Capítulo 13. Entrenamiento

1.6K 93 18
                                    

África

Espero sentada en las gradas a que llegue el moreno que tengo por ex compañero de trabajo. Después de mi despido no he vuelto a ver a Álvaro y el entrenamiento es el único sitio donde puedo hacerlo. Por lo que he acompañado a Marco y así de paso les veo entrenar.

Mientras miro entretenida mi móvil, noto una mirada sobre mí. Me agacho las gafas de sol, que segundos antes tenía en la cabeza, para poder saber quién me observa desde el centro del campo. Y tengo al mallorquín sentado en un balón mirándome mientras sonríe. Le devuelvo la sonrisa y sigo a lo mío.

Y antes de comenzar el entrenamiento Álvaro aparece por el túnel de vestuarios, con la cámara en mano. Es mi oportunidad y decido bajar para hacer acto de presencia.

- Álvaro, ¿qué tal? -saludo justo delante de él-.

- ¡África! -me da un abrazo, de esos que expresas un "lo siento"-. ¿Cómo estás tú después de todo?

- Yo estoy bien, no te preocupes. El que no sé si estás bien eres tú. Eso de no verme cada día debe ser duro -le digo bromeando y me da un pequeño golpe en el hombro, y reímos-.

- Pues tu ausencia la llevo bien, tenía ganas de poder trabajar tranquilo -sigue bromeando-. Bueno, un poco de menos sí que te echo. No te voy a mentir.

- Soy irresistible -le respondo riéndome-.

- ¿Y tú qué haces por aquí? -me pregunta, mientras mira hacia los futbolistas que comienzan a calentar-.

- Quería verte y este era el único sitio que sabía que podrías estar. Hablé con Marco y aquí estoy -le confieso-.

- A ver si pronto hacemos otra cena, pero sin ausencias. Porque entre Marco y tú, nos dejastéis solos.

- Qué exagerado -respondo y pensando en lo que pasó aquella noche-. Bueno, si quieres organizar algo díselo a los cabecillas de Ramos e Isco. Ellos te montan un sarao en menos que canta un gallo -le digo, antes de volver a las gradas para dejarle trabajar-.

El entrenamiento llega a su fin y el mallorquín se acerca a la posición de Álvaro por lo que bajo con ellos. Marco me mira justo en el momento que llego, me guiña el ojo y sigue hablando con el otro chico. En ese momento creo morir y mis mofletes suben de tono.

- ¿Ya me estáis criticando? -pregunto riendo, cuando llego-.

- De verdad, ¿cómo has podido aguantar a semejante persona durante tanto tiempo? -pregunta Marco a Álvaro, cogiéndome por los hombros y colocando mi cabeza en su pecho, haciéndome cosquillas a la vez-. ¿Te crees el centro de atención o qué?

- Aún me lo pregunto. Vaya suplicio -le sigue la broma Álvaro y yo pongo los ojos en blanco. Vaya dos se han ido a juntar-.

- No voy a decir nada al respecto, solo que sois unos exagerados -digo volviendo a mi posición y separándome de Marco-.

- Bueno, os dejo, voy a ducharme.

- ¿Desde cuándo tanta confianza con este? -me pregunta sorprendido Álvaro-.

- Últimamente nos llevamos muy bien -le explico-.

- Ya veo, ya. Antes no podías ni verle, y ahora... cualquiera diría que tenéis algo.

- ¿Qué? -pregunto, nerviosa-. ¿Qué dices?

- Mujer, es un decir. Ahora os lleváis muy bien. A la vista está.

- Somos solo amigos. No digas tonterías -digo justo antes de ir en dirección a la salida del campo-.

- ¿Y del tema del trabajo qué tal vas?

Quiero que vuelvas | Marco AsensioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora