Capítulo 8

516 33 12
                                    

Dedicado a @SusiNavarro, por siempre estar a pie de cañón. Te quiero mucho, hermosa!

***


Las alas de Raaulum se hinchaban por las corrientes de aire mientras sobrevolaban el ejército orco y se acercaban a las catapultas. Al verlas más de cerca, Aiedail percibió que no eran simples catapultas: estaban montadas, cada una de ellas, en la espalda de un gigantesco troll de las montañas.

¿Por qué estos trolls no se convierten en piedra con la luz del día? Los que apresaron a los enanos al principio del viaje si lo hicieron...

Céntrate, Aiedail.

Perdón.

¿Hay algún hechizo protegiendo las catapultas?

No lo creo, pero lo comprobaré.

Aiedail pronunció siete hechizos diferentes, destinados a detectar hechizos ajenos.

Ningún hechizo, grandullón. Haz lo que mejor se te da.

Bien- el dragón se estremeció de placer bajo ella-. ¿Sabes? Si el enemigo no se protege con hechizos... ganar esta batalla va a ser ciervo comido*. Tú y yo solos podríamos derrotar al ejército entero.

Ella sonrió un poco. Estaba de acuerdo con él. Si en el ejército orco no había ningún mago, aquella batalla la ganarían en cuestión de minutos. ¿Qué le impedía anclar la mente de cientos de orcos cada vez y asesinarlos a todos con una de las doce palabras? Tenía su propia fuerza, mayor que nunca, pero además tenía la fuerza de Raaulum y tenía la fuerza que Eragon había almacenado en su anillo.

La única manera de protegerse contra un ataque de aquel tipo era alzando barreras en sus mente para que ella no pudiera dominarlas y asesinarlos. Pero aquella capacidad mental solo estaba al alcance de unos pocos, y solo los magos más poderosos podían hacerlo con alguien más de sí mismo, no digamos ya de un ejército tan grande como el orco.

No demos la batalla por ganada. No he revisado las mentes de todos los orcos, puede que tengan magos en sus filas.

¡Bah!- bufó él, desdeñoso- Los vamos a aplastar, pequeñaja. Estos bípedos tan feos y hediondos se han metido con el dragón y la Jinete equivocados.

Ella no pudo evitar reír ante el tono de su dragón. Aiedail sintió una repentina pérdida energía cuando las protecciones mágicas que había colocado en Kili, su hermano y su tío empezaron a desviar espadas y lanzas. Una nube de flechas ascendió en dirección de Jinete y dragón, pero Raaulum hizo una ágil pirueta en el aire, esquivando las flechas, que hicieron amago de perderse tras él. No obstante, Aiedail hizo un giro de muñeca señalando hacia los cuerpos que quedaban bajo ellos y gritó:

- Thorna, gánga ono feothr!- "¡Flechas, girad y matad!"

Las mortíferas puntas de los proyectiles apuntaron hacia el suelo. La magia de Aiedail les dio velocidad, potencia y puntería: cada una de las flechas dio en el blanco, matando a los orcos en cuyos cuerpos se enterraban.

Raaulum y Aiedail sobrevolaban ya la primera fila de las catapultas, que dispararon contra ellos. El dragón blanco esquivó los proyectiles con maestría e incluso destruyó uno de ellos de un coletazo. Un par de proyectiles estallaron a casi seis metros de ellos cuando se toparon con las barreras mágicas de Aiedail. Los demás, aplastaron a muchos orcos al tocar tierra. El dragón rugió de entusiasmo y se abalanzó sobre las catapultas, que no fueron lo bastante rápidas como para recargar y disparar al enorme dragón. Raaulum tocó tierra con brusquedad, y varios trolls cayeron al suelo.

Shur'tugal || KilixOC || Crossover El Hobbit/EragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora