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La idea de alejarme y dejar que el ejército se encargara de los delincuentes mientras yo observaba era tentadora, pero demasiado fácil.

No quería que alguien más los tocara. Era mi venganza, y que Anya me perdonara por desobedecerla, pero nadie iba a quitarme la oportunidad de vengarme.

No me importaba que me odiaran, o que me echaran del clan, nadie iba a tocarlos sin mi presencia. Sobre todo a ellos.

Raven y Jasper armaban bombas, granadas, balas, minas. Lo que pudieran con la pólvora que les quedaba. Bellamy daba órdenes y se aseguraba que todos estuvieran trabajando para intentar hacer del campamento un lugar seguro.

El ambiente estaba incómodo luego de que Bellamy le haya gritado a Sterling, quien había disparado su arma por accidente al quedarse dormido mientras hacía guardia. Notaba al círculo cercano a Bellamy muy atento a mí, supuse que estaban comenzando a sospechar, así que me acerqué a Sterling para hacerle compañía.

Si me mostraba amigable, no había razón para que sospechen de mí. Y si lo hacían, siempre podía indignarme.

Me senté enfrente del castaño y apoyé mis piernas al lado de él.

—¿Te molesta? —pregunté.

—No —respondió él—. De hecho, me vendría bien algo de compañía antes de que vuelva a dormirme.

Sonreí divertida.

—No te mortifiques por lo de recién. No fue tu culpa —lo consolé—. Bueno, fue tu culpa tener el dedo en el gatillo. Pero no te culpes por estar cansado.

—Debí haberlo aprendido aquella noche —murmuró. Su mirada seguía en el bosque, aunque cada tanto lo descubría mirándome de reojo. Alcé una ceja, esperando que siga hablando—. Cuando escapaste. Sino fuera porque corriste el arma te hubiera disparado.

Solté una risa, divertida, haciendo que finalmente me mire a los ojos.

—Era más probable que lastimaras a otro o a ti mismo antes que a mí, pero entiendo el punto.

Él sonrió, aunque corrió la mirada para que no lo vea. Parecía dispuesto a responder, pero Bellamy se acercó a nosotros y lo interrumpió.

—¿Están de picnic acá? ¿Puedo interrumpir?

—¿Te molesta que no te hayamos invitado? —pregunté.

—¿Podemos hablar, Ocho? ¿A solas?

Disimulé una sonrisa y me levanté para seguirlo mientras él caminaba. Sus hombros y espalda estaban tensos, por lo que supuse que se sentía estresado o enojado. Cualquiera de las dos era una buena señal para mí.

Si Indra me había enseñado algo, era que para ganar una guerra había que pensar cada movimiento con la cabeza fría. Cuando comenzabas a dejarte llevar por los nervios, era cuando te volvías descuidado y todo comenzaba a fallar.

—¿Cuál es tu problema? —me preguntó cuando llegamos a su tienda—. Te portas bien un tiempo, dices que nos perdonas y ahora me tratas como...

—¿Cómo? —inquirí cuando se quedó en silencio—. Termina tu oración.

—Necesito saber de qué lado estás.

Me alejé de él unos pasos, como si me sintiera dolida por sus palabras.

—¿Me estás acusando de algo? —pregunté.

—Necesito saber que, si llega el momento, tú lucharás con nosotros.

En situaciones como esta, el papel de víctima era lo mejor para hacer sentir culpable a Bellamy, pero yo no era buena para victimizarme, así que fui por la segunda opción: indignarme.

The Powerful Criminal [The 100]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora