Capítulo 5. Amigos

1.9K 93 54
                                    

           

Marco

Al día siguiente, cuando me levanto, leo la contestación al mensaje que le mandé a África.

Mensaje de @africasetze_: ¿se puede saber qué dices?

Leo el mensaje y me froto la cara. ¿Marco en qué lío te estás metiendo?

- Marco, vamos a dar un paseo ¿vienes? -mi padre intenta hacer planes con mi hermano y conmigo. Pero no tengo ganas-. Y deja el móvil, hijo. Todo el día con él.

- No me apetece, papá. Podéis ir Igor y tú.

- ¿Estás bien? -pregunta el recién mencionado Igor-.

- Sí, estoy bien. Solo que quiero quedarme un rato aquí -en realidad no sé qué me pasa, ni qué estoy a punto de hacer-.

- Entonces nos vamos, si necesitas algo llámanos. -anuncia mi padre, saliendo por la puerta-. Estaremos aquí para comer.

Pues si supieras que la comida no va a estar hecha, pienso mientras sonrío un poco. Desbloqueo el móvil y me decido a contestarle a África:

@marcoasensio10: quiero que vuelvas al trabajo. Sé que dijiste que no a mi web.

Ni dos minutos pasan cuando me ha contestado:

@africasetze_: Ah que, ¿era la tuya? Ni lo sabía, solo que era de uno de los jugadores del club. Lo siento. Y no, no voy a volver.

Esto cada vez se complica más. ¡Joder, Marco! Reacciona.

@marcoasensio10: No sé porqué huyes de nosotros. Y sé que te han echado. Pero puedo hacer que vuelvas. Ni yo mismo estaba convencido de hacerme esa maldita web, pero si me la haces tú, acepto.

Esta vez tarda más, tanto que me desespero.

@marcoasensio10: Por favor, vuelve.

Y ahí se queda la conversación. No vuelve a escribirme y yo decido olvidar lo que acaba de pasar.

- Pásalo bien en el entreno -me dice mi padre antes de irme-. Y ten cuidado.

Él tan padrazo como siempre. Qué haría yo sin él. Mientras tanto Igor duerme la siesta. Y yo me dirijo al entreno. Hoy toca sesión por la tarde.

Llego a la ciudad deportiva y allí me encuentro con mis compañeros.

- ¿Qué pasa, pisha? -el primero en recibirme es el malagueño. Le echo la mano por los hombros y le doy una colleja-. Oye, ya empezamos con los golpecitos.

- No, hombre -le digo riéndome-. Jesusitooo, ¿qué tal? -saludo a Vallejo pasando por su lado y entrando a vestuarios-.

Salimos al césped y empezamos a correr. Isco me cuenta las últimas artillerías de su hijo mientras Ceballos y yo le reímos las gracias al niño. ¡Vaya pieza! Seguimos las órdenes del míster y en uno de los descansos, como siempre, toca foto mítica. Voy a hacérmela con Isco, Ceballos y Theo pero escucho a Lucas Vázquez y a Ramos armando jaleo. Me giro y, ¡no puede ser!

Me acerco a Ramos y Lucas. Y allí está, cámara en mano preparada para hacer la foto.

- ¡Espera, que me pongo yo también! -digo lo suficiente algo para que me escuche. Una vez hace la foto, nos acercamos a hablar con ella. Solo tenemos dos minutos más-. ¿Qué haces aquí?

- Trabajando, ¿no me ves? -sonrío y sé que se da cuenta.

- ¿Nos la enseñas? -le pregunta Lucas sobre la foto. Y ella nos muestra la pantalla de su cámara-. ¡Mira qué bien salimos!

Quiero que vuelvas | Marco AsensioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora