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2019

  -No entiendo por que odias a Alfred- dijo Guillermo viendo a Samuel regresar a la cama después de haber sacado al perro.

-No lo odio, es solo que- pero se vio interrumpido por Alfred, que comenzó a aullar al otro lado de la puerta. Él bufó y enterró la cabeza en la almohada.

-No es su culpa, es solo que él se acostumbro a dormir aquí conmigo cuando tu no estabas, me hacia compañía, Samu.  

-Lo conscientes demasiado, Guillermo, él es enorme y es el perro más cobarde, consentido y llorón que he visto en mi vida.

-Él aún es un bebé, Samuel, déjalo en paz.

Samuel lo miro con una ceja alzada, Guillermo le sonrió y se encogió de hombros.

-Bien, ya, calla a tu perro que mañana tengo que ir a trabajar.

-Yo también tengo que trabajar, ¿sabes?

-Ya, pero tu entras a las doce, yo a las ocho.

-Igual es tu perro, recuerda que fue tu regalo de cumpleaños.

-Guillermo.

-Bien, de acuerdo- Guillermo se levanto divertido, últimamente le encantaba molestar a Samuel. Fue hasta la puerta y la abrió, Alfred de inmediato intento entrar, pero Guillermo lo detuvo por el collar.-. Shhh- puso su dedo sobre sus labios, no podía ver muy bien al perro por la oscuridad, pero supuso que este había ladeado la cabeza, como siempre hacia.  

Cerro la puerta y fue a acostarse.

Primero él, pegándose a Samuel, y después Alfred, que se subió junto a Guillermo.

Si Samuel no se daba cuenta que el perro estaba ahí, no tendría por que importar.  

Torpe||Wigetta||AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora