo pienso dos veces y dejo todo para estar con ella, solo que cuando llego a su escuela, y específicamente a la enfermería, no esperaba para nada encontrarme con lo que mis ojos ven: mi novia y su ex conversando, y eso no es lo que me molesta, sino el hecho de ver cómo él la mira, incluso sabiendo perfectamente cuánto la hizo sufrir. Por un momento pienso en interrumpirlos para estar junto a mi novia, pero mi curiosidad me gana, y termino escuchando toda su conversación.
- ¿Cómo estás?- pregunta Marcos y toma asiento a su lado.
- Bien, no es como si me fuese a morir- le contesta sarcástica.
- Me alegro, toma, te traje un jugo de naranja, sé que te gusta, y necesitas comer algo- comenta y le entrega la botella de jugo, vaya después de todo no resulta ser tan inútil, al menos tiene un poco de sentido común.
- Gracias por esto y por lo de traerme, al fin y al cabo no estabas obligado a hacerlo- responde con una sonrisa.
- No hay de que bebé- expresa, y me sorprende ver que como la llamó.
- Ok- ¿qué espera para irse este chico, que entre y le de unos buenos golpes?
- Ber, ¿qué tal te va?, hace más de un mes en el que no sé nada de ti- pregunta, ¿preocupado?, y dándole un giro total a la conversación.
- Bien, estoy feliz- contesta con esa seguridad que me encanta.
- ¿Crees que podamos hablar sobre nosotros?- esta pregunta sí que no me la esperaba, o sea, ¿cómo es que alguien a quien considerabas todo te clava un puñal por la espalda, y luego regresa para sacarlo y curar la herida?
- Pues la verdad no, tú y yo no tenemos nada de qué hablar, y si te soy sincera no tengo el más mínimo interés en hacerlo- le responde un tanto fría, y realmente me alegra oír eso de su parte, sentir esa seguridad de que no siente nada más por él, que por ahora soy el único en ocupar un lugar en su mente y en su corazón.
- Amber, por favor, debo decirte algo importante- ruega.
- No Marcos, gracias por todo, pero ahora vete, necesito descansar- linda manera de echar a una persona, considerando que te rompió el corazón.

Desde mi punto de vista el hecho de que se termine una conversación conlleva a la retirada de una de las personas, en este caso la del innombrable exnovio de mi actual novia, pero por lo que veo este personaje no lo tiene muy claro, así que decido entrar de una vez por todas que es justo lo que debía haber hecho, pero por algo llamado celos y desconfianza no hice.
-Bueno, ya que llegó tu novio supongo que sobro, así que adiós- ¿supones?, es afirmativo, sobras.
-Adiós- contestamos Amber y yo al unísono.
-Por lo que veo has tenido varias visitas- digo y le doy un beso en la frente.
-Sí, pero la que más esperaba acaba de llegar- responde e instantáneamente de mi rostro sale una sonrisa.
-Mía me contó todo, ¿cómo te sientes?- pregunto y tomo asiento a su lado, justo donde estaba Marcos.
-Joder, que no me voy a morir, estoy bien, fue tan solo un desmayo- contesta riéndose.
-¿Siempre eres así, tan espontánea?- pregunto, porque me sorprende la manera en que se toma las cosas, y más sabiendo que algunas son perjudiciales para ella.
-La mayoría de las veces sí, igual es algo que ya deberías saber- contesta una vez terminado su jugo de naranja.
-Bien preciosa, sabes que te quiero, pero si de verdad quieres salir de aquí dentro de poco te aconsejo que descanses- y aunque no quiero irme sé que debo hacerlo, uno, porque necesita descansar, y dos porque peligra mi vida si Mía se entera que no la dejo hacerlo.
-También te quiero gusarapo- ¿gusarapo?, pero quien se cree para llamarme así.
-Tomando en cuenta que mides medio metro no deberías andar insultando a las personas, ¿lo sabes no?- comento burlón.
-Sabes qué, antes quería que te quedaras, ahora exijo que salgas de aquí- dice y se acuesta en la camilla nuevamente fingiendo que no estoy aquí.
-Que descanses mi inmadura- y estas son mis últimas palabras antes de salir y dejarla descansar un poco.
De la nada recuerdo que no he comido nada yo tampoco en todo el día, y que si no quiero acabar yo también en una camilla, y con una aguja pinchándome para medir mi nivel de azúcar en sangre, debo hacerlo, así que me decido por ir a la cafetería de la escuela y optar por una Coca-Cola.
-¿Así que eres su nuevo novio?- siento que preguntan a mis espaldas, para cuando me volteo darme cuenta de que quien lo hace es nada más y nada menos que su ex novio.
-Sí, ¿pero necesitas algo?- pregunto con desdén.
-Solo hablar contigo, y por cierto, deberías tratarme mejor considerando que soy su anterior novio, y amor de su vida- ¿qué hago, reír ante su estúpido comentario?
-Guao sí que tienes un ego bastante grande, y creo que tú y yo no tenemos nada de qué hablar- contesto desinteresado.
-Te ríes, pero si no fuera así ella no hubiese sufrido tanto, ¿o sí?- responde inmediatamente como si desde un principio tuviese todo planeado.
-Eres un idiota, eso sí que lo tengo claro, al igual que sé que no mereces a alguien como ella- toma esa Marcos.
-Ella también se equivocó- se defiende.
-Pero aceptó su error y trató de remendarlo, en realidad no sé cómo fue a parar ante ti- esta vez la defiendo yo.
-Está bien que la defiendas, pero estoy segurísimo de que te mueres por saber si aún siente algo por mí, que si ese sería el caso tú sobrarías- admito que al idiota después de todo le trabaja al menos una neurona, porque acaba de dar en mi punto débil, justo esa pregunta.
-Te equivocas- miento.
-Que conste que solo lo digo para que si es así no salgas dañado, sé que se siente querer a una persona y que no te corresponde- contesta y de la nada me viene una duda a la cabeza.
-¿Lo dices por ella?- pregunto pero no llega una respuesta de su parte.
-Eso era lo que quería decirte, que tengas suerte con ella- evade completamente mi pregunta y se marcha dejándome inmerso en una gran confusión, confusión que espero que sea solo eso.

Segundas Oportunidades.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora