009

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—Duele —le susurré a mi padre, mientras que uno de los guardias me ataba a una cama.

—Lo sé —dijo—. Imagina que alguien te está por atacar, Ocho. Debes soltarte, es algo de vida o muerte.

Jackson se acercó a mí y me inyectó un líquido negro. A los segundos sentí como una adrenalina se apoderaba de mí. Gruñí como un animal y miré las sogas, las cuales se rompieron cuando sentí mis ojos picar. Noté a uno de los tantos científicos anotar lo que estaba haciendo.

Se acerca a ti y quiere matarte.

Un guardia se acercó con su vara eléctrica, pero levanté mi mano para hacer que se electrocutara a él mismo.

—Recuerda no solo usar tus poderes. Usa tu fuerza física también.

Obedecí a mi padre y tomé al segundo guardia del brazo, para doblarlo contra su espalda y patear sus rodillas. Cayó al suelo, sosteniéndose con su otro brazo. Apoyé mis manos en su espalda para saltar, dejando caer mi pie con fuerza en el rostro del otro guardia y desmayándolo. Golpeé la nuca del guardia que quedaba.

Llévensela —ordenó el Canciller.

Pero yo no quería que me lleven. Había algo en mí, una voz en mi cabeza que me ordenaba pelear y no parar hasta verlos muertos.

Me tuvieron que agarrar entre dos guardias para llevarme a mi pequeña habitación que tenía no muy lejos del laboratorio. Grité y sollocé el nombre de mi padre, pero él me ignoró.

Aquello me enojó, por lo que me sacudí con fuerza logrando que un guardia me soltara. Cuando quiso volver a agarrarme, le di un codazo en la cara. Alcé mi mano hacia él para levantarlo del suelo y lo estrellé contra la pared, matándolo. Luego, miré al otro que me sostenía e hice exactamente lo mismo.

(...)

Con ese recuerdo en mi mente, miré a Bellamy a los ojos. Sería tan fácil hacerlo, pero no soportaría que Lincoln se sintiera decepcionado de mí.

Bellamy tomó mi navaja y la clavó en la piel de mi pecho con lentitud, haciéndome sentir un dolor agonizante.

Eight —me llamó Lincoln en un susurro. Yo solo negué—. No solo te está torturando, te está tocando —murmuró.

Bellamy era el único que lograba escucharnos y nos miraba extraño por hablar en otro idioma, pero de alguna forma teníamos que hablar sin que ellos nos entendieran. Agradecía en estos momentos que Lincoln me haya enseñado un poco más de su idioma.

No pude responderle, porque la chica que estaba abajo con Clarke subió.

—¿Por qué tardan tanto? Dejó de respirar —Clarke se acercó corriendo a la escotilla y quiso bajar, pero la morocha la frenó—. Y volvió a hacerlo, pero la próxima vez tal vez no lo haga.

—No hablan —dijo Bellamy.

Ella nos miró a lo dos. Luego se acercó y arrancó dos cables de la pared. Los chocó entre sí para sacar chispas y nos miró a ambos, hasta que pareció decidir que yo parecía la más débil de los dos y me electrocutó dos veces sin dudarlo.

—¡Dímelo! ¡Él es todo lo que tengo! —me gritó antes de volver a hacerlo.  Mordí mi labio para no gritar. No iba a darle esa satisfacción.

Cansada de ella, le di una patada en las piernas para tirarla al suelo e hice que los cables vayan a ella misma. Clarke enseguida fue a socorrerla.

Bellamy y Jones se acercaron a mí para intentar atar mis pies. Pateé a Bellamy, pero Jones me devolvió el favor pateándome la pierna con fuerza. Esta vez no pude aguantar el grito de dolor cuando el hueso se corrió de lugar.

The Powerful Criminal [The 100]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora