siete

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»le puso el pecho de arranque, erizandole la piel.

Isabella.

ya era viernes y hoy se iban mis papás.

— nos vemos hija, cuídate.— habló mí papá.

— Tranquilos, voy a estar bien.— reí.

mí mamá me abrazó y me sonrió.

— acordate de lo que te dije.— asentí.— Nos vemos.

se subieron al auto y se fueron.

(...)

— Mujer tan bella, y yo con una botella.— canté.

bajé un poco la música y subí las escaleras.

entré a mí pieza y agarré mí celular, Camila hoy no iba a venir, así que seguramente esté aburrida lo que resta del día.

unas palmas sonaron dando a entender de que están llamando en la puerta.

bajé las escaleras y abrí la puerta.

— hay timbre, ¿sabías?— pregunté y me acerqué al portón.

— Si, pero preferí usar mis manos.— Ignacio puso sus manos en el portón.

— ¿que querías?— Pregunté.

— Vine a buscar mí campera, ¿te acordás?— asentí.

me acerqué al portón y lo abrí, Ignacio entró y caminamos hacia la puerta.

— Está en mí habitación.— subí las escaleras, sabía que Ignacio me estaba siguiendo.

me acerqué a la silla donde se encontraba la campera y la agarré, me di la vuelta quedando cara a cara con Ignacio.

— acá está.— puse la campera contra su pecho.

llevó su mano hacia la campera, poniéndola sobre la mía.

tragué en seco.

— ¿estás nerviosa?— rió, negué.— entonces... no te va a importar si hago ésto.

traté de sacar mí mano , pero Ignacio lo impidió, se acercó más a mí, poniendo sus labios cerca de mí oreja.

— no me tengas miedo, no te voy a hacer nada.— suspiré.— por ahora.— rió ronco, haciendo que se me erice la piel.

dejó la campera en algún lugar de la habitación y me agarró de la cintura.

me miró a la cara y me sonrió.

— te dije que vas a ser mía.— miró mis labios.

—isa, ¿estás acá?— abrieron la puerta.— que mierda.

me separé de Ignacio y miré a Camila.

— se estaba yendo, ¿no?— lo miré.

éste asintió y agarró su campera.

— chau linda.— me sonrió por última vez y salió de la habitación, y de la casa.

— ¿qué hacías con él?— preguntó camila.— Isabella, estabas con el bestia menor, ¿estás loca?— me miró.

— no parece malo, tampoco creo que lo sea.— me encogí de hombros.

— vos te pasas de buena, llegando a boluda.— rió sin gracia.— vas a terminar muerta.— se acercó más a mí.

me senté en la cama y suspiré.

Camila se sentó al lado mío y me abrazó.

— Perdón, no te quise decir eso.— me miró con culpa.

— está bien.— asentí.

mí celular sonó indicando una llamada.

llamada entrante de Ignacio.

∆∆∆

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