Capítulo 10. Piscina

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África

- Tengo ganas de estar allí -le confieso a Sara-. Se me están haciendo eternos los días, de verdad.

- Yo también tengo muchas ganas -afirma mi mejor amiga-. Necesito unos días de desconexión y Londres es el mejor lugar.

- Pienso hacer fotos a todo aquello que me encuentre a mi paso, por puro placer.

- Afri, ¿estás segura de este viaje? -mi amiga se pone seria, incluso demasiado a mi parecer-. Escuché a Álvaro comentarte que deberías irte a Kiev, por lo de las fotos al Real Madrid y demás...

- Ya dije en su momento que me negaba a ir. Así que, no hay nada más que hablar. Tú y yo nos vamos a pasar unos días a Londres, sin importar nada más -sentencio, algo molesta-. Y si te vas a poner así, y no quieres venir, tranquila que iré yo sola.

- África, no te enfades. Solo quiero entender porqué no quieres ir. Ahora parece que te llevas mejor con Marco y con el resto del equipo tampoco tienes ningún problema. Entonces, ¿qué es?

- No quiero ir. ¿Debe haber alguna explicación específica? Porque yo no pienso que deba haberla.

- ¿Me vas a contar ya la verdad? -insiste la pesada de mi amiga-.

- Te estoy diciendo la verdad, Sara. No tengo nada más que decir sobre este tema -zanjo el asunto mientras le doy un trago a mi cerveza-.

- Y cambiando de tema, ¿qué es eso de que anoche cenaste en casa de Marco? -mi amiga tan directa como siempre-.

- Fui para ver unas cosas de la web. Estaban allí su hermano y su padre, y al final me invitaron a cenar. Y son tan majos que no pude decir que no.

- Luego te quejas, pero qué bien te cuida el mallorquín.

- No digas tonterías, Sara.

Mi vida es irónica. Ahora apenas veo a Marco, solo cuando tengo que hacerle fotos o tenemos que ajustar algo de la web. Porque sí, ha decidido volver a encargarse él de los asuntos que tengan que ver con él y su web. Y, sin embargo, nos llevamos mejor que cuando nos veíamos más días.


Marco

- Si que has tardado poco -le digo riendo a Afri mientras le abro la puerta de mi casa-.

- En el momento que has nombrado la piscina, me ha falta tiempo -dice mientras se ríe y sonrío-.

Pasamos al salón y África se deshace de su mochila, para mirarme expectante.

- Bueno, ¿y la piscina? -pregunta cual niña de cinco años-.

- ¿Solo me quieres para eso? -le pregunto mientras apoyo mi espalda en la parte de detrás del sofá y cruzo los brazos a la altura de mi pecho-.

- Para una vez que me invitan a una piscina de estas tan guays, sí. Te quiero por tu piscina -dice totalmente seria y en cuestión de segundos nos echamos a reír los dos-.

- Qué mal se te da mentir -le aseguro mientras me acerco a ella y le paso mi brazo derecho por sus hombros y la llevo hasta la ansiada piscina-. Entonces, ¿quieres darte el primer baño del año?

- No -niega rotundamente, mientras me mira-.

Yo solo puedo reírme. Y por hacerla rabiar, la cojo en brazos y me acerco a la piscina.

- ¿Estás segura? -le pregunto mientras me pega manotazos por donde pilla-. Mira que has dicho que solo me quieres por mi piscina, pues tendrás que probarla.

Quiero que vuelvas | Marco AsensioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora