Capítulo 10

487 12 7
                                    

{Àlex}

Creo que es la conversación más sincera que he tenido con Coral...es una niña que tiene miedo, nada más y eso la hace especial. Y siento la necesidad de protegerla, nunca he conocido a una chica tan frágil que haga ver que tiene tanto carácter que lo utiliza como máscara, no es más que una chica dulce. Creo que lo de Gerard ha sido la gota que colma el vaso para ella y a pesar de que no la conozco tanto, me ha reconocido que no está enamorada de él y creo que ha estado con él para no sentirse sola. Ninguna chica me ha contado tanto con ese dolor como lo ha hecho ella. Sin duda es única. Puede que la vea cada vez más como una hermana y por eso me preocupe tanto por ella. Quiero que sonría. Parece mentira que yo esté pensando esto, cuando hace dos días nos llevábamos a matar. Me bajo a la calle a reflexionar un rato, a veces lo necesito así que doy vueltas por Barcelona cuando de repente suena mi móvil. Es Gerard. Creo que ya sé de que quiere hablar...

{Coral}

Mientras voy andando hacia la casa de Carla no dejo de pensar en todo lo que he sacado fuera, en todo lo que me destruía por dentro, que no me dejaba avanzar, simplemente estaba ahí estancada. Por una vez tengo que dar la razón a Àlex, ha acertado en todo lo que me ha dicho, me sorprende. Parece que me conozca de toda la vida y eso me hace sentir confusa. Creo que nadie me conoce tanto, ni siquiera Irene. Ese niñato tiene algo, algo que hace que me sienta bien, que pueda ser yo misma. Lo cierto es que no quiero darle más vueltas al tema. No quiero pensar en él. 

Pico a Carla, me contesta Héctor, su hermano de 12 años. Héctor dentro de unos años será “el guaperas” del barrio, como su hermana, es rubio con ojos azules. Nada más entrar me saluda. -¡Coral! Ensancha su sonrisa al verme. -¡Enano! Le digo acariciándole la mejilla. –Cada día estás más guapa. Se sonroja. –Tú no paras nunca eh. Le digo bromeando. –Espera dentro de unos años que llegue a tu altura. Haremos la pareja perfecta. Río por el pasillo. Héctor siempre me está diciendo de salir y siempre acabo diciéndole que quizá dentro de unos años cuando crezca y por lo que veo se lo toma al pie de la letra. –Oye, ¿Dónde está tu hermana? Le digo mientras voy a la habitación de Carla. –Allí la tienes. Me responde desde el fondo del pasillo. Está en frente del ordenador. -¡Coral! Me da un abrazo nada más verme. –Pensaba que no estabas en casa. –Estaba mirando lo de Gerard…es muy bonito Coral. Me dice mientras cierra la puerta de su habitación. Se sienta en la cama y se acomoda. -¿Qué harás? Me pregunta ilusionada. Al ver mi cara cambia su rostro completamente. –Es precioso…pero no quiero volver con él Carla. –Coral, ¿Tú has estado enamorada de él? Otra vez esa pregunta, esa maldita pregunta. Miro para otro lado. –No, de hecho nunca he estado enamorada. He estado con chicos por estar, por diversión. Nunca he tenido novio. Gerard ha sido el primero por así decirlo. Creía que sí, que me enamoraría de él, pero sólo lo veo como un amigo. La miro fijamente a los ojos sin saber qué decir. Me coge la mano. –Mira Coral, es verdad que hacíais muy buena pareja y que él al final la cagó, pero es cierto de que siempre ha estado loco por ti y si no sientes lo mismo, lo importante es que seas feliz. Me dice sonriendo. –No quiero hacerle daño pero quiero ser sincera con él. Y le quiero, le quiero mucho como amigo. Ella sólo me da un abrazo y suspira. A veces no hace falta hablar con una amiga, ella entiende más que eso. –Oye, ¿Por qué no salimos esta noche? Me dice levantándose rápidamente. –No sé, no me apetece mucho. Le digo desanimada. –Va, que hace dos semanas que no salimos a darlo todo y lo echo de menos. Me dice casi suplicándome. –Bueno va, pero que sepas que lo hago por ti eh. –Sí, sí, perfecto, como tú quieras. Dice sonriendo. –Es mejor que hable con Gerard hoy. Luego hablamos. Le digo mientras le doy un beso en la mejilla. –Vale, pero quiero verte bien esta noche eh. Me dice arqueando una ceja. Sonrío y me despido de ella. Héctor está viendo la tele en el salón. –¡Adiós Coral! Me dice sonriendo. –Adiós enano, nos vemos luego. Bajo la calle, cada paso que doy me pongo más nerviosa. No quiero hacerle daño…

Pico al portal y me abren directamente. Qué raro. Pienso. Abro el ascensor y veo que la puerta está abierta. Pico pero nadie contesta. Está todo en silencio. Entro al salón y está allí. Sentado en el sofá. –Ho…hola. Le digo sorprendida. –Te he visto bajar la calle y por eso no he contestado al telefonillo. Me dice sonriendo. Parece feliz. Suspiro. -¿Tenemos que hablar no? Le digo sentándome en el sofá. Se queda callado esperando que yo digo algo. –El texto que me has escrito es precioso, de verdad. No quiero que lo que hablemos hoy cambie la relación de amistad que hemos tenido hasta ahora, por favor. Su rostro cambia repentinamente. Él esperaba otra cosa. –Creo que esto se nos ha ido de las manos, a mí más que nada. He querido seguir con esto pero no he querido ver que no, que no voy a ninguna parte, engañándote a ti, ni engañándome a mí. Tú mereces que alguien te quiera de verdad y yo no sé Gerard. Él me corta rápidamente. –No digas eso Coral. –No, es verdad, no sé querer a una persona, no sé estar enamorada. No me gusta sentirme atada y tú mereces a alguien que esté por ti, porque eres cariñoso y atento Gerard, yo no. –Déjame que te enseñe, déjame enamorarte. Me dice mirándome a los ojos y acariciándome la mejilla. –Es que no sé si quiero estar enamorada... Él baja la mirada triste. –No quiero que nuestra amistad cambie. Le digo triste. –Yo ahora mismo no puedo ser tu amigo Coral. Me dice con lágrimas en los ojos. Se escucha la puerta y alguien entra al salón no antes de que Gerard finja sonreír. -¡Coral qué sorpresa! Me dice su madre al verme. –Hola Rosa. Le digo intentando sonreír. -¿No quieres tomar nada? Me pregunta. –No, no gracias, ya me iba. Miro a Gerard y él levanta la cabeza despidiéndose. Le doy un beso a su madre y salgo de allí. Necesitaba salir de allí como fuera, no podía más. Mientras voy a casa pienso en nuestra amistad, en todo lo que me ha ayudado y no, él no merece el daño que le hecho. Se me caen las lágrimas. Antes de llegar a casa me seco las lágrimas como puedo. No quiero que nadie note nada. 

{Gerard}

Se ha acabado. Se ha acabado todo. La he perdido y lo peor es que me lo merezco. He jugado con fuego y me he quemado, todo porque no sé como querer a alguien de verdad, porque no sé ser yo mismo y porque tengo miedo de querer a alguien y que me hagan daño y sin querer he jugado con sus sentimientos. Pero lo que más me duele es que no me quiere, no está enamorada de mí y ha sido sincera conmigo. "No sé si quiero estar enamorada". Esa frase se repite constantemente en mi cabeza y se me clava en el pecho, es ahora cuando me doy cuenta de que me he enamorado de ella, cuando la he perdido. Y ya no pienso hacer nada, me siento idiota, por qué me dijo que sí entonces? No entiendo nada. Pero la verdad es que ahora no puedo ser su amigo, no estando enamorado de ella. Me tumbo en la cama y decido llamar a Àlex, el otro día me porté como un auténtico gilipollas con él y es mi mejor amigo. -Tío...-le digo nada más cogérmelo. Me quedo un rato en silencio. -Siento lo de ayer...-Fuí un auténtico idiota y lo peor es que tienes razón. Él suspira. -Da igual tío, pero no me mola nada que hagas esas cosas ya lo sabes. -He aprendido la lección, no pienso volveer a hacerlo...la he perdido.- Le digo en susurros. Él se queda callado sin saber qué decir. -No sé tío, creo que ella no estaba enamorada, tampoco te sientas tan mal, no tienes toda la culpa.- Me dice intentando convencerme. Lo cierto es que no sé qué decir. -Va, vamos a tomar unas birras, yo invito.- Me dice intentando convencerme. -No me apetece tío...-Le digo sin ánimo. -En diez minutos te pico así que tú verás.- Me dice riendo. -Vale, está bien, pesado. Y a los diez minutos está ahí, me jode lo que le dije ayer, porque es mi mejor amigo. 

Amor condalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora