《Rubatosis*.》

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Quien crea que un príncipe no tiene momentos de debilidad está muy equivocado.

Liam sin duda los tenía.

Quizás demasiados.

Normalmente podía sostener aquel peso que cargaba sobre sus hombros. Era difícil, sí, pero si quería ser un verdadero caballero, no podía rendirse. Debía ganar aquella justa contra sus miedos.

Pero había días que simplemente no podía con nada. 

Había días en los que eran él y sus lágrimas, y como único testigo la quietud de sus aposentos. Simplemente se encogía sobre sí mismo en el jergón e intentaba no perder la compostura, aunque en vano. A veces el peso de su armadura era demasiado, y todo ese dolor que apresaba su corazón salía a borbotones. Perdía el aliento y la cabeza le daba  tumbos. 

¿Qué era ese sentimiento que lo aquejaba?

¿Era tristeza? ¿Quizás rabia? ¿Angustia, melancolía, incertidumbre...?

¿Desasosiego?

¿Autocompasión?

¿Turbación?

¿Miedo?

¿Hastío?

¿Nauseas?

¿Amargura?

¿Rechazo?

¿Agobio?

¿Desolación?

¿Aversión?

Agh.

¿Acaso sentía algo siquiera?

Liam empezaba a dudarlo. A veces creía que ni siquiera sentía. Que simplemente se distanciaba de si mismo. Que él no era él. Que no estaba donde tenía que estar. No estaba en su cuerpo, no estaba en su mente.

Estaba ese característico dolor en el pecho, y no producido por lo vendajes que usaba como peto de armadura, precisamente. Era un tipo distinto de dolor. Al principio parecían solo punzadas, luego el corazón comenzaba a latirle tan fuerte que estaba convencido de que se le iba a salir por la boca. Y poco a poco se convertía es una congoja irrefrenable. Un suplicio, un tormento, una tortura. 

Me duele, me duele de verdad. 

Haz que pare. 

Que alguien lo pare, por favor. 

Por favor, por favor, por favor...

Los gritos ansiaban desgarrar su garganta, pero su voz estaba tan rota por el llanto que lo único que conseguía era emitir pequeños gemidos de desesperación, tan débiles que nadie podría oírle.

No. Nadie me oye nunca.

Liam prefería fingir que era algo mejor que aquellas piezas rotas. Pretender que era algo más que aquel desastre en el que se había convertido. Jugar a ir más allá y pensar que algún día todos lo verían como realmente era.

Pero, ¿y si todo el mundo pudiera verle? Verle de verdad.

¿Y si todo el mundo lo supiera?

¿Les gustaría lo que verían?

¿O lo odiarían como él mismo odiaba aquella vida y aquel cuerpo que le habían tocado tener?

n/a:

un poquito de dolor para el alma ;-;

im sorry, i love my son Liam, pero todos tenemos momentos de debilidad y quería plasmar como él podía sentirse cuando perdía totalmente la calma.

panic attacks are not nice :< 

*RUBATOSIS: La inquietante consciencia del latido de tu propio corazón.

I'm Not a Princess.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora