Capítulo 18. Secreto

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África

La rutina siempre es dura, aunque últimamente me siento más cómoda de lo normal. Pero más nerviosa. Y es que no paro de darle vueltas a la cabeza con un tema en especial. Un tema que tiene nombres y apellidos. No sé qué quiero y no sé qué espero con mi relación de amistad con Marco. 

- ¿Te conozco? -me bromea el mallorquín mientras le saludo entrando por la puerta de su casa-. 

- Qué gracioso estás hoy, ¿no? -sonrío mientras le doy dos besos-. 

Tras el saludo amigable, intento separarme de él pero me agarra del brazo y me abraza. 

- Te he echado de menos -suelta por su boca y creo que me muero, en ese momento-. 

- Yo a ti también. No me gusta estar tanto tiempo separada de ti -confieso, mostrando mi debilidad por él-.

- Estaba preparándome la mochila, me apetece hacer deporte al aire libre y desconectar. ¿Te apuntas?

- Bueno, no te voy a decir que no -le digo mientras le miro alzando las cejas-. Pero no traigo ropa de deporte, eso se avisa. 

- ¿Desde cuándo un futbolista no tiene ropa deportiva de sobra en su casa? -insinúa y se dirige a su habitación convencido-. 

- Marco, no te preocupes. Podemos pasar por mi casa en un momento, en serio. 

- Toma y cámbiate, quejica -dice antes de darme un beso en la mejilla y salir del cuarto para dejarme sola.

Me miro al espejo. La olor a colonia que desprende la camiseta que llevo puesta de Marco me tiene ensimismada y sus pantalones con el número veinte y el escudo del Real Madrid me gustan demasiado. Me hago una coleta alta en el pelo y decido que estoy lista para relajarme junto al balear.

- ¿Sabes una cosa? -Marco llama mi atención, mientras caminamos cogidos de la mano por la sierra de Madrid-. Ojalá pudiésemos estar así de tranquilos, y juntos, por cualquier parte del mundo. 

- A mí también me gustaría, pero te recuerdo que tu vida muy tranquila no es. Por desgracia, en parte. 

- Lo sé, pero es lo que siempre había querido. Luché y lo conseguí. 

- Puedes conseguir todo lo que te propongas, estoy segura. Pero, ¿no echas de menos vivir en el anonimato? 

- Hay momentos en los que sí. Pero jugar sobre el césped del Bernabéu con todos mis compañeros lo compensa todo y me aclara todas las ideas sobre que estoy haciendo lo correcto. 

- Me encanta verte feliz -le confieso mientras le sonrío y me besa-. 

- Esto, Afri... hablando así un poco de todo. Tú y yo, ¿qué somos?

- ¿Debemos de ser algo? -pregunto, confundida-. 

- No lo sé, por eso lo pregunto. Yo estoy dispuesto a conocerte más y ver qué pasa. Incluso, ahora mismo me niego a conocer a alguien que no seas tú. 

- Marco, yo también pienso lo mismo. Mentiría si te dijese que no te echo de menos y que no me gustas. Pero no quiero prisas, no quiero errores y quiero ir despacio. Porque no todo es tan fácil. Y tu situación no me pone las cosas fáciles.

- Te entiendo perfectamente. Por eso, había pensado que podríamos empezar algo los dos, juntos. En secreto, por ahora. Ver cómo avanzan las cosas y si va bien, seguir hacia adelante. 

Marco

Tengo a Afri con la cabeza apoyada en mis piernas. Duerme tranquilamente mientras yo trasteo mi móvil y veo un partido de fútbol de fondo. De vez en cuando le acaricio el pelo y la mejilla. Echaba de menos estar así de bien y de a gusto con alguien. Y por fin, vuelvo a tener paz y tranquilidad con alguien tan cerca de mí. 

Estoy a punto de quedarme yo también dormido sobre el sofá pero el sonido de la puerta me sobresalta. ¡Qué oportuna la persona quien quiera que sea!

- ¡Chenchoooo! -al abrir la puerta de mi casa me encuentro con Isco y Lucas tras ella- Venimos a molestarte un rato, y bueno a decirte que si vienes a casa a cenar -me informa el malagueño entre risas por las gracias y las caras extrañas que pone el gallego-.

- Pasad, anda -les pido mientras me río yo también-. Y no hagáis ruido, Afri está durmiendo. 

- ¿Que África está aquí? -Lucas se gira para mirarme emocionado-. No me lo puedo creer, ¡Áfriiiiiii!

Sin más ambos corren hacia la recién mencionada para gastarle bromas y despertarla. Esta casi mata a mis amigos cuando la despiertan y me mira a mí en busca de ayuda. Yo solo me río para hacerla rabiar un poco más. Pero la verdad es que me encanta su forma de ser. 

- Por si no lo sabíais, pero os puedo dar una paliza al fifa que flipáis -informa Afri mientras vuelve del baño y se sienta a mi lado-. 

- Pues cuando quieras lo comprobamos -Le propone Isco mientras intenta ganarle a Lucas-. Por cierto, ¿vosotros dos estáis juntos o qué? Porque aquí empiezan a saltar chispas y no será entre Lucas y yo eh. 

Miro a mi amigo con cara de pocos amigos y luego miro a Afri. No sé cómo va a reaccionar. Sin embargo, me sorprendo demasiado. Ella me coge la cara, la gira y me da un beso delante de mis dos compañeros de equipo. 

- Eso resuelve vuestras dudas, ¿verdad? -dice tan normal-. Eso sí, es un secreto que ahora solo sabéis vosotros. 

- Y de aquí no sale -promete Lucas, sorprendido todavía-. 

Vuelve la temporada y la cogemos con ganas. Ya era hora de que volviese el fútbol y la rutina. Pero me gusta aún más cuando nos informan que tenemos que hacernos las fotos oficiales para las diferentes competiciones y la fotógrafa afortunada no es otra que África. Entre fotos nos conocimos y quiero que siempre sea así. 

Intentamos disimular entre el resto de jugadores pero los dos que sí saben lo nuestro gastan bromas intentando ponernos nerviosos. Tanto que decido esperar fuera mientras hablo con el capitán y con Ceballos porque entre tanta tontería me voy a poner más nervioso de lo normal y se va a liar. 

Y es que tengo ganas de más. Pero no sé si ella también, y eso me pone nervioso. Más de lo que debería. 

Quiero que vuelvas | Marco AsensioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora