Capítulo 5

520 13 19
                                    

{Coral}

Han pasado dos meses desde que nos mudamos a Barcelona, las cosas van bastante bien; estoy feliz con el curso de fotografía y  la gente me trata genial aunque echo mucho de menos a Raquel. La semana pasada fui allí a pasar el finde y lo cierto es que me llevé una gran sorpresa…

 

 

Las cuatro de la tarde. En una hora sale el tren para Madrid. En parte estoy nerviosa, hace dos meses que no voy y no sé cómo estará todo. Tengo muchas ganas de ver a Raquel, a todos y a Dani también pero creo que lo que teníamos se ha enfriado bastante durante estos meses, no es que hayamos hablado mucho durante este tiempo y yo no le di ninguna respuesta a lo que me dijo porque no estoy segura, dudo que esté enamorada de él, dudo que me haya enamorado de verdad alguna vez. 

Cojo la mochila con la ropa que me llevaré, me quedaré a dormir en casa de Raquel hasta el domingo. Esta mañana ya me he despedido de mi hermana, de Nerea y de Ana. Mi padre me espera en el salón mientras guardo las últimas cosas. –Va Coral, el tren sale en media hora cariño. Me grita desde el comedor. –Ya voy papá. Salgo acelerada de la habitación con la mochila a cuestas. Me choco con Àlex que sale a la vez de su habitación. Está medio del pasillo despeinado con los auriculares puestos. La verdad es que está guapísimo. Sonríe al verme. –Empiezo a pensar que te gusta esto de chocarte conmigo eh. Me dice bromeando. –Ya te gustaría a ti. Sonrío. Nos quedamos un rato mirándonos a los ojos. Odio que siempre que lo mire me pase esto, es algo raro. Pero sus ojos me trasmiten mucho y odio no poder dejar de mirarlos. –Bueno, veo que ya te vas.- Me devuelve a la realidad. –Sí, echo de menos a mis amigos. –Seguro que por aquí también te echan de menos, sobretodo Gerard.- Sonríe pícaramente. ¿Por qué tiene esa jodida sonrisa? ¿Por qué? ¿Y tú, me vas a echar de menos? Pienso para mí. Pero…¿cómo puedo pensar eso? ¿Qué me pasa? Igual si que es cierto que necesito irme pero para desconectar de todo. Algo raro me pasa, debo estar pillando una enfermedad o algo. Mi padre aparece en el pasillo. –Va, que llegas tarde.- Cojo la mochila que se me ha caído al chocarme con Àlex y él se queda parado. Nos quedamos mirándonos. –Bueno, a la vuelta nos vemos. Le digo sonriendo. –Sí, a la vuelta nos vemos…pásalo bien.- Me acaricia la mejilla. ¿Por qué tiene que ser tan cariñoso? Va Coral, sal de ahí antes de que te puedas arrepentir de algo. Me voy y no sé por qué me giro antes de entrar en el salón para mirarle, pero él ya no está.

Llego a la estación y me despido de papá. Nada más entrar en el tren me pongo la música y cierro los ojos. Durante el trayecto pienso en todo lo que he vivido hasta ahora en Barcelona, la gente que he conocido. Carla y yo nos hemos hecho muy amigas. Se podría decir que es de las mejores amigas que tengo allí. Gerard es un amor de chico, sí, puede que sienta algo por mí pero yo sólo lo veo como un hermano. Desde que estoy allí me ha ayudado siempre mucho, pero no siento nada más por él.  Y bueno, luego está él, el chico con el que me choqué nada más llegar a Barcelona, el cual me cayó fatal nada más verle, aunque siempre he admitido que es jodidamente guapo. Lo cierto es que no sé si le odio, no sé si en ese odio hay algo de cariño, ¿Cariño de qué? No lo sé. Sólo sé que cuando me mira no me importa nada más. Me da igual todo lo que esté pasando alrededor, ya puede ver una guerra allí mismo que sólo puedo estar pendiente de sus ojos, es como si me hablaran. Pero no sé, no quiero darle más vueltas al tema. Suspiro.

En media hora estoy allí, después de dos meses podré abrazar a Raquel, me contará sus locuras durante estos dos meses, la necesito. También estarán las demás, tengo muchas ganas de verlas y saber cómo está todo por allí. Al llegar cojo mi pequeña mochila de la estantería de arriba y me asomo por la ventanilla. Sonrío. Veo a Raquel ansiosa mirando por todas las ventanillas. Sólo está ella, pero no necesito nada más. Nada más bajar Raquel corre hacia mí como una loca. Me abraza fuerte y así estamos unos minutos. –Te he echado de menos fea. Mucho. Me mira y me aprieta aún más fuerte. –Y yo a ti Raquel. –Por cierto estás muy morena eh.- Me dice mirándome de arriba abajo. Sonrío. –Sabes que espero que vengas por allí pronto. Te encantará la playa. Por cierto, me tienes que poner al día de todo lo que pasa aquí. Le digo curioseando. Su padre nos espera fuera y llegamos a su casa en coche. De camino me cuenta cómo va todo por allí. Hasta que me recuerda a alguien que yo apenas recordaba…-¿Has estado hablando con él durante este tiempo?- Me pregunta preocupada. –No…apenas hemos hablado, en realidad no hemos hablado nada, pero tampoco le he respondido.  La miro seria. –Deberías ser sincera con él. Pero no te preocupes porque él no está mal tampoco.- Su respuesta me deja un poco sorprendida pero decido no darle demasiada importancia. Pasamos el día en su casa y nos arreglamos ya que por la noche saldremos de fiesta y…supongo que me lo encontraré. Él sabía que venía porque Raquel se lo dijo, pero no me ha dado señales de vida. Cuando ya estamos arregladas recibo un mensaje en el móvil. Lo miro y es Gerard…”Te parecerá mentira pero por aquí se te echa de menos, pásalo bien guapísima”. Me quedo un poco sorprendida, notaba que le gustaba pero nunca le he hecho ilusiones, aunque lo ha intentado varias veces, es un chico guapísimo y encantador pero lo veo como un amigo. Le respondo sin saber bien qué decirle. “¡Qué sorpresa! Yo también, cuídate y ya me contarás cómo van por allí las cosas”. Raquel al verme ocupada con el móvil enseguida se acerca a chafardear. –Eh, ¿Hay algo que no me hayas contado?-Me pregunta alzando las cejas. Empiezo a reír. –Nada, no digas tonterías. –Va, no me puedo creer que en Barcelona no hayas conocido a ningún chico que te guste, aunque sea un poco.- Me pregunta intentándome sacar algo. Pienso en lo que me dice, lo cierto es que sí, he conocido  a alguien que  vive en la misma casa, al que tengo que ver cada día y a todas horas, el que con su mirada y su sonrisa me hace olvidar todo, pero él nunca se fijaría en mí, es más supuestamente le odio y es mi hermanastro, así que debo ir quitándomelo de la cabeza y tampoco sé si me gusta, no sé, es raro. –No…nadie, de verdad.- Le digo intentando parecer convencida. –Bueno…mira este chico.-Le enseño una foto de Gerard. –Tía, es guapísimo.-Se queda sorprendida. –Bueno, ¿Y tenéis algo?- Me pregunta sonriendo. –No, no para nada, es sólo un amigo. No me gusta decir estas cosas pero creo que va detrás de mío y…-¿Y? –Pues que lo veo como un amigo Raquel. Le digo seria. –¿Ves a este pivón como un amigo?-Deberías ir al oculista en serio, puede que sea genial como persona pero está buenísimo y algo serio no te digo que sí porque sé cómo eres, pero un rollete sí Coral. Me dice sonriendo. –Raquel…Dani está esperando a que le diga algo y me dices esto. Estás fatal.- Le digo riendo. –Mira, Dani no está tan mal ya te lo he dicho. Así que disfruta.- Quizá tenga razón, pero siento que le debo una explicación a Dani, no me quiero ir sin hablar con él.

Amor condalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora