Distancia 2 (Ed Sheeran)

Capítulo 5: Celos

-Buen ensayo, buen ensayo chicos- aplaude Jonathan- Están libres hasta el lunes.

Jony camina hasta la puerta de salida y abandona el lugar. Un fuerte respiro se escucha en el salón, estamos totalmente agotados, nos hizo ensayar cada canción como diez veces todo el día.

-Buen ensayo chicos, estan libres por hoy- dice Niall imitando la voz gruesa de Jonathan, haciendo muecas brutas con los brazos- Estúpido.

-Necesito dormir por diez años- dice Zayn apoyando la cabeza en sus manos- Sin embargo, quiere que vengamos otra vez el lunes.

Me siento en el piso y bebo de mi botella de agua.

-Me cansé de solo verlos, chicos. La verdad es que ya no soporto que Jonathan siga explotándolos, tenemos que hablar con él lo más pronto posible.- propone Harry caminando hacia nosotros.

-Me gustaría verlo en nuestra posición, a ver si se aguanta todo esto- sigue Liam- Miren a Dawny, está hecha pedazos.

-Si, tienes razón. Dawn ¿Te en encuentras bien?- me pregunta Zayn mirándome preocupado.

-No, no me siento bien- paso mi mano por mi cabello totalmente transpirado- No dormí en toda la noche, mis pensamientos no me dejaban.- aclaro.

-¿Es por lo de tu padre?- pregunta Harry-Desde que llegó te hemos visto muy apartada.

-Si, mas o menos.

En realidad, las pesadillas es la causa de mis desvelos y mi comportamiento.

-Podemos ayudarte, si quieres- continúa Liam.

-No, no. Estoy bien, solo es cuestión de acostumbrarme a el- rasco mi cabeza y todos asienten.- Pero ahora necesito saber cuando hablaremos de este tema con Jonathan.

Todos se miran entre sí.

-Realmente no lo sabemos ¡Necesitamos un plan!- dice Niall levantando su dedo índice.

-No por favor, nada de planes.-suplico.

-La última vez que hicimos uno fue hace dos años- se queja Harry- Con lo de Leila. ¿Qué tan mal puede salir?

-Y...no sé. Que una loca te pege en un baño porque tus amigos le estaban arruinando la noche, no sé qué tan mal puede salir.- contesto sarcásticamente.

-Ok, entendemos petisa. Nada de planes.-asume Zayn.

Abandono el estudio y miro el celular para ver que hora es. Aún faltan diez minutos para que Sophia salga del colegio, así que tengo tiempo para ir a recojerla, así Ed no tiene que ir por mi.

Estaciono el auto a un costado de la calle y, cómo es temprano, cruzo al parque para tomar algo de aire fresco.

Tomo asiento en una de las tribunas frente a un campo de fútbol y presto mucha atención al grupo de niños que corren detrás del balón. Uno de los niños, de estructura más pequeña que los demas, corre con el balón muy rápido hacia el arco del oponente. De la orilla se escuchan gritos de apoyo hacia el. Finalmente, golpea la pelota con el pie derecho y esta vuela, esquiva al arquero y rebota contra la red. Todos sus compañeros corren a abrazarlo, pero puedo notar que el niño busca alguien más mirando a su alrededor. Un hombre alto, vestido con prendas deportivas, le toca el hombro al niño y este voltea y grita fuerte - ¡Papá! - y lo abraza.

Ese cariño paterno...ese cariño que nunca tuve, que me faltó. Nunca supe lo que era ver a mi padre mirarme feliz en los actos escolares, nunca supe ver la cara de orgullo de un padre al verme recibir el diploma de la secundaria, nunca supe lo que se sentiría cantar frente a cientos de personas, pero saber que entre todas ellas hay un padre que me apoya en todo, pierda o gane, que me levante cuando caigo, que me ayude con los deberes escolares, que me lea cuentos antes de dormir. Sophia tampoco tiene a su padre, pero me tiene a mi y a Ed, quienes le damos todo, para que se sienta en una verdadera familia, para que se sienta feliz. En cambio yo...es otro tema que tratar.