《un fiel escudero.》

43 7 3
                                    

Liam comenzaba a pensar que se volvería loco.

Tap. 

Llevaba encerrado en sus aposentos más de una semana (a excepción de sus salidas obligatorias a aquel calabozo al que llamaban instituto), y creía estar empezando a perder la cabeza.

Tap. ... tap.

Liam dudaba que un príncipe debiera estar tanto tiempo encerrado en palacio. Los príncipes se debían a su pueblo, a su gente y a sus deberes caballerescos, y no al aplastante aburrimiento del encierro en la corte. O eso pensaba él.

Tap. ... tap. ... tap.

Por si fuera poco tenía una conversación pendiente con su doncella de ojos de jaspe que no había podido darse debido a su encierro... ¡Estaba desesperado! Pasaba tantas horas allí dentro en una soledad tan abrumadora, que incluso creía comenzar a escuchar ruidos extraños...

¡CRASH!

El joven príncipe se incorporó de un respingo, escaneando rápidamente su alcoba en busca del peligro inminente que se aproximaba; un dragón iracundo, un nigromante malvado, una horda de soldados furiosos con sed de venganza... Pero en su lugar, sus ojos se toparon con una piedrecita en el suelo del dormitorio, junto a un montón de cristales rotos. Al otro lado de la estancia: el tragaluz, lanzando destellos iridiscentes de los rayos de sol chocando contra las afiladas aristas de un perfecto hueco abierto en el cristal. La escena del crimen era clara, pero, ¿y el culpable?

El caballero se levantó de su jergón y miró hacia abajo, a través del ventanal, solo para encontrarse con el rostro conocido de cierto juglar de ojos brillantes... Pero esta vez, su mirada estaba llena de vergüenza, arrepentimiento, y lo que Liam pudo identificar como una sutil diversión disimulada.

Tras un buen intentando encontrar las palabras adecuadas para expresar su incredulidad, Liam optó por, simplemente, exclamar:

- ¡¿Te has cargado mi ventana, pedazo de imbécil!?

El juglar de la chispa en los ojos fue incapaz de contener durante más tiempo la risa; dejó salir una atronadora carcajada teñida de nervios mientras se sujetaba el estómago con un brazo.

- Lo siento, tío. No quería lanzarla tan fuerte.

- Genial. - murmuró su alteza. - Mi madre me va a matar... Y luego me revivirá y me volverá a asesinar. Me va a asesinar doblemente. ¡Triplemente! ¡Asesinato múltiple realizado en un solo cadáver, Magnus!

- No seas dramas. - replicó el joven bardo, aún con cierta jocosidad en la voz. - Mira, esto no habría pasado si respondieses mis mensajes. ¡No te mataría mirar el teléfono de vez en cuando!

- ¿Cómo voy a mirar el teléfono si estoy CASTIGADO?

- Ah. - ambos permanecieron unos segundos en silencio, mientras Magnus asimilaba la información tan estúpidamente obvia en la que no se le había ocurrido reparar con anterioridad. - Tiene sentido. Lo siento, tío. - repitió, esta vez con las pupilas radiantes y temblorosas por la risa y el arrepentimiento. A continuación, alzó un par de libretas de aspecto usado y las zarandeó en el aire. - Te has dejado tus cosas en clase.

- ¿Y no podías esperar a verme mañana en el instituto para devolvérmelas?

- ¡Perdona por ser un buen amigo! 

Liam suspiró, resignado, dejando que su ira inicial se disipara. Magnus tenía suerte de que el príncipe no fuese un monarca tirano, o ya le habría castigado con la guillotina. Tenía que admitir que, aunque caótico e impredecible, Magnus era, sin duda, un buen amigo.

- Vale, vale. Pero si salgo ahora mi madre me va a matar-

- ¿Doblemente? ¿Triplemente? Ya, ya. Lo pillo. Te dejaré tu diario en la puerta de casa para que puedas desahogarte con tranquilidad. - dijo el muchacho agitando uno de los cuadernos con aire divertido.

- Cómo- ¿Cómo sabes que es...? - un pavor repentino recorrió la columna del joven caballero, y sintió como sus mejillas se tornaban de un estridente color carmesí. - Como hayas estado cotilleando... Oh, dios, ¡ahora el que va a realizar asesinato múltiple voy a ser yo, capullo!

- Tranqui, no he estado husmeando... voluntariamente, al menos. - dijo casi para si mismo. - Pero deberías saber que tienes muchos papeles sueltos aquí metidos que tienden a salirse y volarse por ahí... - tras una pausa, apretó los labios y preguntó arqueando las cejas. - Dime... ¿Quién es esa tal... Lizzy?

- Oh, dios. Estás muerto. Estás muy muerto. - dijo Liam de golpe, comenzando a bajar las escaleras súbitamente para dar con el bribón que se hacía llamar su amigo.

En el fondo, Liam estaba tranquilo. Confiaba en la palabra de Magnus, puesto que, al fin y al cabo, era como su fiel escudero. A veces era algo molesto y no tenía filtros, pero Liam sabía que él no era como los demás.

Él nunca le traicionaría. Los escuderos nunca traicionan a sus caballeros, ¿no?


n/a:

eh. hola.

tengo la cara muy dura actualizando esta historia después de tanto tiempo sin dar señales de vida, jeje... ni siquiera sé si la gente sigue usando wattpad o es algo que se quedó en 2017 xd pero el caso es que llevo AÑOS sin siquiera entrar a mi cuenta.

he revisitado esta historia y me ha entrado mucha nostalgia, y me ha dado mucha pena que se haya quedado inconclusa, ¡así que voy a intentar continuar escribiéndola! no prometo actualizaciones frecuentes, ya que tengo una vida bastante ajetreada desde hace un tiempo, pero... ¡la historia de Liam no ha acabado!

también editaré algunas partes anteriores porque creo que hay muchas cosas que se pueden mejorar, pero intentaré no cambiar demasiado la esencia y el formato de la historia, porque al fin y al cabo, parece que ha gustado tal y como fue escrita inicialmente.

muchas gracias por la comprensión y nos leemos próximamente (ahora sí, lo espero de todo corazón).

love xx

- A.


Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 09, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

I'm Not a Princess.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora