《sonrisa ausente.》

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A veces, solo a veces, Liam pasaba buenos ratos con su madre.

La Reina era una mujer tosca y seria, con los pies en la tierra y la mirada en el horizonte. Cualquiera que la viese podría decir sin lugar a dudas que era una mujer ocupada, y que se tomaba muy en serio la vida. Quizás demasiado...

Nuestro príncipe sabía que todo lo que la Reina hacía era por su bien. Las horas extras de trabajo, la actitud impasible hacia la vida, las acaloradas reprimendas cuando hacía alguna locura (como su última aventura, que acabó el una desmesurada borrachera...), y demás.

Liam tenía la esperanza de que algún día su madre le viese como el príncipe de armadura reluciente que realmente era, pero también sabía que a los ojos de su majestad, él no era más que una niña estúpida e ingenua. Y a veces, Liam realmente quería odiar a su madre. Quería odiarla por no ser capaz de entender que él jamás sería su princesita. Quería gritarle y destrozar el castillo piedra a piedra. Quería tener una excusa para culparla de la muerte del rey

Pero nunca lo hacía. No podía. 

Al fin y al cabo, ella era la única familia que le quedaba.

Liam sabía que la Reina hacía todo lo que podía por ser buena madre. A su manera, pero lo intentaba. No podía echarle la culpa de haber vivido en un régimen en el que desde siempre a todos les enseñaban que los príncipes debían ser de una manera, y las princesas de otra. Que no había cabida para las personas como él, que no encajaban en los moldes.

Y sí, puede que le costase admitirlo, pero Liam añoraba aquellos tiempos en los que se sentaba en el regazo de su alteza y ella le peinaba el pelo con infinito cuidado y las manos cargadas de delicadeza y dulzura. Echaba de menos que le contara cuentos y le hiciera cosquillas hasta quedarse sin respiración. Echaba de menos verla genuinamente feliz... 

Tenía grabada en la mente la imagen de sus padres bailando un vals en mitad del salón, entre risas tontas y pasos torpes. Recordaba a su madre, salvaje, preciosa, con los ojos llenos de vida; y a su padre, cuando aún era un hombre apuesto de risa fácil y mirada astuta. Le gustaba pensar en ellos de aquella manera, jóvenes, enamorados, cariñosos, inalcanzables...

Recordar el semblante de su madre cuando aún tenía una sonrisa grabada le hacía querer llorar.

Porque Liam apenas recordaba la forma de su sonrisa. 

Y la echaba mucho de menos.


n/a:

antes que nada, por favor, no me linchen por haber estado MÁS DE UN AÑO sin actualizar esta historia. soy un desastre. lo sé, lo siento. no me odiéis demasiado.

en fin, digamos que últimamente han pasado muchas cosas en mi vida, y aunque quisiera no tenía ni tiempo ni motivación para escribir, pero ahora que estoy en cuarentena encerrada en casa por culpa del p*to coronavirus, tengo todo el tiempo del mundo para dedicarle a mis escritos.

intentaré no dejar la historia tan abandonada como la última vez, ¡lo juro!

una vez más, me disculpo por haberos hecho esperar tanto por una nueva actualización, y para finalizar, ¡espero que os haya gustado esta parte!

nos leemos próximamente (espero).

love xx

- A.

I'm Not a Princess.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora