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2019

-Pe-pero Samuel, no te puedes ir.- dijo Guillermo a punto echarse a llorar, Alfred se puso frente a él, alerta, listo para defenderlo si era necesario, que no lo era, pero el perro veía mal a su dueño y eso no era normal, así que, bueno, ahí estaba.  

Samuel miro al perro con el ceño fruncido, pero una parte de él se sintió más tranquila al ver que él cuidaría de Guillermo en su ausencia.  

-Guille, si tan solo-

-¡No, Samuel! No quiero escucharte.  

Y Samuel de caer los hombros.

¿Enserio?

-Solo me voy mes y medio, y sabes que es por trabajo y que voy a volver, ¿cual es el problema?  

Guillermo limpio las nulas lágrimas y se rió. 

-Ninguno, solo quería saber que se sentía hacer eso.- luego miro al perro y le puso una mano en el lomo, dándole unas palmaditas- Tranquilo Al, todo esta bien, solo bromeaba.  

Alfred no lo miro, pero infló los mofletes y luego soltó el aire, como un bufido, como si hubiera entendido lo que Guillermo había dicho y a paso tranquilo fue al sillón, donde se subió y se acostó. Guillermo lo miraba ofendido por el desplante.  

-Ya hasta hartaste al perro, Guillermo.-dijo Samuel divertido.

-Oh cállate- se acerco a Samuel y le paso los brazos por el cuello- ¿cuando te vas? ¿a dónde iras?  

-Probablemente salgo el quince de este mes, y volveré el uno o dos de octubre, a Seattle.  

Guillermo gimió y recargo la cabeza contra el hombro de Samuel.  

-Es mucho tiempo y es tan lejos.- dijo con pesar.  

Samuel levanto su rostro, una mano en cada mejilla y beso su frente.

-Prometo que hablaremos todos los días ¿si?  

-De acuerdo.

Pero Guillermo no quiere que se vaya, aunque solo sea mes y medio, y es que, jamas se ha separado de Samuel por tanto tiempo.

Torpe||Wigetta||AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora