❝cheta❞

siete

isabella.

una vez que llegamos, nos bajamos del auto, seguro ya eran las seis de la mañana.

— gracias de vuelta. — dijo ignacio cuando llegamos a la puerta de la casa de camila.

— de nada. — me encogí de hombros.

me di la vuelta e ignacio me agarró de la mano, me pegó mas hacia él y me besó.

— te quiero isa, nunca lo dejé de hacer.— pegó su frente a la mía.

— yo también nacho. — lo abracé.

—¡al fin!—gritó ian desde el balcón.

—¿que haces despierto a ésta hora?— lo miré.

— me hicieron una llamada.—hizo una mueca. — entra a la casa que te cuento.

—¿entras?— miré a ignacio. El asintió.

nos sentamos en el sillón e ian bajó las escaleras.

— llamó tu mamá. — agarró un vaso.

— que buena noticia.— murmuró nacho.

—¿qué te dijo?— pregunté.

— dijo qué está preocupada por vos.

nacho pasó una mano por mi cintura y me atrajo hacia él.

— y que en cuanto llegue para argentina van a hablar.— agregó.

—¿sabes en cuanto tiempo?— miré a ian.

—no.— se encogió de hombros. — mis papás seguramente vengan con ellos.

— si son igual a los papás de isa... te deseo suerte.— habló el morocho.

— son peor.— rió. — me voy a seguir durmiendo, no hagan cosas raras.

ian se levantó del sillón con el vaso en la mano y se fue hacia la habitación.

—¿otra vez nos van a separar? ¿acaso no tenemos derecho a ser felices?— preguntó.

lo miré y me subí arriba de él.

— no, ésta vez no, te lo prometo.— agarré su cara entre mis manos.

dejé un beso sobre sus labios y me sonrió.

(...)

después de dormir como un bebé, nos entrábamos los cuatro, jugando a las cartas.

—¡gané!— exclamó ian.

Ignacio largó un suspiro y tiró las cartas sobre la mesa.

— que mal perdedor.— se burló mi mejor amiga.

mi celular comenzó a sonar y rodé los ojos al ver el remitente.

— hola.— atendí.

— hola hija... —habló mi mamá desde el otro lado.— ¿como estás?

—bien.

— perdón ¿sabes? mañana llegamos con los papás de ian a Argentina, ¿nos podemos ver?

miré a ian y éste alzó sus cejas.

—está bien, pero voy a llevar a alguien.