I'm Not a Princess.

《Ese-día-del-año.》

De todos los días que habían en el año, Liam no podía creer que ya fuese ese-día-del-año.

Había llegado demasiado rápido, como un suspiro, pero el calendario lo marcaba con claridad: "Uno de diciembre"

Fatalidad.

Nuestro príncipe odiaba aquel día; no solo por ser el aniversario de la muerte de su padre, sino porque toda su familia acudiría al encuentro, y aquello significaba que no podría haber rastro de Liam, sino de Lyssa. La cruel reina, a la cual llamaba madre, lo obligaría a mantenerse al margen y por si fuera poco a ponerse un vestido.

Un vestido.

Fa-ta-li-dad.

Si había una cosa que detestara Liam, eran los vestidos. Él prefería mil veces su vestimenta habitual. Lo hacía sentir bien (aunque tuviese que pagar el precio de los vendajes, etcétera), lo hacía sentirse como un verdadero caballero de armadura de latón.

Los vestidos lo hacían sentir raro, incómodo, desnudo. Lo hacian sentir como una doncella, y eso es lo que menos quería en el mundo.

Y así, Liam, (con una vestimenta que le hacía enrojecer a más no poder y querer esconderse donde nadie lo encontrara) entre una multitud de gente que, a pesar de ser sus familiares, eran prácticamente desconocidos, recordó a su padre, el rey.

Se recordaba junto a él, cuando aún le quedaba una chispa de vida. Recordaba con añoranza sentarse en su regazo y dejarse embelesar por las historias que él le contaba. Echaba de menos escuchar sus palabras de amor mágicas que auyentaban las pesadillas, o jugar con él a caballeros y dragones.

El rey siempre conoció a Liam como su princesa, su pequeña princesita. Y nunca lo conocería como el príncipe que quería ser, en el que quería convertirse.

Pero no le importaba. Para él, a pesar de todo, aquello era suficiente.