Capítulo 25

258 11 20
                                    

¡Buenas! Ya tenéis un nuevo capítulo, espero que os guste. Me encanta leer todas vuestras opiniones. Ya tengo pensado el final aunque aún quedan algunos capítulos. ¿Qué os va pareciendo la historia hasta ahora? ¿Volverán a verse Àlex y Coral algún día? ¡Besos!

____________________________________________________________________

{Coral}

Durante el trayecto intento dormirme pero me es imposible, no dejo de darle vueltas a lo que ese idiota me dijo ayer. No puedo creerlo. Confiaba en él y es algo que no me pasa con todo el mundo y a la primera de cambio, me ha demostrado como es. Soy una imbécil por confiar en él. Lo cierto es que ahora mismo no quiero volver a esa casa, todo me recuerda a él y eso me destroza por dentro. Pongo música y finalmente consigo adormilarme un rato después de pasar toda la noche en vela. Raquel me envía un mensaje diciéndome que me recogerá en la estación. Mis abuelos al enterarse de que voy se han alegrado muchísimo, incluso me han dicho que me quede allí a dormir pero no, prefiero estar en casa después de tanto tiempo y necesito estar sola. Nada más llegar Raquel me echo en los brazos de Raquel. Como puedo, le explico todo lo ocurrido y ella no cree lo que escucha. Me intenta animar como sea pero no puedo. Le cuento que necesito estar sola unos días y ella, que me conoce de siempre y sabe cómo soy, lo entiende perfectamente. Después de estar una mañana con ella, por fin regreso a casa, en realidad echaba de menos mi hogar. Nada más llegar voy a mi habitación y tiro la maleta al suelo mientras me tumbo en mi cama. Pienso en todo lo ocurrido desde que llegué a Barcelona, todo ha sido como una especie de montaña rusa en la cual he acabado muy abajo. ¿Cómo alguien puede hacerte sentir tan bien y en cuestión de horas matarte por dentro? Me hago esa pregunta a cada minuto y no consigo encontrar respuesta. A las dos horas de despertarme, veo mi cámara, que la he dejado en mi mesita. La miro y la miro. No sé si debería ver las fotos o eliminarlas todas. Pero sé que no puedo eliminarlas. Las borraría para siempre y aunque quiero hacerlo, sé que a pesar de todo no puedo. Finalmente enciendo la cámara. Mis lágrimas no tardan en salir, lo vivido hace unos días. ¿Todo es falso? ¿Todo lo que me confesó es falso? Parece ser que sí. La última foto es de anteayer. Él durmiendo. Y aunque lo odie no puedo dejar de mirar la foto, me encanta, soy masoca. Vuelvo a dormirme. En eso se basan básicamente dos días más. Voy comiendo algo pero se me ha cerrado el apetito. Suena mi móvil. -¿Papá? Contesto sin ánimo. –Cariño, ¿cómo estás? –Bien, bien papá- Miento. Finalmente le confieso lo que estos días he estado rumiando. –Papá, quiero quedarme aquí un tiempo, y cuando digo un tiempo me refiero a unos meses. Él se queda callado. -¿Y los estudios? Pregunta preocupado. –Los retomaré aquí y en cuanto acabe el curso volveré. Finalmente él acepta y me dice que irá mandándome dinero. Le aseguro que me las apañaré sola en casa. Él no lo duda ya que sabe que se me da genial cocinar. A Raquel parece encantarle la idea aunque entiende que aún no tengo ganas de nada. Un tarde, ella decide venir a casa y consigue animarme.

Dos meses más tarde, sé que poco a poco voy recuperándome, vuelvo a ser la Coral que era antes, la que desconfía y la que tiene bastante carácter pero Raquel siempre consigue hacerme sonreír y me doy cuenta de que en ese momento, es de las únicas personas que tengo. Aparte de Carla, que me llama cada día para preguntarme cómo estoy. Una noche mientras estoy a punto de dormirme después de un día agotador, ya que intento ir cada día al gimnasio y despejarme lo máximo que puedo, recibo una llamada de Gerard. -¿Sí? Pregunto sorprendida. -¡Coral! ¿Cómo estás? –genial. Le miento. -¿Y tú que tal por allí? –Bien, aunque se echa de menos tu alegría. ¿Por qué no vuelves? Me dice preocupado. –Gerard, tú ya lo sabes todo, no hace falta que te diga un por qué, además estoy feliz aquí. Él se queda callado. –Puedes venir cuando quieras eh. Le digo animándole. –Te tomo la palabra. Y después de estar unos minutos hablando consigo dormirme finalmente. Àlex n siquiera se ha dignado a llamarme en dos meses, cosa que en fondo le agradezco.

Amor condalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora