once

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»Perfumada margarita la del petalo del si,
que a la hora de la cita se deshoja por vivir.«

Isabella.

— isabella.— me di la vuelta y era Ignacio.

— ¿qué?— pregunté.

— cheta trompada le diste.— rió, haciéndome reír a mí también.

— era muy pesado.— me puse en frente de él.

— ¿te llevo a tu casa?— preguntó.

asentí.

— le aviso a Camila.— Nacho me agarró de la mano.

— no.— negó.— dejala que mis amigos la cuidan.— rió.

asentí.

Caminamos hacia su auto y nos subimos.

miré mí celular y no tenía batería, estaba oscureciendo.

Ignacio arrancó el auto y puso sus manos en el volante.

me sentía un poco mareada, pero estaba consciente.

crucé mis piernas haciendo que mí falda de suba un poco.

Nacho aclaró su garganta y acomodó mejor sus manos en el volante.

lo miré disimuladamente, su lengua pasó por su labio inferior y se sentó más derecho.

bajé un poco más mí mirada, y sonreí.

miré por donde íbamos y ya era de noche, estábamos solos por la carretera.

— Para.— toqué su pierna.

Ignacio me miró.

— Para el auto.— hablé y me hizo caso, parando en la orilla de la calle.

desabroché mí cinturón de seguridad y me pasé para su lado, subiéndome encima de él.

— ¿que estás haciendo?— preguntó con dificultad, poniendo sus manos en mí cadera.

desabroché su cinturón de seguridad y acomodé mis manos en su nuca, lo acerqué más a mí, haciendo que nuestros labios rosen.

— Isabella, nos va a ver alguien.— habló.

me encogí de hombros.

— estás en pedo.— miró mis labios.

lo atraje un poco más hacia mí y lo besé, para que se calle.

bajé mis manos hasta su pantalón y lo desabroché.

— ¿estás segura?— preguntó.

— Si.— respondí jadeante.

Ignacio prosiguió a bajarse un poco el pantalón, seguido de su bóxer.

tragué saliva.

me tomó de la cintura e Hizo que nuestras partes rosen, sintiendo su notable erección.

gemí.

besó mis labios y bajó sus manos hacia mí tanga, corriendola hacia un costado.

entró en mí , provocando un gemido de parte de los dos; sus movimientos eran bruscos y placenteros.

besé sus labios y bajé hacia su cuello, succionandolo.

mi abdomen empezó a contraerse y los movimientos de Ignacio empezaron a acelerarse; los dos estábamos a Punto de llegar.

(...)

ignacio estacionó en la vereda de mí casa y paró el auto.

— gracias.— lo miré.

— Gracias a vos.— sonrió.

besé su mejilla y bajé.

— ¿venís?— Pregunté.

asintió e imitó mí acción.

abrí la puerta y lo dejé pasar.

— ¿dónde estabas?— preguntó Camila saliendo de la cocina.— ¿que hace el acá?— miró a Ignacio.

— me trajo él.— la miré.

Camila rodó los ojos.

— éste pobre te trajo.— habló bajo para que Nacho no la escuche, pero si lo llegó a hacer.

— ¿tenés algún problema conmigo? Flaca.— se acercó a ella.

— N-no, no pasa nada.— contestó.

reí.

— yo me voy — agarró sus cosas.— después no digas que yo no te avisé.

salió de mí casa dando un portazo.

— que no te avisó ¿qué?— preguntó.

— Nada.— le sonreí y me acerqué a él, poniendo mis manos en su nuca.

me acercó más a él y me besó.

∆∆

❝cheta❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora