Segunda parte de la novela "EL PRECIO DE UNA TRAICIÓN" Es necesario haber leído la primera parte para poder entender esta.
Un nuevo lugar, nuevas personas y una nueva vida. A veces empezar desde cero es lo mejor. ¿O no?
Tras encontrar a Jake, su nov...
Las palabras parecen ser olvidadas por mi cerebro pues no soy capaz de decir nada. ¿Y qué le iba a decir? No podía hablarle pretendiendo que nunca ocurrió absolutamente nada.
—Digaaa. —dice con un tono de voz más molesto. —Bien, si no dices nada voy a colgar.
—¡No! Por favor no cuelgues Alan. —susurro esperando que haya logrado escuchar.
La línea se queda en absoluto silencio, no porque haya colgado la llamada, sino porque al parecer esperaba escuchar la voz de todos, menos la mía.
Su respiración es agitada y ha acelerado indudablemente, es lo único que tengo ahora de él y prefiero continuar hablando ya que por lo visto, él no lo hará.
—No necesitas decir nada sólo escucha. —le digo antes de tomar un gran suspiro y desahogarme por dentro. —Sólo... sólo perdóname por todo. Fui una mala novia, tú no merecías todo lo que yo te hice, y mucho menos de esta manera. Alan, eres un chico genial, una persona increíble y desde el primer día que me ayudaste en aquel charco me di cuenta de ello.
Río entre lágrimas al recordar aquel lluvioso día en donde todo mundo se reía y burlaba de mí, excepto él quien se acercó a brindarme ayuda.
—Eres el hombre que toda mujer quisiera tener en su vida. No me importa como hayan terminado las cosas entre nosotros, ni si quiera me interesa el rencor que ahora sientes por mí. Lo único que quiero ahora es tu perdón y... só-lo eso. —finalizo diciendo antes de colgar la llamada y limpiar mi móvil que se ha mojado por las lágrimas.
Suspiro un tanto aliviada y me dispongo a dormir. En la mañana me despierto pensando aún en la llamada con Alan y como tal vez fue lo mejor que he hecho en estos meses, pero cuando me doy cuenta del gran error que he cometido todos mis sentidos se ponen alerta. Agarro el chip de mi móvil y lo rompo en la mitad, tal como lo hice hace meses con el anterior.
—Buenos días. —saluda Joaquín entrando a mi departamento con un ramo de flores en sus manos.
Alzo la mirada y mis ojos se cruzan con los suyos.
—¿Qué ha pasado? —pregunta acercándose hacia mí luego de notar el rojo de mis ojos por llorar toda la noche.
—Na-da. —digo antes de lanzarme a sus brazos en dónde él me recibe cálidamente.
