Torpe||Wigetta||Adaptación

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El rugido de una moto atrajo a Guillermo hasta su cochera.

-¿Qué es eso?- casi grito mirando la monstruosa motocicleta bajo su marido.

Samuel lo miro sonriente y acelero una vez más.

-Es una Harley Davidson Heritage Softail Classic 1450- de pronto parecía más orgulloso de esa moto que de cualquier otra cosa.

-Si, es una moto, gran cosa, me refiero a ¿Qué hace en nuestra cochera?

-Bueno, llevo días viéndola en la agencia y hoy al fin me decidí a comprarla- una gran sonrisa adornando si rostro-. ¿No es fabulosa?- para dar énfasis volvió a acelerar, haciéndola rugir.

-Samuel, tienes sesenta y dos, la crisis de los cuarenta paso hace años ¿No crees?- recargándose en una mesa de llena de herramientas se cruzo de brazos, admirando la brillante pintura negra índigo de la moto.

Samuel lo miro con el ceño fruncido.

-Esto no es por una crisis o algo, bien sabes que siempre he querido una motocicleta, y ahora que la tengo- la apago, alzando las cejas y después palmeando el pequeño asiento para acompañante detrás de él- puedo sacarte a pasear y presumirte por todos lados.

Guillermo soltó una genuina carcajada, sosteniéndose el estomago de la risa.

-Bueno a menos que sea en un asilo, no veo donde más puedes presumirme- dijo todavía entre risas.

-Oh vamos, amor- Samuel bajo de la moto y atrajo a Guillermo hacia si, tomándolo de las caderas-. No te desprecies de esa manera. Aun eres sexy- y mordió su quijada levemente, después trasladando su boca para un beso, que fue interrumpido por el timbre del teléfono sonando en el bolsillo de Guillermo..

Este se apartó de Samuel y contesto en cuanto vio que era Séptimo, a su vez que caminaba para entrar a la casa, pero apenas dio un par de pasos Samuel le dio una ruidosa palmada en el trasero.

Guillermo lo miro con sorpresa sobre su hombro, el teléfono junto a su oído.

-Esto no ha terminado, bebé- le dijo Samuel dándole un guiño antes de volver a montarse en la moto.

-Oh, por favor, papá, dime que no habla de lo que creo que esta hablando- la voz quejumbrosa de Séptimo le llego desde el otro lado de la línea, a lo que él sólo atino a reír, por que, bueno, realmente Samuel si hablaba de eso.