24.

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Hoseok, como de normal, salió de su coche para poder entrar al trabajo. Para su suerte, ningún paparazzi había allí ésta vez, parecía haberlos asustado.

Cogió su maletín y cerró las puertas del coche negro, el cual brillaba gracias a los rayos del sol matutino. El chico pelinegro entró en aquel espacioso lugar que visitaba día tras día, sin descanso, y menos ahora, ya que debía hacer de este caso un caso cerrado y perfecto, sin error alguno. Al pasar la larga pero amplia habitación y llegar al final de ésta, habló con el chico de la recepción.

—Jung Hoseok, caso de Kim Taehyung—dijo, mientras miraba el reloj en su muñeca.

Justo a tiempo.

—Señor Jung, hay una chica esperando por usted en la entrada, parece ser familiar del chico—Hoseok dirigió su mirada hacia la puerta, viendo allí la chica de pelo largo y negro que había visto al entrar... ¿era aquella?

—¿Y bien? ¿por qué debería ir y no entrar al juzgado?

—Ella estaba entrando en una especie de pánico, quería hablar con usted lo antes posible, señor.

Hoseok suspiró, ésto no podía estar pasándole a él... justo tenía que atenderle hoy un novato.

Recorrió de nuevo aquella habitación hasta llegar a la puerta de cristal, la cual abrió.

—Buenos días, soy el abogado y representante de Kim Taehyung, ¿qué necesita?

—¿Es usted Jung Hoseok?

¿Cuándo había dicho su nombre?

—... Sí, así es.

—Necesito hablar con usted...—la chica empezó a buscar algo en su bolso—. Taehyung no puede haber cometido suicidio, él no había planeado su muerte, él no habría cometido algo así. Taehyung odiaba muchas cosas de su madre, incluso de él mismo, pero no puedo creer que haya podido cometer suicidio, simplemente... no encaja.

—Señora, aparte de su representante, también fui su mejor amigo, pude ver sus ataques de depresión constante, y en el día de su muerte me llamó a mí para pronunciar sus últimas palabras. Cuando quise llegar a su casa, ya era demasiado tarde.

—Usted miente, yo nunca le he visto cerca de Kim—Hoseok miró hacia un lado mientras negaba con la cabeza y sonreía ligeramente. Ésto era estúpido.

—Eso es ridículo.

—Alguien tuvo que haberlo matado... y el único sospechoso que me queda es usted.

—¿De qué está hablando?

—De ésto—la chica sacó su teléfono, en el cual se veía una foto de un coche negro... la matrícula era la misma que la del coche de Hoseok—. Confiese.

El pelinegro giró su cabeza, mirando al lujoso coche aparcado a su lado y luego a su reloj. Mordió su labio inferior.

—Señora, debo irme, lo siento—el pelinegro abrió la puerta detrás de él, apresurándose a entrar lo antes posible y correr para subir las escaleras.

—¡No escape de la situación! ¡fue usted, ¿verdad!? ¡Ahora trata de aparentar ser su amigo y abogado cuando eso no es cierto!

Idiota.

×××

Seokjin despertó, viendo que su hermano ya no se encontraba a su lado, lo que le pareció extraño. Decidió levantarse para dirigirse a la cocina para poder hacer el desayuno antes de que Jungkook despertara, ya que suponía que habría despertado en medio de la madrugada y se había ido a dormir a su cama. Pero no, en cuanto Seokjin pasó por la puerta de la cocina, el chico de pelo castaño estaba allí, cocinando en una sartén.

egocentric to you; vminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora