Capítulo 9. Nunca

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Marco

Vuelta en el Santiago Bernabeu de Semifinales de Champions. Estoy en el once titular y de los nervios. Tenemos que llegar a la final y hay que hacer un buen partido en casa.

El partido acaba con un empate a 2 y un partido muy complicado para nosotros. Sin embargo, conseguimos pasar a la final de Kiev. Volvemos a hacer historia.

Tras acabar el partido, celebramos el pase a la final con la grada. Todo es gracias a la afición. Mientras paseamos por el césped del Bernabeu las cámaras nos acribillan a fotos para inmortalizar el momento. Sin embargo, ninguna de las cámaras es África.

Bromeo con mis compañeros, grabamos algún que otro vídeo para Instagram y saludamos felices a nuestros aficionados. Me abrazo a mi hermano, a mi padre y a mis amigos que habían decidido venir al partido de hoy.

Sin embargo, tengo la sensación de que me falta algo. O alguien. Y como si me hubiese leído la mente, suena mi móvil. Se ilumina la pantalla con su nombre:

- Hola, Afrii -le saludo, mientras la escucho reír-.

- Enhorabuena, ya estáis en la final -me felicita y, yo feliz por ello, sonrío-. Dale la enhorabuena de mi parte al resto, ¿vale?

- Claro, ni lo dudes -le prometo-. Faltas tú aquí, haciendo fotos -le confieso-.

- Sí, bueno, no estaría mal -responde no muy convencida-.

- ¿Quieres que te pase una foto para la web? -esta vez soy yo quien se adelanta. La escucho reír otra vez y vuelvo a sonreír-. Bueno, luego te la paso.

Hablamos un par de minutos más. Nada más allá de algún detalle del partido.


África

- Esto es surreal -me quejo mirando al moreno que tengo justo delante de mí-. ¿De verdad tenías que traerme como asesora y estilista?

- Pues claro, nadie mejor que tú puede darme opinión sobre qué ropa ponerme -suelta con una risa mientras yo me echo las manos a la cara-.

- ¡Venga ya! Lo único que me queda es que me cuentes tus amoríos y me pidas consejo -digo resignada. Y ante su mirada, le advierto-: Ni se te ocurra hacerlo, porque te juro que no vuelves a jugar al fútbol.

- Vaya, ya me has fastidiado el plan -bromea antes de desaparecer por el probador de una de tantas tiendas de este centro comercial. Y antes de que pueda desbloquear el móvil, está ante mí-. ¿Qué te parece esta camisa?

Y en ese momento creo enamorarme. No sé si de la camisa, si de él, o de todo. Lo debe notar por mi cara y porque soy incapaz de hablar.

- Afri, ¿piensas decir algo? -insiste, expectante por mi opinión-.

- Me encanta esa camisa -admito, sin dejar de mirar la prenda de color azul cielo-. Recuérdame que el día que tenga un novio que me quiera, le compre una exactamente igual -le digo totalmente convencida-.

- Entonces me la llevo -sentencia riéndose ante mi reacción-. Bueno, ahora me pruebo los vaqueros y me dices.

Y así paso la tarde de martes, entretenida viendo como un jugador de fútbol se compra ropa. Porque entre tanta ropa se compra alguna que otra gorra y unas zapatillas.

- Aún no sé cómo he accedido a acompañarte -le confieso de camino a su coche-.

- Porque en el fondo te caigo bien, admítelo -me reprocha, riéndose otra vez-. Por cierto, esta te la regalo -me dice antes de ponerme a mí la gorra que en ese momento llevaba él-.

Quiero que vuelvas | Marco AsensioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora