Otra vez no apareciste.
Ningún ruido, ninguna voz, nadie ocupando tu hogar. El silencio volvía a ser el protagonista de mi vida mientras yo era el personaje secundario.
No puedo decir mucho sobre aquel día porque nunca supe donde estabas, me concentré o al menos intenté mantener mis pensamientos en el trabajo.
Fue uno de los días más extraños, como tu vida.
No tengo mucho por decir.
Lo siento.