《Navidad, dulce Navidad.》

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Nota de la autora:

¡¡hola!! últimamente me siento inspirada y con ganas de escribir, así que aquí estoy.

este es probablemente el capítulo más largo que he escrito hasta ahora (de esta historia) ¡espero que lo disfrutéis mucho!

p.d: si os pasáis por mi nuevo tumblr os como a besos (?) (www.spacewxrrior.tumblr.com)

love xx.

- A.

La Navidad no era una época que emocionara especialmente a Liam. Navidad significaba reuniones familiares, palabras vacías y hacer regalos por obligación.

No, a Liam no le gustaba la Navidad.

O al menos hasta ese año.

La joven del torreón de al lado lo invitó a pasar la Nochebuena con ella y su padre. Aquello era probablemente lo mejor que le llegaría a pasar ese mes de diciembre. Tenía muchísimas ganas de ir, y a su madre, la reina, aquello no pareció importarle, así que aceptó con gusto.

Al filo del ocaso, Liam estaba frente a la puerta de su doncella. No estaba tan nervioso como anteriormente, puesto que él y Lizzy ya habían estrechado lazos. Ahora eran amigos.

Amigos.

Tenía una amiga.

Es más, la joven del torreón de al lado era su amiga.

Sonreía con tan solo pensarlo.

Ella lo recibió con una enorme sonrisa y un abrazo que hizo que Liam perdiera el sentido. Seguidamente entraron en su humilde hogar, donde los esperaba el lord de dicho torreón, el padre de la muchacha.

Era un hombre adulto, de mediana edad, aunque se veía joven, atractivo y tenía una enorme sonrisa en el rostro (Liam supo en ese momento de donde había heredado Lizzy su sonrisa). Parecía agradable. Parecía un hombre que estaba enamorado de estar vivo.

Pasaron una noche estupenda. La comida era exquisita, y Lizzy no paraba de decirle a su padre lo genial que era Liam (lo que consiguió que nuestro príncipe se sonrojara de regocijo). Sus anfitriones eran maravillosos, sin duda. Liam se sintió como un verdadero caballero en su propia mesa redonda.

Después de comer, la joven dama lo arrastró hasta su cuarto. Allí, sacó un paquete envuelto en papel navideño.

- Es una tontería... - Murmuró con una sonrisita nerviosa, entregándoselo. - Pero quería que lo tuvieses.

Liam, atónito, tomó el paquete entre las manos.

- No tenías por qué...

Tras desgarrar el papel de regalo, descubrió que se trataba de un suéter. Un suéter navideño de punto, con dibujos tales como árboles de Navidad, renos, estrellas y detalles por el estilo.

- Lo he... Lo he tejido yo. - Declaró la joven. A continuación sacó un suéter muy parecido al de Liam del armario. - Llámame tonta, pero quería que tuviesemos suéteres navideños a juego, y eso.  - Dijo poniéndose el suyo, con una sonrisita nerviosa.

El chico miró con detenimiento la prenda de ropa, entre ilusionado y sorprendido.

- Es horrendo. - Tras una pausa, levantó la vista y con una sonrisa, murmuró. - Me encanta.

Ella soltó una carcajada que hizo que el corazón del joven príncipe diese un vuelco. Entre risas tontas y agradecimientos, Liam se puso su suéter. Era el típico jersey navideño feo, y que picaba una barbaridad, pero realmente le encantaba, y más habiendo sido un regalo de Lizzy. A pesar de ser una prenda de lo más vasta, se sentía como si llevara la mejor armadura que se hubiese fabricado nunca.

- Yo... No te he traido nada. Lo siento. - Se disculpó Liam, sintiéndose algo culpabe.

- Créeme, que estés pasando la Nochebuena conmigo es suficiente. - Respondió ella, con ilusión brillando en sus ojos de esmeralda.

El resto de la noche la pasaron en el salón, conversando, jugando videojuegos o incluso juegos de mesa. Al cabo de un rato, el lord del torreón puso música y se marchó de la sala, con la excusa de que iba a buscar algo más de beber.

De pronto, Lizzy agarró a Liam del brazo, sacándolo a la improvisada pista de baile que habían creado en el salón.

- N-No sé bailar. - Se apresuró a decir él nerviosamente.

- No importa. - Sonrió y cogió las manos de Liam. Una la agarró con firmeza, y la otra la colocó suavemente en su cintura. Luego, ella colocó su mano en el hombro de él. - Solo déjate llevar.

Y bailaron. Bailaron a pesar de no tener ni idea de bailar. Bailaron juntos, pegados, sonriendo como tontos y haciendo comentarios estúpidos. Y fue maravilloso.

Cuando la música cesó, ambos se miraron sonriendo. Distraídamente, Liam observó el pequeño pedazo de muérdago que colgaba sobre ellos en el techo. Ambos jóvenes compartieron una mirada nerviosa y algo incómoda.

Al cabo de un momento, la chica carraspeó, con el rostro cubierto por un leve rubor, que hizo que sus pecas resaltaran notablemente. Después, se puso levemente de puntillas y depositó un suave beso en la mejilla de Liam.

El chico sintió que se le salía el corazón. Le faltaba el aliento. Sus labios, tibios y delicados contra la piel de su mejilla lo hicieron temblar.

Luego, volvieron a compartir una mirada y rieron nerviosamente. Tras un momento de silencio, ella susurró:

- Liam... Eres... Eh. - Se apartó el pelo de la cara, sonriendo tímidamente. - Eres mi mejor amigo.

Aquello llenó el corazón de nuestro príncipe de calidez. Simplemente porque era un gesto de cariño totalmente sincero y genuino.

Y eso era suficiente para él.

I'm Not a Princess.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora