Apenas salir de la nave, lo primero que sentí fue a un chico chocándome. Lo miré lo peor que pude a la vez que él me sostenía de los hombros para que no me caiga, y al ver mi mirada se alejó mientras se disculpaba y seguía correteando con los otros chicos que estaban con él. El ruido de tambores que estaban haciendo otros chicos también comenzaba a molestarme, pero ellos solo se estaban divirtiendo y, aunque mis oídos dolían, no era nadie para cortarles la felicidad así.
Wells pasó por al lado mío y, al verme con mala cara, me dio una sonrisa. Odiaba la gente que iba feliz siempre. Era simplemente insoportable para mí. Hay muchas otras emociones. ¿Por qué solo sentían felicidad?
O tal vez era yo que lo único que sentía eran las malas emociones.
—¿Te levantaste de mal humor? —rodé los ojos, lo que hizo que él se riera un poco.
Noté que en sus brazos llevaba unas ropas, pero lo que me llamaba la atención era la manera en la que la sostenía. Al alejar sus cosas, me di cuenta que la muñeca donde se suponía que llevaba la pulsera estaba vacía.
Fruncí el ceño, sabiendo que algo había detrás de eso. Él no era capaz de sacársela por decisión propia.
—¿De dónde sacaste esa ropa? —preguntó un chico, interrumpiendo lo que estaba por decirle a Wells.
—Enterré a los dos chicos que murieron en el aterrizaje —respondió Wells.
—Ah, inteligente. Yo me ocupo desde ahora —dijo el morocho, queriendo sacarle la ropa, pero Wells lo impidió, justo cuando yo estaba por meterme también.
—Distribuiremos por necesidad, como en casa —se defendió.
Otro chico salió de la nave sin remera, y atrás de este salió una chica en solo corpiño. Le dio un beso en los labios y se alejó. Al ver un arma en su pantalón, toqué donde se suponía que tenía mis armas, pero no estaban. Comencé a asustarme, ya que anoche no lo había ni siquiera notado.
—Las reglas de tu padre no se aplican aquí, Wells —le sacó una remera y una campera, y cuando él quiso recuperarlas el otro, como si fuera su guardaespalda, lo frenó—. No, Atom, déjalo. ¿Las quieres? Tómalas —Wells suspiró, negando con la cabeza y tirando la ropa al suelo.
—¿Esto es lo que quieres? ¿Caos? —preguntó, cuando un grupo de chicos fueron corriendo hacia las prendas.
—¿Qué hay de malo con un poco de caos? —dijo, y luego sonrió. Me miró a mí y me dio la campera—. Creo que estás un poco desabrigada.
Lo miré unos segundos y miré la campera, desconfiada, pero el frío que sentía me obligó a ponérmela. Antes de abrochármela, oímos un grito que venía de unos metros de distancia.
Wells y los tres chicos corrieron hacia allí, pero yo me tomé mi tiempo para abrocharme la campera y luego me acerqué al claro donde vi a uno de los chicos que estaban la noche anterior sacando pulseras, acercando la cara de una chica a una fogota.
—Si vamos a hacerles crees que morimos, lo mejor es que suframos un poco antes, ¿no? —preguntó, con una sonrisa cínica.
No tenía ni la mínima idea de quién era, pero creo que él fue uno de los que estaban en la nave despertándome, y puedo jurar que fue él quien había hablado.
"Tiene dos armas."
Sabía que las tenía él, y tenía que quitárselas de alguna forma. Algo me decía que si se lo pedía amablemente no iba a funcionar, así que lo haría por las malas.
—¿Qué haces? ¡Déjala! —gritó Wells, antes de acercarse corriendo y empujar al ojiazul. La chica se alejó asustada y miró a Wells agradecida antes de salir corriendo.
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The Powerful Criminal [The 100]
FanfictionOcho. Ese es su nombre. O así le dicen. Condenada a crecer rápido y a vivir una vida llena de sufrimiento, tristeza y odio, en la que era sometida a una decena de experimentos, intentando prepararla para una misión que no se sabía si en algún moment...