014

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Clarke y Bellamy se miraron sin saber qué hacer. Si volar el puente servía para atrasarlos, entonces tenían un poco de timpo para pensar, pero si no servía estarían muertos en pocas horas.

Clarke suspiró y se levantó para salir a entrar a todos, pero un ruido hizo que pare. Bellamy apareció por atrás y la miró.

—Me convierto en la muerte, destructora de mundos —murmuró—. Es Oppenhaimer, el que hizo... —el morocho la interrumpió.

—Sé quién es.

Todos se quedaron mirando el humo que ascendía hacia el cielo, aliviados. Tenían una oportunidad más para prepararse o para huir.

Ocho aún seguía encadenada en a nave. Había oído el ruido de la explosión, pero no sabía qué sucedía afuera. La decisión de los líderes definiría la siguiente parte de plan.

Cuando vio a Atom entrar, suprimió una sonrisa. Él era del círculo cercano a Bellamy, por ende también a Clarke. Sería fácil llegar a él para volverlo en contra de los líderes.

—Atom —lo llamó—. ¿Qué está pasando?

—Finn y Jasper lograron volar el puente para atrasar a los terrestres.

Ella amaba a puente. Le encantaba pasar por ahí y quedarse unos segundos mirando el río o lo que sea, y pensar que ahora ya no podría la hizo deprimir. Atom notó eso, pero lo dejó pasar. No iba a preguntarle.

Ocho suspiró y apoyó la cabeza en la pared.

—¿Quieres un poco de agua? —le preguntó Murphy. Ella asintió, y con cuidado la ayudó a tomar un poco. Cuando se le cayeron unas gotas de agua al cuello, John intentó secarla con un trapo, pero Atom lo evitó.

—Yo lo hago. No la toques —le dijo, haciendo que John se aleje.

Las horas pasaron, las discusiones de afuera se escuchaban y Ocho no sabía qué hacer, por más que intentara hacer algo. Tiraba de sus cadenas, pero solo conseguía hacerse más y más daño. Las muñecas ya le sangraban y ardían y estaba segura de que si seguía así iba a conseguir que sus manos salgan gracias a la sangre que se escurría alrededor de sus manos.

—Ocho, para un segundo —le pidió Octavia, quien le había hecho compañía desde ya un rato. Sus ojos casi se cerraban solos.

—Ve a dormir, Octavia. No necesitas quedarte conmigo. Estás cansada.

—¿Estarás bien sola atada a la pared o quieres que me quede contigo? —le preguntó Octavia.

—Estaré bien —se encogió de hombros.

Pero no lo estuvo. Apenas Octavia se fue, y Ocho trató de dormir, un golpe en la cabeza la dejó inconsciente por milésima vez.

(...)

Ocho.

Por más que me sacudía y pataleaba no lograba soltarme del agarre de Jones. El chico estaba enfrascado en que le de una cura, cuando en realidad no existía esta. Ató las cadenas en una rama haciendo que mis brazos queden hacia arriba, y con otra soga me ató los pies contra el mismo árbol. El idiota les había dicho a los otros que no tenía las llaves solo para que no me soltaran, y así poder sacarme él de ahí.

The Powerful Criminal [The 100]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora