Capítulo 14. Continuar

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África

Estoy sumergida en una semana de trabajo, y no tengo tiempo ni de respirar. Al final decidí buscar algo más allá de llevarle la web a Marco. Y por eso estoy aquí, en una agencia de publicidad haciendo campañas para otras empresas.

Casi tengo que correr literalmente. Llego tarde y el mallorquín odia esperar. Pero por suerte, consigo llegar solo cinco minutos tarde de la hora acordada.

- Solo son cinco minutos, eh -digo antes de que pueda decirme nada mientras me abre la puerta de su casa-.

- Tranquila, fiera -dice riéndose-. No pasa nada, estaba entretenido haciéndo la maleta y ni me había dado cuenta.

- ¿Te ha cabido todo esta vez? -le bromeo, sentándome en el sofá del salón-.

- Pues claro. Soy un genio haciendo maletas. -no puedo evitar reír ante sus palabras y él sonríe-. ¿No me vas a saludar en condiciones?

- ¿Qué dices, Marco? -pregunto, sacando el móvil de mi bolsillo y contestando algún que otro whatsapp.

No me da tiempo a hacer mucho más. El moreno que tengo por amigo me quita el móvil de las manos, lo deja sobre la mesa y me besa. Acabo sobre Marco, ambos tumbados en el sofá y entre besos. Todo muy bonito hasta que me paro a pensar en lo que significan: despedida.

- ¿Estás segura de no venir? -me pregunta por mil y una vez este último mes-. Puedes venir en el avión con todo el equipo, de verdad.

- Ya hemos hablado sobre esto, Marco. Ese ya no es mi trabajo y no pinto nada en Kiev.

- ¿Cómo que no? Para mí es importante que estés allí.

- Marco, por favor, no insistas -le pido, acariciándole el pelo-.

El balear parece no entender mi postura y no acaba de tomárselo del todo bien. Se incorpora en el sofá, obligándome a sentarme bien. Le miro a los ojos, pidiéndole perdón. Y en su mirada solo veo decepción. Como si le hubiese fallado. Como si hasta el último momento hubiese esperado más de mí , esperando un "te acompaño a la final de la Champions League" de mi boca.

Es momento de marcharme y recapacitar. Sé que está enfadado y decepcionado. Y no sé qué es peor. Ambas cosas me duelen. Pero sigo pensando que mi trabajo con el equipo acabó y no soy nadie para acompañarle.

- ¿Como estás? -Sara hace acto de presencia con dos botes de cerveza en la mano-. Bebe, te hará falta.

- ¿Qué dices? -le pregunto a mi mejor amiga, mientras me tiro en el sofá literalmente-.

- Supongo que será duro encender la tele y ver a Marco y al resto del equipo. Además, de que en Twitter y Facebook todo el mundo habla de la final. ¿Cómo lo llevas?

- Pues bien, ¿porqué debería llevarlo mal?

- ¿Quieres dejar de hacerte la dura? No te pega.

Mi amiga me conoce más de lo que creo, porque estoy hecha una auténtica mierda. Pensando que Marco está decepcionado conmigo. Acabo bebiendo más cerveza de la cuenta y me toca acostarme antes de lo previsto, perdiéndome todo el partido. Para olvidar los problemas bebo y después duermo.

- Venga, despierta -Sara me acaricia el brazo intentando despertarme-. Tienes que ir a casa, tus padres empezarán a preocuparse por ti.

- ¿Qué hora es? -pregunto mientras me froto la cara con las manos-.

- Las tres de la mañana. Y, por cierto, puedes felicitar a Marco. Han ganado la final.

- Eso no te lo he preguntado -le reprocho a mi amiga, antes de marcharme de su casa.


Quiero que vuelvas | Marco AsensioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora