Marco
- ¿Qué te parece la idea? -mi agente acaba de venir a casa, después de mi entreno para proponerme un par de cosas. Y no, no me planteo marcharme del equipo-. Yo creo que es una buena manera de poder crear tu propia imagen.
- Pero vamos a ver, soy jugador de fútbol no modelo. -Mi hermano y mi padre, junto a mí, escuchan atentamente toda la conversación-. No sé cómo funciona este mundo. Así que, explícame qué pretendes.
- No se trata de que ahora seas modelo a la par de futbolista. Nada de eso. Solo que una web personal te ayudará a crear tu propia marca e incluso a fidelizar tus seguidores.
- Hombre, visto así no tiene mala pinta -valora mi padre, echándome una mano por la espalda-. Piénsatelo, hijo. La decisión es tuya.
- A mí me parece una buena idea, puede que ahora nos parezca extraño. Pero, por ejemplo, Iker Casillas tiene su propia web. Y Cristiano. Si lo piensas bien, no está mal.
- Eso es. Muchos jugadores ya la tienen. Además, podríamos hacer concursos, más allá del club, y poder tener un mayor contacto con los aficionados. ¿Eso no te gustaría?
- Sí, claro que me gustaría -me paso la mano por la nuca, pensativo-. ¿Pero esto no es mucho trabajo?
- Hombre, contrataríamos a una agencia. E incluso, llegará el día en el que tu propia imagen tenga que ser manejada por una de estas.
- Menudo lío -digo, sentenciando la conversación y levantándome de la silla-. Haced lo que queráis.
Me siento en el sofá y lanzo la pequeña pelota de tenis que había cerca hacia la pared. Me están agobiando.
- Marco, piénsatelo -insiste mi hermano-. La idea está genial.
Hablo unos minutos más con mi padre y mi hermano. Mientras mi agente habla por teléfono sobre algo que no le está gustando nada. Sus caras lo dicen todo. Le observamos expectantes para saber lo que ocurre. Cuando cuelga el móvil, nos mira con cara de circunstancias:
- Siento informaros que, de momento, el tema de la web queda aplazado. La persona que se iba a encargar de ella se ha echado atrás.
- ¿No hay más agencias? -Igor sigue insistente con el tema-. Esto es Madrid y seguro que alguien puede echarnos una mano.
- Sí, claro que las hay. Pero el club no nos permite que lo hagamos con otra externa a la suya.
África
Como un soplo de aire fresco, ahí está ella. Escuchándome, abrazándome y consolándome.
- Después de esto te has ganado el cielo -le digo a Sara, mi mejor amiga-. Aún no me puedo creer que por decir que no, me hayan despedido.
- Has hecho lo que debías. No te comas más la cabeza -ahí está ella siempre, para saber consolarme-. ¿Qué ha sido de Álvaro?
- Parece ser que para algunas personas no es suficiente todo el trabajo que hago -le doy un trago al café, mientras suspiro-. Y sobre Álvaro, él no ha tenido nada que ver. La decisión viene desde arriba. Él intentó parar la situación, e incluso se ofreció él a hacer la web cuando no tiene ni idea.
- No te lamentes. Yo estoy orgullosa de ti, y mucho. Sé todo lo que has luchado por conseguir trabajar en lo que te gusta. Y te aseguro que no conozco a ninguna fotógrafa mejor que tú. Y de diseño web ya, ni hablemos. Te echarán de menos.
- Pero eso me lo dices porque me aprecias, eres mi amiga. Que más quieres, Sara.
- Vamos a ver, África. Que para tus padres esto no sea un trabajo digno no quiere decir que no lo sea. ¿Me oyes? Y sino, pregúntales quién ha planificado cada anuncio que ven en la tele. O cada panel o cartel cuando van a comprar. ¿Ellos? ¿Lo han hecho ellos? No, lo ha hecho una persona publicista. Lo que precisamente eres tú.
ESTÁS LEYENDO
Quiero que vuelvas | Marco Asensio
FanfictionLa busqué en los aeropuertos y en las estaciones de tren. Y, por fin, estaba ahí, a centímetros de mí. La miré a los ojos, como nunca antes lo había hecho y pedí: - A ver cómo te explico yo... que quiero vuelvas.