Capítulo 19

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La neblina cubría el puerto y los rayos del sol la atravesaban, creando haces de luz dorada que iluminaban los hermosos barcos varados como focos de luz dirigidos. Entre las esplendorosas naves, de madera blanca y velas grises, un pequeño navío pasaba desapercibido: de madera oscura y velas color turquesa, apenas era suficientemente grande para una tripulación de diez personas.

Aiedail miró el barquito con cariño: aquella pequeña embarcación era mucho más de lo que aparentaba. Era la nave que la había traído desde Alagaësia, invocada por manos élficas a pedido de su padre en los puertos de Feinster. Un barco lleno de magia, pues había sido la magia élfica la lo había hecho surgir de los troncos de diversos árboles.

Aquel barquito de apariencia tan corriente la había llevado desde Feinster, en el suroeste de Alagaësia, hasta Mithlond, los Puertos Grises en el golfo de Lhûn en poco más de un mes. Aiedail calculaba que aquel mismo viaje en un barco corriente le hubiera llevado más del doble de tiempo.

Centró su atención en el noble elfo que examinaba la pequeña embarcación. Tenía la piel blanca y los cabellos grises, pero sin duda lo que más le extrañaba a Aiedail de aquel elfo era el hecho de que lucía una cuidada barba y su rostro mostraba signos evidentes de la edad. ¿Qué edad debía de tener aquel elfo, que mostraba el rostro de un anciano? Dröttning Arya tenía cerca de los dos siglos de edad y su rostro era el de una joven elfa.

- Este navío es sin duda una obra maestra. ¿Decís que los elfos de vuestra tierra lo construyeron de los árboles?

- No sé si construyeron es la palabra adecuada, mi señor, pero sí. Los elfos de mi tierra se especializan en cantar a los árboles, y la madera de los troncos toma la forma que los cantores desean. Este árbol tomó cerca de cinco robustos robles y tres días en formarse- explicó Aiedail.

El elfo asintió, aún admirando el barco.

- ¿Y decís que es capaz de navegar a contracorriente? ¿Sin ningún remo que lo impulse?

- Así es. Simplemente debéis pronunciar las palabras adecuadas en el idioma antiguo y el barco avanzará. El hechizo se pronunció de tal forma que extraerá la energía del ambiente, árboles, musgo y vida animal, pero sin llegar a agotarla. El barco navegará mucho más rápido remontando un río cuanto más repletos de vida sean los alrededores.

El elfo volvió a asentir, y extendió la mano llena de callos a Aiedail. Ella la tomó con una sonrisa.

- Será un pago justo por las provisiones que habéis pedido, y muchas más.

- Vuestra generosidad os honra, Lord Círdan.

El Carpintero de Barcos y Señor de Lindon sonrió.

- Salgo ganando ampliamente con este acuerdo, Jinete.

Aiedail se encogió de hombros con una leve sonrisa.

- Puede ser, pero lo cierto es que no tengo manera de llevarme el barco de vuelta a casa, y es un honor saber que mi navío estará bajo el cuidado del mejor constructor de naves de este lado del mundo.

El elfo le dedicó a la joven Jinete una inclinación de cabeza que ella devolvió antes de dar media vuelta y regresar con sus compañeros de viaje mientras los elfos de confianza del Señor de Lindon se acercaban a admirar también el barquito mágico. Aunque Aiedail sospechaba que tanto interés por su barco no era solo debido a su origen mágico, no podía imaginar que una gran parte del entusiasmo se debía a que era el primer barco que había arribado a los Puertos Grises desde que el ejército de Eärnur desembarcara en la Tercera Edad para unirse a Arvedui y los suyos en la guerra contra Angmar.

Por el camino, Aiedail notó como aquellos elfos Teleri le dedicaban inclinaciones de cabeza y medias reverencias, con respetuosos saludos. Pero ninguno de ellos la llamaba por su nombre, o por su título de Jinete.

Shur'tugal || KilixOC || Crossover El Hobbit/EragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora