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—¿Una tregua? —repetí.

Lincoln asintió

—Mientras te tenían secuestrada pidieron ver a Anya para llegar a un acuerdo. La condición que puse era que te traigan, pero al parecer los Skaikru no son de cumplir promesas —solté un resoplido.

—Lamentablemente, no —respondí, a la vez que unos ruidos se escuchaban en el bosque. Sonreí—. Vienen —él asintió, tomó mi mano y me llevó a donde los otros estaban. Me miraron sorprendidos, y la primera en reaccionar y abrazarme fue Octavia.

Asustada por su toque, intenté devolverle el abrazo, pero solo conseguí darle unas palmaditas en la espalda.

Por suerte, notó mi incomodidad y se separó. Me dio una pequeña sonrisa.

—Lo siento mucho. Bellamy no me dejaba acercarme, te tenía vigilada todo el día —asentí.

Sabía que no mentía. La oía todo el tiempo exigiendo que la dejen subir, así que no estaba enojada con ella.

—Ocho... —miré a Clarke unos segundos y luego le corrí la mirada al ver a Anya aparecer en su caballo con otros dos custodiándola.

—Dijimos sin armas —le reprochó Finn a Lincoln. Este lo miró mal.

—Dijimos que traían a Ocho y no lo hicieron —Finn se quedó callado, ya que tenía razón.

Ignorándolos, me acerqué a Anya con una sonrisa. Ella bajó del caballo y se quedó a unos metros de mí.

—Me alegra volver a verte —me dijo—. Creí que ya perdía a la nueva guerrera.

—Llegué para quedarme —luego de eso, me sonrió y me abrazó. Sonreí, pasando mis brazos por su espalda.

Nos separamos cuando Clarke se acercó. Anya se adelantó un paso y puso un brazo adelante mío para alejarme de la rubia. Podía sentir la incomodidad y el miedo de Clarke.

—¿Tu nombre es Clarke? —preguntó Anya. Ella asintió—. Soy Anya —la rubia le tendió la mano, pero Anya la miró muy disgustada.

—Creo que empezamos mal, pero queremos vivir en paz —comenzó Clarke.

—Entiendo. Comenzaron un guerra que no saben cómo terminar —le respondió Anya, quitando el brazo que estaba adelante mío y acercándose un poco más a Clarke, como si me protegiera con su cuerpo.

—Nosotros no empezamos nada. Ustedes nos atacaron sin razón —dijo Clarke. Supuse que se refería a Jasper.

—¿Sin razón? Los misiles que lanzaron quemaron aldeas —espetó.

—¿Las bengalas? No, fue solo un señal para nuestras familias.

Anya se quedó callada unos segundos. Sabíamos que lo que para ellos fueron señales para el Arca, para Anya fueron pérdidas importantes.

—Son invasores. Su nave está en nuestro territorio —dijo al fin.

—No, pensábamos que no había nadie aquí. Creímos que la Tierra era inhabitable.

—Sabían que estábamos aquí cuando capturaron a dos de los nuestros y los torturaron —dijo entredientes la castaña—. Todos son actos de guerra.

—Ocho es nuestra. Vino del Cielo, como nosotros.

Clarke se estaba metiendo en terreno peligroso. Si quería arreglar las cosas con Anya, estaba muy lejos de hacerlo si seguía contradiciéndola. Anya se enojaba con rapidez.

—Ocho pertenece y siempre perteneció a la Tierra —dijo. Tomó un pequeño cuchillo de su bolsillo y lo pasó por mi brazo, haciéndome un pequeño corte. De este comenzó a salir sangre negra—. ¿Esto pasa con los Skaikru? —Clarke la miró sorprendida. Luego ambas se quedaron unos segundos en silencio, mirándose.

The Powerful Criminal [The 100]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora