Capítulo 24: Sangre Fría

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Su mirada feroz se posiciona firme ante mi al igual que su postura y sostiene un arma en la mano derecha como si nada.

-¿Qué juego?- contesto con toda la ira encima- Yo no lo veo como uno, es más, no tiene nada de divertido todo esto. Por favor basta, ya tengo bastante con Distancia y no quiero problemas contigo otra vez.

Una risa pesada e improvisada se escapa entre sus dientes.

-Para mí si es divertido y haré lo que sea con tal de proteger a la sociedad y a Distancia...

-¿Hasta matar a tu propia hermana?- interrumpo seria y niego con la cabeza- Wow...eres...increíble. No entiendo en que cabeza podría entrar eso, matar a tu propia hermana, alguien de tu propia sangre...¿Qué rayos pasa contigo? Eso es de alguien que ya no tiene corazón.

Leila mira a Nina con insignificancia, como si estuviera viendo algo que le da repulsión, algo ajeno a ella y aún así, es su propia hermana.

- Ella ya no es mi hermana, dejó de serlo hace tiempo. Pero eso no importa, vine a acabarte, no a charlar sobre mi vida. Así que cállate.

-Puedo lastimarte y mucho, ¿Estás segura de lo que haces?...No voy a pelear contigo, yo solo vine a salvar la vida de todos los internos y soñadores, incluyéndote, así que tendrías que estar agradeciéndome.

-Estoy muy segura de lo que hago, así que harás lo que yo diga o sabes lo que le pasará a tu amiguita.

Nina esparce miedo en la mirada roja por el llanto y su cuerpo tiembla. Prometí a Zayn cuidarla y eso es lo que exactamente haré.

-Hagamos un trato- propongo decidida- Peleamos sin armas, ni poderes, mano a mano. Si tú me vences harás lo que tú quieras, pero si yo gano tendrás que liberar a Nina y te pondrás de nuestro lado.

-¿Qué gano con eso?

-¿Nunca has deseado golpearme, desquitarte conmigo?...aunque ya lo hayas hecho.

Una sonrisa maliciosa se extiende a través de su cara y el revólver cae al piso haciendo eco aunque estemos al aire libre.

-Llévate esa niña a un lugar seguro- le indica al interno-Tengo algo por ganar...

Nina desaparece en manos del grandote entre patadas y gritos, es cuando la sonrisa de Leila se torna más fría.

-Cuando quieras- digo preparándome para su primer ataque.

-Esto será bueno...

Con violencia la Rubia se acerca hacia mí enviando el primer puñetazo directamente hacia mi rostro pero lo atajo con el antebrazo sin problemas y envío el puño contrario a su estómago. Ella larga un gemido sin aliento y con sus fuerzas me empuja haciéndome caer de espaldas. Me adelanto a levantarme antes de que se recomponga y me avento sobre ella pero es rápida, me toma de las piernas y doy una vuelta en el aire para terminar estrellando mi espalda contra el piso.

-Tengo la misma habilidad que antes- ríe mirándome desde arriba.

-Pero yo no tengo la misma compasión.

Arrastro una de mis piernas por el piso contra su canilla y cae desprevenida al suelo quedando junto a mi. La sangre le hierve y sus ojos por poco se prenden fuego. Me arrojo sobre ella y golpeo una y otra vez su cara hasta que sus manos me detienen y con una mirada fulminante me patea el estómago haciéndome volar. No sé como ni cuando, tropiezo con una fila de ladrillos y caigo de la azotea hacia la nada, pero gracias a Dios quedo apenas sostenida de la orilla del edificio con mis pies colgando. Pongo toda mi fuerza para volver a subir pero es en vano, no cuento con la fuerza suficiente para subir todo mi cuerpo de vuelta a la superficie.

Distancia 2 (Ed Sheeran)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora