Distancia 2 (Ed Sheeran)

Capítulo 30: Historias de un amor

Soy simplemente una chica frágil por fuera pero fuerte por dentro, pero que se quiebra fácilmente. En los momentos difíciles nunca pienso en la mejor opción, solamente tomo la primera que aparece. Y en los momentos conmovedores escapo para que no me vean derramar lágrimas porque no me gusta llamar la atención de las personas ajenas, odio que se sientan afligidas por mí cuando hace dos minutos me odiban. Cuando uno llora, de repente y casi de la nada, todos te quieren. Hace unos diez minutos eso sucedió.

Estaba tranquila mirando como los novios bailaban los últimos segundos del bals, justo después de que Fel bailó conmigo y mi garganta se anudó. Evitar llorar en estos momentos es tan difícil como dejar afuera al perrito callejero que te siguió en el camino a casa.

Así que eso es lo que sucedió, mis lágrimas comenzaron a brotar, traté de disimularlo, pero no pude así que la gente comenzó a voltear a verme y no pude ni puedo creer que la primera persona que se acercó a mí con un amistoso abrazo calmante fue nada más ni nada menos que la mismísima Leila. Si, así fue. Creo que en ese momento en el que vi ese par de ojos verdes todos los órganos de mi cuerpo se comprimieron en un pequeño cubo y luego volvieron a su lugar en forma exagerada.

"Te comprendo, es muy conmovedor"

Le doy vueltas y más vueltas en mi cabeza pero no logro comprender si fue un cumplido amistoso o alguno de sus maliciosos trucos. Me sentí tan confundida en ese momento que escapé del salón sin decir una palabra. Necesitaba aire y aquí sentada sobre el fresco césped lo tengo. También un poco de soledad me ayuda a despejarme. El blanco vestido de mi madre no se estropeará gracias a que tengo el largo saco que me prestó papá debajo mío.

Cuando estoy sola me gusta darme ánimos a mí misma,pensar que lo que hago lo estoy haciendo bien y que lo que hice mal tiene arreglo. Aparte de pensar en ello también necesito pensar en algo más para no centrarme en lo que me hace mal. En este caso voy a pensar en libros, así es, en libros, tienen dos de las cualidades que necesito: alejarme de la realidad y me dan ánimos a mí misma. Me gustan las grandes enseñanzas que dejan. Uno aprende a ver al mundo de otra forma, a darle algún sentido a la vida, al igual que la música, por eso concuerdo con una frase del gran Pablo Neruda: "Muere lentamente quien no viaja, quien no lee, quien no oye música, quien no encuentra gracia en sí mismo."

También aprendí que las historias no se escriben solas, que necesitan las palabras para que se empiecen a escribir. Que no todas empiezan con un 'Había una vez' ni tampoco terminan con un 'Felices para siempre', que algunas no pasan del prólogo, que 'adiós' no es el punto final. Que hay algunas que terminas de escribir con lágrimas y la vuelves a leer y te das cuenta de que otra vez te harán llorar. Que la historia comienza con un sueño y por lo tanto jamás debemos dejar de soñar. Nunca, jamás. Y si alguien por alguna razón me está escuchando o puede leer mi mente -aunque sea ilógico- nunca deje de soñar. No es un consejo, más bien es una orden. Cuando comencé las cosas eran casi imposible para mí, sin embargo todo se dio vuelta como un panqueque en cocción. Y porque mis sueños ya se hayan cumplido no significa que deje de hacerlo, no, seguiré soñando hasta que mi mente y alma se gasten de tantos sueños. Uno nunca sabe cuando las cosas sucederán.

De repente dos cálidas manos cubren mis ojos y me quedo tiesa, pero al instante sé de qué se trata todo esto.

-Tu forma de aparecer de la nada es prácticamente reconocible. No hace falta que pregunte quien eres.

Ríe y luego quita las manos devolviéndome la vista de nuevo.

-Solamente vengo a traerte una porción de abrazos y besos- dice Ed abrazándome por la espalda y besando mi mejilla- ¿Por qué tan sola?...¿Te gusta sentirte así?

-Corrección...me gusta estar sola, no me gusta sentirme sola.

-Está bien chica solitaria- me besa una vez más y deja caer su cabeza sobre mis piernas estirando su cuerpo en el césped.