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Jimin se levantó de la cama, y, no muy animado, fue a la cocina para poder desayunar; normalmente no lo haría, pero prefería comer y empezar a prepararse para ir a la Universidad que quedarse en la cama dando vueltas hasta que su confusión y preguntas se esfumaran. El chico cogió un bol de un estante, los cereales del otro y la leche de la nevera para después sentarse en la pequeña mesa situada en la cocina, la cual contenía dos sillas.

Jimin empezó a echar todo el en bol tras quedarse unos minutos mirando a la nada, pensando en cualquier otra cosa menos en el examen que tenía dentro de unos días. Miró a la silla que tenía justo al lado, quedándose inmerso en la superficie de esta como si fuera lo más precioso que hubiera visto y no pudiera quitar sus ojos de esta.

—Despierta ya Yoong-

Se dio cuenta tarde de su error, ya que el tono con el que había alzado la voz podía haber despertado a los vecinos y a todo el edificio, o al menos así lo sentía él, parecía que la soledad lo había hecho tomar más consciencia del silencio, ya que su presencia se había hecho constante durante el tedioso fin de semana.

Jugó con la cuchara, moviéndola por la leche en círculos, sin rumbo ni propósito alguno. Nunca se había sentido tan solo, y eso que pensaba que ya lo estaba. La ausencia de su compañero lo había hecho darse cuenta de cuánto lo necesitaba, de cómo era necesario en su vida. Estampó la cabeza al lado del bol, chocando su frente contra la madera de la mesa.

—Todo esto se arreglará... cálmate, Park Jimin—trataba de animarse, ya que últimamente se estaba derrumbando a la mínima que pasaba algo fuera de lo normal, algo que se saliera de su zona de confort; estaba extremadamente sensible. Le daba miedo salir la mayoría de veces, y las veces que lo hacía iba a sitios que conocía bien y visitaba a menudo, también le daban ataques de ansiedad muy a menudo cuando se encontraba en la Universidad, pero tenía que esconderlo, no quería preocupar a nadie.

Pero, ¿a quién iba a preocupar un chico que estaba a punto de caer al suelo en una Universidad? Todo el mundo tenía sus propios problemas y nadie paraba ni un segundo, y menos por los otros.

Por décima vez de lo que llevaban el mes, Jimin se levantó de la silla, dejando su desayuno intacto encima de la superficie de madera para ir a su habitación y coger su mochila. Pasó por el pasillo hasta la puerta, cogió las llaves y las puso en el bolsillo de su vaquero para después salir por la puerta de aquella solitaria y silenciosa casa.

Tenía un tren que coger, no podía esperar a que un milagro pasara.

×××

—Taehyung—Jimin habló, captando la atención del nombrado. El chico sonrió cuando el castaño reaccionó pestañeando varias veces y sacudiendo su cabeza.

Ah, Jimin, lo siento, yo...—el pelinegro rió.

No lo sientas, eso es buena señal, significa que me he arreglado bien esta mañana—pasó una de sus manos por su pelo, haciendo que subiera y bajara en cuestión de segundos. A Taehyung se le hacía la boca agua de solo verlo.

Sonrió.

Vamos, no hay tiempo—el de mayor estatura cogió su mano y empezó a correr a través del centro de Seúl sin explicación alguna, y Jimin lo siguió moviendo rápido sus piernas mientras su movimiento era acompañado y conectado por la mano del chico delante de él.

Tras un rato corriendo, Jimin paró en seco.

Ni siquiera Taehyung sabía en dónde se encontraban.

¿Jimin? ¿pasa algo?—se giró a mirarlo, y el pelinegro tenía su vista fijada en el cielo.

Taehyung, mira—señaló arriba de él, y Taehyung hizo caso a la petición de aquel pequeño chico. Arriba, en donde Jimin había señalado, se encontraba la luna, una preciosa y enorme luna llena en pleno día de primavera, entre un cielo azul claro, pero completamente plano.

egocentric to you; vminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora