Capítulo 19. Arriesgar

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Marco

En el tema profesional las cosas no acaban de ir bien, el equipo no acaba de sentirse cómodo y las cosas no salen como deberían. Eso me frustra bastante y me ha pasado factura a nivel personal. Tanto que mi agobio llegó a más y me distancié de muchas personas. Sí, una de ellas es África.

Nos vemos a diario, el equipo ha decidido contratarla como una de las fotógrafas oficiales del equipo. Pero cuanto más cerca estamos físicamente, más distanciado me siento. No quiero hacerle daño y siento que ella no se merece sufrir mi situación actual. Siempre tuve claro que el fútbol es lo primero en mi vida y por eso me he centrado mucho en cada error, sin dejar espacio a nada ni nadie más.

- ¿Alguna vez te han dicho que los trenes solo pasan una vez? -miro a Lucas sin entender lo que me quiere decir-. Marquito, no seas tonto y no desaproveches ninguna oportunidad más. Hoy está aquí, mañana puede que no.

- Lucas, sé claro -le pido al gallego mientras intento ponerme bien la bota antes de ir a entrenar-.

- Sé de sobra que aún sientes mucho por Afri. Y ella por ti también. Pero no os queréis arriesgar ninguno de los dos. Parece que no sabéis que en esta vida, o te arriesgas o lo pierdes todo.

- Desde fuera todo parece más fácil, y ojalá todo pudiese ir bien. Me jode estar mal conmigo mismo y pagarlo con ella. No se lo merece. Pero por eso mismo no quiero que sufra por mí, ni por nada de esto.

- Piensa que quizá lo que necesitas es alguien que de verdad te apoye y confíe en ti plenamente, ¿te has parado a pensar que esa persona puede ser ella? Nosotros vamos a estar siempre que lo necesites, igual que tu familia e incluso tus seguidores. Pero cuando llegas a casa necesitas a alguien que te abrace y que este contigo pase lo que pase, alguien que llegó sin más y que confía en ti en todo. Piénsalo, no es ninguna tontería. Y si todos fuésemos tan egoístas como lo estás siendo tú ahora mismo, estaríamos solos y amargados. No dejes ni permitas que la vida pueda contigo.

- Siento todas las discusiones que hemos tenido últimamente, no pasamos por nuestro mejor momento y acabo desahogándome con quien menos lo merece. Y sobre lo que me acabas de decir, quizá tengas razón. Quien no arriesga no gana, o eso dicen.

Y aquí estoy un par de días más tarde, sin saber si hago lo correcto o no. Doy más vueltas que un tonto intentando buscar aparcamiento. Casi media hora después lo consigo, me pongo la gorra para disimular un pelín más, las gafas de sol, la mochila y salgo en dirección a casa de la persona que quizá me eche de su vida para siempre.

Busco el portal donde discutimos la última vez y busco su nombre, no me cuesta mucho hasta que toco al timbre y su voz me sorprende por el telefonillo. Se sorprende al saber que soy yo pero no se niega a abrir.

- ¿Marco? -es su primera reacción al verme delante de la puerta de su casa, dispuesto a arreglar lo que me he cargado yo solo-.

Me mira sin saber cómo reaccionar desde el sofá, y sé que temiendo a que de un momento a otro volvamos a discutir. Pero ni he venido a eso ni a darle el discurso del siglo para que me perdone.

- Volvamos a empezar de cero, quiero que vuelvas a formar parte de mi vida. Quiero que vuelvas a ser el principal motivo de mi sonrisa y que vuelvas a ponerme mi vida patas arriba.

- Marco... ¿estás seguro?

- ¿Por dónde empezamos? ¿Nos volvemos a presentar? Hola, soy Marco. -intento evitar su pregunta, no sé la respuesta ni quiero saberla-.

Antes de poder decir nada más nos interrumpen. Su familia hace acto de presencia y se echa las manos a la cara.

- Escóndete en mi habitación -me pide demasiado nerviosa-. Marco, por favor.

- Afri puedo decirles que he venido a algo de las fotos... -insisto, pero sé que no va a funcionar-.

- Marco, ni un minuto tienes.

Acabo cotilleando todo lo que tengo alrededor, sin hacer ruido. Estará pensando que la está liando y que esto no le merece la pena. Lo que ella no sabe es que a mí me vuelve a ilusionar, como si volviese a tener 15 años.

No la dejo hablar cuando entra en la habitación, mientras cierra la puerta rápidamente y me mira. Solo me acerco a ella y la beso.

- ¿Me piensas decir cómo vas a salir tú ahora de aquí?

- Puedo quedarme aquí esta noche. -Le digo mientras me río y ella niega con la cabeza-.

Finalmente, no nos queda otra. Agradezco que se lo acabe tomando a risa. Aunque más risas recibo por parte de mis compañeros de equipo cuando al día siguiente nos ven aparecer juntos y además, voy vestido con la misma ropa del día anterior. Afri no sabe dónde meterse de la vergüenza ni qué excusa poner.

Y así es como empieza una de las relaciones más bonitas que he tenido hasta ahora en mi vida. Porque las mejores empiezan sin esperarlo, en el momento más extraño e inoportuno. Eso sí, pese a no ser tú, siempre quiero que vuelvas.

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Este es el final de "Quiero que vuelvas". 🥺

Gracias a cada una de las personas que habéis leído el fanfic. Esto es por y para vosotros ♥️ .

Quiero que vuelvas | Marco AsensioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora